Angela Schanelec — La redención por la música
Tras estrenar 'Música' en el Festival de Berlín del 2023, donde ganó el Oso de Plata al mejor guion, la directora alemana Angela Schanelec presentó la película en la Seminci de Valladolid donde obtuvo dos importantes galardones: mejor dirección y mejor fotografía para Ivan Markovic.
Música se vio en Barcelona dentro de la programación del D’A Film Festival Barcelona. Entonces la directora no pudo venir a España, pero sí lo ha hecho para el estreno del film esta misma semana. Con ella hemos hablado de su particular manera de entender el cine, de la importancia de la música y de sus referencias e influencias. Entrevistar a una persona como Angela Schanelec implica una atención especial a las cosas que no dice tanto como a las que expresa. Su risa es contagiosa y sus silencios tan elocuentes como sus palabras.
Música es una adaptación contemporánea y al mismo tiempo atemporal de la tragedia de Edipo de Sófocles. La directora ha dicho en varias ocasiones que nunca quiso que su personaje, Jon, el moderno Edipo, acabara arrancándose los ojos como lo hace el protagonista de la tragedia. Para sublimar este horrible momento, lo que imaginó fue que Jon descubriera la música.
¿En qué momento surge la idea de incorporar la música?
A.S. Durante el proceso de escritura hubo un momento en el que pensé que las palabras me limitaban, que el lenguaje hablado me limitaba. Sentía el deseo de expresarme de otra manera y fue así como apareció la canción y la música. Fue primero en el proceso de escritura y después en la película.
Jon, el niño abandonado, que años más tarde, sin saberlo, mata a su padre y se enamora de su madre, ¿sublima su dolor cantando? ¿Es esa la manera que encuentra para redimirse?
A.S. Sí, tienes toda la razón, Jon se redime con las canciones y las canciones son un lamento. Pero quiero decir algo muy importante para mí. El film está abierto a tus pensamientos, a tus sentimientos, está abierto para el público. Es algo que pasa entre el que ve la película y lo que sucede en la pantalla. Está pensado para los que la miran, está hecho de manera que el público se encuentre a sí mismo. Esa es la manera cómo yo hago cine. Para mí no es algo intelectual. Cada uno puede pensar lo que quiera después de ver la película. Yo sólo puedo hablar de lo que sucede durante el film.
Música es el relato de una vida trágica: Jon es adolescente, Jon está en la cárcel, Jon se marcha con Iro, Jon tiene una hija y vive en Berlín. Este relato está contado con grandes elipsis que el espectador debe llenar. ¿Por qué escogiste esta manera de narrarlo? (Como complemento a su respuesta, tomo prestada una declaración de Angela Schanelec en una entrevista publicada por su distribuidora).
A.S Cuando estás en el montaje y tienes que decidir entre dos imágenes, lo que hay entre ellas es imposible de llenar. Somos humanos, vemos el film, y la vida, como una experiencia. No era mi tarea mostrar cómo pasa la vida y cómo envejecemos y morimos. Nunca fue una cuestión de maquillaje ver que su pelo se pone gris o tienen arrugas.
“La omisión no significa que algo no haya ocurrido, sólo significa que no se ha visto. Nadie lo cuestiona en el teatro. Por supuesto, se puede decir que la película es lo que se ve en pantalla, pero las imágenes sólo existen porque se decidió hacer algunas omisiones. En realidad, todo el mundo es consciente de ello, y si pensamos en el proceso de montaje, es aún más obvio. La omisión es un prerrequisito de la narración. Todo se deriva de la omisión: los lugares a los que puedo ir, el tiempo que puedo dejar pasar…”.
En este sentido, Música recuerda mucho las adaptaciones de tragedias griegas que han hecho Jean-Marie Straub y Danièle Huillet. ¿Te sientes cercana a ellos, a su manera de entender el cine?
A.S. Straub y Huillet trabajaban con actores no profesionales en las adaptaciones de los clásicos. En cierta manera los reescribían. Siempre rodaban en la naturaleza, no en un teatro. Sí, entiendo muy bien porque has pensado en Straub. Con Straub y Huillet tengo una conexión teórica, tenemos ideas muy similares.
Jon es el joven actor canadiense Aliocha Schneider, Iro es Agathe Bonitzer, hija de Pascal Bonitzer, guionista y crítico de Cahiers du Cinèma. Los dos son rostros que le habrían encantado a Robert Bresson en su dulzura e inexpresividad, dos rasgos de los protagonistas del cine de Bresson. ¿Tuviste presente a Bresson en la manera de retratarlos y de hacerlos actuar?
A.S Los rostros de los actores, y de los no actores, que hemos filmado tienen fisonomías que son importantes para mí, y creo que también eran importantes para Bresson. Cuando veo una película de Bresson, la fisonomía de las caras adquiere una gran importancia. El proceso del casting en mis películas es muy importante. Especialmente Aliocha y Agathe fueron fruto de una larga búsqueda porque los actores que buscaba debían tener unos rostros muy especiales. Mi conexión con Bresson es más lo que siento a través de él, que lo que describe.
Si se conoce un poco tu filmografía hay en Música algunos elementos nuevos, distintos. El estilo sigue siendo el mismo, pero tengo la sensación de que algo está cambiando en tu cine. ¿Piensas realmente que hay un giro en tu trabajo?
A.S Cada film que he hecho es diferente. Entre el último y este han pasado tres años y entre ese y el anterior pasó mucho más tiempo porque me costó mucho levantar el proyecto. Pero de todos modos no es algo que piense. Yo no pienso: “Voy a cambiar, quiero dar un giro”, no. Pienso en la película que quiero hacer, no me pregunto a mí misma si será diferente. Entre el 2010 y el 2015 no hice ninguna película porque me costó mucho tiempo financiarla. Es obvio que tenía que ser diferente de lo que había hecho antes. Pero si hay cambios o no, se ven más desde fuera.
Hay una parte del proceso de una película que normalmente se cuida muy poco y en la que muchas veces los directores no intervienen. Estoy hablando de los carteles de promoción. En el caso de Música, los dos que tienen dibujos son de los más bonitos que he visto. ¿Interviniste en la decisión de que fueran así?
A.S. Sí, tuve mucho que ver. Yo quería un dibujante, envié fotos y propuse imágenes. Para mí, el de la mesa de ping pong es el mejor, pero el beso también me gusta mucho. Me involucré mucho en el proceso y me pareció muy interesante.
Desde Filmtopia hay una pregunta obligada y necesaria que queremos hacerte. ¿Cómo está el cine hecho por mujeres en Alemania?
A.S. Antes que nada, quiero decir que en Alemania no hay un cine interesante. Dicho esto, para mí no tiene ningún sentido separar el cine hecho por hombres o por mujeres. Yo lo que quiero es ver una buena película, una película interesante. Ese criterio no me gusta. A mí me da igual si una película la ha hecho un hombre o una mujer. Tampoco es algo que condicione la elección de la gente con la que colaboro. Me siento feliz de encontrar a gente con la que trabajar y no me preocupa ese tema.