Crítica — La buena letra: La herida que no cicatriza
El tercer largometraje de Celia Rico adapta una novela de Rafael Chirbes ambientada en los años de la posguerra.

La buena letra
Año 2025
País España
Dirección Celia Rico
Guion Celia Rico
Producción
Mod Producciones
Misent Producciones
Arcadia Motion Pictures
RTVE
Movistar Plus+
À Punt Media
Televisió de Catalunya
Reparto
Loreto Mauleón
Enric Auquer
Roger Casamajor
Ana Rujas
Teresa Lozano
Fotografía Sara Gallego
Montaje Andrés Gil
Música Marina Alcantud
Distribución Caramel Films
Duración 110 minutos
Fecha de estreno 30 de abril de 2025
Sinopsis
Ana y su familia tratan de salir adelante en un pueblo valenciano durante la posguerra. Vive junto a su marido, su hija, su suegra y su cuñado Antonio, que regresa tras haber tenido que huir durante la guerra. Cuando Antonio conozca a Isabel, de quien se enamorará, las cosas se complicarán todavía más para la resignada Ana.
La buena letra
Año 2025
País España
Dirección Celia Rico
Guion Celia Rico
Producción
Mod Producciones
Misent Producciones
Arcadia Motion Pictures
RTVE
Movistar Plus+
À Punt Media
Televisió de Catalunya
Reparto
Loreto Mauleón
Enric Auquer
Roger Casamajor
Ana Rujas
Teresa Lozano
Fotografía Sara Gallego
Montaje Andrés Gil
Música Marina Alcantud
Distribución Caramel Films
Duración 110 minutos
Fecha de estreno 30 de abril de 2025
Sinopsis
Ana y su familia tratan de salir adelante en un pueblo valenciano durante la posguerra. Vive junto a su marido, su hija, su suegra y su cuñado Antonio, que regresa tras haber tenido que huir durante la guerra. Cuando Antonio conozca a Isabel, de quien se enamorará, las cosas se complicarán todavía más para la resignada Ana.
Tras la deslumbrante ópera prima Viaje al cuarto de una madre y un más que notable segundo film –Los pequeños amores–, Celia Rico regresa a la dirección con La buena letra, una historia de mayor envergadura y presupuesto. Se trata de una adaptación de una novela de Rafael Chirbes ambientada en la España de la posguerra, que se ha alzado con una mención especial del jurado en el Festival de Málaga. Un film político, sí, pero, al igual que sus dos obras anteriores, con un marcado tono intimista que prioriza el retrato psicológico de sus personajes protagonistas sobre el fresco histórico.
Hay dos conceptos que sobrevuelan el film de Rico durante todo su metraje. El primero es el del silencio, encarnado en el personaje de Ana, mujer abnegada que cocina, cose, lava y ve pasar los días realizando de modo incansable –aunque también con cansancio– las tareas de su precario y empobrecido hogar. Ana, esa mujer silenciosa que nunca protesta, que no ha tenido más remedio que resignarse al destino que le ha tocado en suerte (o, más bien, en desgracia). Esa mujer que, a su vez, representa a toda una generación de mujeres que vieron como la dictadura ganaba la partida e imponía un modelo de mujer sumisa, servicial y dedicada únicamente a sus quehaceres, esos que transcurren por completo en el contexto doméstico.
El segundo concepto es el del sacrificio. Ese sacrificio que realiza Ana y que no sabemos si en realidad merece la pena. Ese sacrificio que realizaron todas las personas que perdieron la guerra –tanto las que guardaron silencio como las que se atrevieron a hablar– y que tiene sus orígenes en la educación católica que durante años les fue inculcada.