Crítica — Súper Sara: Retrato íntimo y pop de la más grande
Desde el estreno de Veneno (2020), miniserie basada en su libro '¡Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno', la periodista y documentalista Valeria Vegas se ha dedicado a reivindicar a iconos semiolvidados (Susana Estrada, Nadiuska) de la cultura popular española y a referentes de la historia LGBTIQ+ de nuestro país ('Vestidas de azul', 'Manolita', 'la Chen de Arcos'). Ahora le toca el turno a Maria Antonia Abad, nombre real de Sara Montiel, una de las estrellas más importantes de la historia del cine español e icono pop y mediático inolvidable.
María Adell Carmona 12 de junio 2025

Súper Sara
Año 2025
País España
Dirección y guion Valeria Vegas
Producción Lavinia Audiovisual
Reparto
Bibiana Fernández
Loles León
Alaska
José Bono
Boris Izaguirre
Jedet
Montaje Ángela Mata
Distribución Max
Duración 3 episodios, de 48 minutos
Fecha de estreno 13 de junio de 2025
Sinopsis
La historia de la mujer que lo hizo todo antes que tú. Sara Montiel conquistó Hollywood, se casó cuatro veces, habló de sexo, adoptó a sus hijos y se convirtió en la actriz española mejor pagada.
Súper Sara
Año 2025
País España
Dirección y guion Valeria Vegas
Producción Lavinia Audiovisual
Reparto
Bibiana Fernández
Loles León
Alaska
José Bono
Boris Izaguirre
Jedet
Montaje Ángela Mata
Distribución Max
Duración 3 episodios, de 48 minutos
Fecha de estreno 13 de junio de 2025
Sinopsis
La historia de la mujer que lo hizo todo antes que tú. Sara Montiel conquistó Hollywood, se casó cuatro veces, habló de sexo, adoptó a sus hijos y se convirtió en la actriz española mejor pagada.
En su excelente, y pionero, Suspiros de España (1993), en el que reivindicaba, cuando nadie lo hacía, la copla, el cine folklórico y, sobre todo, a sus artistas, Terenci Moix dedicaba uno de sus capítulos a Sara Montiel. Moix emitía una afirmación contundente, que era, además, incuestionable: en plena dictadura franquista, y en contra de la moral nacionalcatólica, Montiel había llevado “el erotismo al cine español” con su naturaleza “desafiante, pródiga en escotes que provocaban la intervención de los censores en el rodaje, y también primeros planos de besos de boca que eran de paladar”. Quien haya visto El último cuplé (Juan de Orduña, 1957), el film que la catapultó al estrellato nacional e internacional, puede intuir a lo que se refiere Moix: desde su primera aparición sobre el escenario del Molino barcelonés, enfundada en un vestido rojo con abundante escote, Sara Montiel encarnaba un estrellato femenino distinto, un cuerpo-espectáculo con una autoconciencia erótica y performativa difícil de encontrar en otras actrices españolas del momento, y que estaba forjado en industrias cinematográficas internacionales (la mejicana y Hollywood) mucho más consolidadas y avanzadas.
Súper Sara, la miniserie documental dirigida y escrita por Valeria Vegas, aborda la figura de Sara Montiel con una devoción evidente, una voluntad reivindicativa y una especial atención a su naturaleza de icono popular y celebridad mediática, más que a las características que hicieron de ella una estrella cinematográfica de alcance global. La serie encierra, por tanto, una contradicción difícil de resolver. Muchos de los testimonios que aparecen comentan lo importante que fue su carrera como actriz, y lo pionera que fue en su periplo internacional en dos de las industrias cinematográficas más poderosas del mundo; sin embargo, ni Vegas ni su equipo parecen tener mucho interés en profundizar en esta faceta profesional, ni en el análisis de las cualidades particulares que la convirtieron en una estrella rutilante: de los tres episodios, sólo el primero habla de su carrera cinematográfica (es lógico, por otro lado, ya que se retiró del cine en 1974), y el material de archivo, abundante en el caso de sus apariciones televisivas posteriores, es muy escaso en relación con las películas que protagonizó. Llama especialmente la atención la ausencia absoluta de imágenes de su fértil y vital paso por el cine mejicano, donde fue la estrella absoluta de películas tan relevantes, y a reivindicar, como Piel canela (Juan José Ortega, 1953) o Cárcel de mujeres (Miguel M. Delgado, 1951). Aunque también es frustrante una cuestión que tiene que ver con la decisión de Vegas de convertir la serie en una reivindicación celebratoria y festiva (y tal vez algo superficial) de Montiel como icono pop: la imposibilidad de incluir fragmentos de más de pocos segundos de algunas de sus películas, en los que se pueda intuir alguna de las características idiosincráticas de su performance o de su peculiar forma de cantar, que la convirtieron, justamente, en el icono que fue.