Ana Endara Mislov y Paulina García — El refugio del jardín

La documentalista panameña Ana Endara Mislov dirige su primera ficción, Querido trópico, historia de una amistad y complicidad entre Mercedes, una mujer adinerada y fuerte que lucha con una incipiente demencia, y Ana María, su cuidadora colombiana, una mujer que arrastra una herida. Un film que habla sobre los cuidados, la protección y el cariño entre dos personas que encuentran, la una en la otra, un vínculo emocional.

El cine latinoamericano está dando muestras de una gran vitalidad. Y dentro de ese panorama, el cine dirigido por mujeres gana terreno año tras año. Pero lo más interesante del fenómeno es la incorporación de cinematografías marginales o inexistentes hasta hace poco tiempo: Costa Rica, Panamá, Puerto Rico, Paraguay. Es el caso de la panameña Ana Endara Mislov. Conocida por sus documentales Curundú, Reinas y La felicidad del sonido, Mislov debuta en la ficción con Querido trópico, en la que cuenta con la colaboración de la actriz chilena Paulina García, la inolvidable Gloria de Sebastián Lelio. 

La primera pregunta es casi obligada: ¿Qué pasa con el cine en Panamá?

AEM: Me pones en un sitio complicado, porque me siento como representante única, y no lo soy. En Panamá hay un cine que está naciendo, muy arropado por una ley de cine que ya tiene casi diez años. Es un impulso constante que permite que se hagan por lo menos tres ficciones al año. Y ahí vamos, aprendiendo sobre la marcha. Es un cine con muchas mujeres a la cabeza. Y una parte importante de eso es el Festival de Cine de Panamá, que está liderado por mujeres. El festival ha sido un espaldarazo impresionante.

En Latinoamérica hay muchas mujeres haciendo cine, produciendo cine. ¿Por qué creéis que pasa esto?

PG: Me gustaría decirte que sí, que hay muchas creadoras. Pero creo que todavía hay un déficit en número y en oportunidades. Y digo creadoras no por las actrices, porque actrices hay muchísimas. En cambio creo que las creadoras, tanto guionistas como directoras y montadoras, son muchas menos. Son menos visibles y tienen menos oportunidades. Cuando aparecemos las mujeres, aparece algo muy particular, muy singular. Sobre todo en Latinoamérica, donde eso lo hace tremendamente atractivo, con historias pequeñas y muy modernas como esta que estamos contando sobre el tema de los cuidados y la vulnerabilidad con la que se puede vivir la vida.