ENTREVISTAS

Tsitsi Dangarembga — Entre la literatura y el cine

Escritora, directora y productora, la zimbabuense se ha convertido en todo un ejemplo para las nuevas generaciones de directoras africanas.

Marla Jacarilla

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Con motivo de su estancia en el programa de residencias del CCCB, entrevistamos a la escritora y cineasta zimbabuense Tsitsi Dangarembga, autora de la trilogía de libros conformada por Nervous Conditions, The Book of Not y This Mournable Body; y directora de films como Everyone’s Child (1996) o I Want a Wedding Dress (2011).  Dangarembga, además, es la fundadora del International Images Film Festival para mujeres (IIFF) que tiene lugar en Harare (Zimbabue) y de la productora Nyerai Films.

Tsitsi Dangarembga es la tercera participante del programa de residencias internacionales del CCCB. Este proyecto es posible gracias a la colaboración de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y al apoyo y financiación de la Fundació Privada Mir-Puig.

Tu acercamiento al cine desde la literatura

Sí, empecé escribiendo libros, novelas y también obras de teatro. Cuando empecé a escribir novelas y quise tomarme en serio mi carrera de escritora, me resultó difícil publicar mis obras. Esto fue hace mucho tiempo, en la década de 1980, y la literatura escrita por mujeres africanas no era muy conocida ni recibía el apoyo que recibe hoy en día. Así que me di cuenta de que tenía que cambiar y hacer otra cosa que me permitiera contar historias. Si no podía hacerlo escribiendo, entonces necesitaba otro medio.

Influencias pasadas y presentes

Creo que mis influencias han seguido siendo las mismas. En general, la literatura de África, que cuando yo era joven escribían sobre todo hombres. Gente como Chinua Achebe, Ngügï wa Thiong’o, Wole Soyinka, y la gente de esa generación. Pero un poco más tarde empecé a leer también a mujeres afroamericanas, lo que fue muy importante para darme cuenta de que se podía escribir desde el punto de vista de la experiencia femenina. Y esto ha permanecido más o menos igual hasta ahora para mi literatura.

Sobre la escritura del guion de «Neria»

Sí, lo de «Neria» fue divertido. «Neria» fue una historia presentada a los productores de Media For Development Trust (MFD)por alguien a quien yo conocía bien en la industria, Godwin Mawuru, que ya ha fallecido. Se dieron cuenta de que necesitaban a alguien que fuera bueno contando historias para que les ayudara a escribir el guion, así es como vinieron a buscarme.

Yo acababa de publicar mi primera novela y me estaba yendo bastante bien, así que pensaron que sería una buena persona para esa historia, que también tiene que ver con las experiencias de las mujeres.

La idea para «Everyone’s Child»

«Everyone’s child» fue realizada por la misma productora que produjo «Neria». Se pusieron en contacto conmigo y me dijeron que tenían dinero para una película sobre los huérfanos cuyos padres habían muerto de VIH/SIDA, y me preguntaron si quería participar en el proyecto. Creo que ya habían intentado escribir con otras personas y no había funcionado, así que yo no era realmente la primera opción, pero al final acudieron a mí, y cuando me incorporé funcionó.

El papel de la música en «Mother’s Day»

Sí, «Kare kare zvako», cuyo título en inglés es «Mother’s Day», está basada en un cuento popular zimbabuense. Y aunque es de Zimbabue, es un cuento popular que tiene diferentes variaciones en la región del sur de África. Así que buscaba contenido que viajara más allá del país local, porque el cine tiene que viajar si quiere ser sostenible.

Me puse a pensar qué tipo de material local puede ser entendido fácilmente por personas que no pertenecen a esa cultura, y me di cuenta de que los cuentos populares son un lenguaje muy universal. La gente puede entender los cuentos populares sin importar de dónde venga. Por eso recurro a los cuentos populares. Cuando contamos cuentos populares en Zimbabue, en mi cultura, siempre se canta, y eso me hizo pensar inmediatamente en la música, lo que fue una ventaja porque la música es algo bueno para la película. Por supuesto, una vez que tienes música también puedes tener danza, y esto me permitió usar algunas danzas locales y ponerlas también en la pantalla.

¿Puede el cine cambiar y mejorar la sociedad?

Creo que la narración de historias tiene un impacto en la gente, y como el cine es contar historias visualmente, puede tener un impacto en la gente. Como es visual, el impacto es muy fuerte. Sin embargo, depende de cómo se utilice el cine para contar historias que tengan un impacto positivo en la gente.

Los temas sociales que se ven en muchas de las películas en las que he participado –has mencionado «Everyone’s Child», «Neria» y ahora «I Want a Wedding Dress»– están todas financiadas por donantes y la industria de los donantes se basa en una determinada visión del Sur global como un lugar de problemas, un lugar de necesidades, un lugar que hay que arreglar. Por eso, cuando los donantes destinan dinero al cine, lo destinan a cuestiones que ellos «creen que hay que solucionar».

Personalmente, no creo que estas películas consigan el objetivo que se proponen, quizá la primera o las dos primeras. Pero después se convierte en una cuestión de gente que siempre se ve a sí misma habitando problemas, y nadie quiere verse continuamente habitando problemas.

Y si lo haces, no fomentas la confianza en ti misma, sino que te sientes más bien desesperanzada, si todo el tiempo te están diciendo que vienes de una sociedad desesperanzada, que tienes tantos problemas y que todo lo que puedes hacer en la vida es intentar resolver esos problemas que nunca se resuelven.

¿Qué es lo que más te gusta de hacer películas?

Me gusta la parte social de hacer películas. Escribir prosa es para mí un ejercicio muy solitario, así que paso mucho tiempo sola cuando escribo prosa. Para mí es algo muy social, me gusta salir con otras personas. Me gusta mucho trabajar con otras personas, el trabajo en equipo, también me gusta sacar lo mejor de la interpretación.

Disfruto mucho cuando siento que he ayudado a un actor a dar un paso adelante en su interpretación, entonces el actor está contento y todo el mundo está contento, porque por fin ha funcionado.

¿Y qué es lo que menos te gusta?

Creo que… Bueno, sé que no me gusta la fase de desarrollo, porque es muy difícil obtener recursos para la producción en el continente africano. Ahora bien, algunas zonas del continente africano tienen industrias que son realmente sostenibles, por ejemplo Nollywood (Nigeria), Tanzania también tiene una industria en lengua kiswahili que ha sido sostenible, otros países del este de África también están empezando.

Pero hay otros países que no tienen esas industrias, y yo procedo de uno de ellos, Zimbabue. Y por eso es casi imposible conseguir el dinero para la producción. Así que eso significa que para mí la fase de escritura, a menos que me hayan encargado algo, pero cuando se trata de mis propios proyectos he de dedicar mucho tiempo a la fase de escritura.

Ser la primera mujer zimbabuense en dirigir un largometraje

No significa nada en absoluto, porque verás que algunas personas afirman haber sido zimbabuenses, personas que tienen una gran movilidad, vienen a Zimbabue y deciden hacer algunas películas, luego vuelven a su país de origen con una carrera… Eso ha empezado en Zimbabue. Así que, para mí, eso no significa nada.

Lo que tiene sentido para mí es que estoy en un lugar en el que puedo ser un ejemplo para otras mujeres que pueden pensar que es posible. Eso es muy importante.

Y además, como he tenido la oportunidad de hacer algunas cosas, entre ellas una buena formación cinematográfica en Berlín, siento que estoy en condiciones de ayudar a otras mujeres a adquirir conocimientos. Así que esas son las cosas importantes para mí.

¿Pensaste en tus libros como una trilogía desde el principio?

No, no tenía ni idea de que escribiría una trilogía cuando empecé a escribir «Condiciones nerviosas». Sin embargo, cuando terminé de escribirlo, incluso yo me di cuenta de que no estaba terminado, no estaba completo, era como una pausa, sentarse a respirar y descansar.

Y entonces mi editor me dijo «¿puedes escribir una secuela?». Por aquel entonces, ya había ido a la escuela de cine, así que ya no escribía, el éxito de «Condiciones nerviosas» llegó un poco tarde, y había dejado de escribir para ir a la escuela de cine, así que me llevó un poco de tiempo… bueno, bastante tiempo, escribir la secuela, que es «The Book of Not” y una vez que la secuela estuvo ahí, era obvio que tenía que tener tres partes, y tenía que concluir realmente la historia de la protagonista, Tambudzai. Así que es algo que se fue desarrollando.

¿Es tu obra autobiográfica?

Todo mi trabajo, todo lo que hago es autobiográfico, No puedo usar material que no haya experimentado de alguna manera. Incluso si es una experiencia que he observado en otra persona, tiene que resonar en mí. No escribo desde el punto de vista de la curiosidad, escribo desde el punto de vista de querer presentar una experiencia.

Así que tengo que conocer íntimamente a los personajes y el tema, para poder presentarlos con autenticidad, como alguien de una parte del mundo a la que viene gente que no sabe nada de nuestras culturas para contarnos nuestras historias, y nosotros tenemos que ver esto, soy muy sensible con lo de representar a la gente de un modo que no haga justicia a su humanidad.

Nuestra relación con las imágenes

Eso es muy interesante. Creo que las imágenes se han convertido más en una mercancía que en algo que transmita experiencias. Ahora consumimos, nos hemos vuelto adictos a las pantallas, y necesitamos ver una cierta cantidad de imágenes para sentirnos normales, pero esto no significa que estemos comprometidos con estas imágenes de una manera experiencial profunda. Por eso creo que la mercantilización de la imagen es desafortunada, porque nos priva de otra forma de experimentar el ser humano en profundidad.

Es diferente con los libros, porque con ellos tienes que hacer el trabajo de leer por ti mismo, mientras que las imágenes simplemente se te presentan.

Sobre el cine africano

No sé si lo hará (llegar a otros países), eso dependerá de cómo se desarrolle la  industria, y dependerá también de la voluntad política. No creo que haya mucha voluntad política en el continente para desarrollar industrias, en primer lugar nacionales, que luego puedan identificarse como una industria continental.

No creo que eso ocurra, porque el cine es muy poderoso y además, da poder a los creadores. Si la industria tiene éxito, habrá mucha gente rica en el continente que no estará controlada por el gobierno, porque ese éxito estará en los mercados de todo el mundo, lo que supone una amenaza directa para el poder, y no sólo para el poder africano, sino para todo el status quo de la estructura económica mundial actual. Así que no creo que vayamos a tener una voluntad política que provoque inversión.  Se oye hablar de ello en lugares como la Unión Africana, pero llevan décadas hablando de ello, ya sabes, desde el siglo pasado, así que si se lo tomaran en serio algo veríamos sobre el terreno.

Lo que sí creo es que algunos países se están tomando en serio la economía creativa, y esto incluye el cine, y veremos más películas de esos países. Pero no creo que esto se generalice en todos los países africanos. Por ejemplo, Kenia está haciendo un trabajo interesante, Botsuana está invirtiendo en su economía creativa, incluido el cine, Nigeria está diversificando su contenido de Nollywood… así que esos son algunos de ellos.

Y, por supuesto, los países francófonos tienen dinero francés, por lo que también han estado produciendo.

El International Images Film Festival para mujeres

Sí, fundé el International Images Film Festival para mujeres (IIFF) en Harare, Zimbabue, en 2003, porque me di cuenta de que, en primer lugar, era muy difícil obtener el dinero para desarrollar películas. Y en segundo lugar la industria zimbabuense era muy rudimentaria, y las mujeres estaban casi completamente excluidas a menos que estuvieran delante de la cámara. Así que me di cuenta de que necesitaba una plataforma que pudiera usar para desarrollar el cine de mujeres, y así es como surgió el festival.

Tu trabajo como productora con Nyerai Films

Sí, fundé Nyerai Films antes de fundar el International Images Film Festival para mujeres, e iba a ser una productora de películas africanas. Pero enseguida me encontré con el problema de la financiación. Uno de los problemas es que, por supuesto, la financiación del cine es un esfuerzo multinacional, pero siempre necesitas dinero de tu país de origen para ponerlo sobre la mesa, antes de poder empezar a hablar. Ahora no hay dinero disponible para la producción en Zimbabue para alguien como yo.

La gente que tiene contactos políticos puede hacer películas y eso está bien, pero algunas personas que no tienen contactos políticos no pueden encontrar dinero en Zimbabue, así que eso lo hace muy difícil. Cuando me di cuenta de que tenía ese problema, vi que tenía que hacer mi trabajo de otra manera, y por eso creé la productora.

Tu consejo a las jóvenes directoras africanas

Aprende tu oficio. Esto es lo fundamental. Hoy en día parece muy fácil porque basta con coger un teléfono móvil, hacer fotos y decir: «Oh, he juntado esas fotos, tengo una película». Pero una sucesión de fotos juntas no es una película. Una película tiene que transmitir algo, tiene que tener un principio, un nudo y un desenlace. Y tiene que tener alma, que es lo que habla a los demás.

Tienes que aprender cómo hacerlo. Y gran parte del trabajo es saber dónde encajas en este proceso de producción. Si no eres escritora, acéptalo. Trabaja con otra guionista que pueda desarrollar una buena historia que luego puedas rodar bien. Para mí, el cine es un trabajo en equipo, e insto a la gente, a las mujeres jóvenes, a que comprendan que se hace un mejor trabajo si se trabaja en equipo con gente en la que se confía. Y construir tus equipos también forma parte del trabajo.

Tus proyectos en curso

Sí, tengo varios proyectos en marcha. El trabajo con el festival y la formación de mujeres es diferente del trabajo que hago yo misma, así que tengo una lista de 3 o 4 películas que he estado desarrollando, y este año me estoy tomando el tiempo para sentarme y hacerlas. Así que espero poder empezar a producirlas pronto.

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