Festival de San Sebastián — La mitad del festival

El certamen, reivindicativo y combativo, se inauguró con la entrega del Premio Donostia a Esther García, que lo recibió de manos de los hermanos Almodóvar, ambos conscientes de cuánto le deben a esta extraordinaria productora. Al día siguiente fue Juliette Binoche la que entró en la conversación con su arriesgada apuesta por un film que es teatro y danza, en el que ella se entrega plenamente. Y, para cerrar este primer fin de semana, llegó la tormenta Angelina Jolie. Tormenta en todos los sentidos: su llegada coincidió con una de las mayores lluvias vistas en el festival, lo que no impidió que sus fans se volcaran, mientras ella se mostrara absolutamente cercana. Tormenta mediática también, en una multitudinaria rueda de prensa en la que se mostró generosa en sus respuestas.

Pero un festival son, sobre todo, sus películas, y hay que reconocer que este año la oferta de cine dirigido por mujeres es tan amplia que resulta imposible abarcarlo todo. Esto tiene un lado muy positivo —por fin se empieza a salir del gueto— y un lado negativo: hay que escoger, y a veces se acierta y otras no. Esa es, al fin y al cabo, la gracia de un festival.

De lo visto hasta ahora, se puede decir que ha habido confirmaciones, decepciones, sorpresas, y descubrimientos. La transversalidad de la presencia de directoras es muy grande, sin distinción entre secciones. En todas hemos encontrado películas que merecen ser señaladas.