Germaine Dulac — La exposición ‘Je n’ai plus rien’ profundiza en sus vertientes menos conocidas

En Mi último suspiro, sus memorias, Luis Buñuel recuerda lo nervioso que estaba el día del estreno mundial de Un perro andaluz (1929) en París. «Me había puesto unas piedras en el bolsillo, para tirárselas al público si la película era un fracaso. Tiempo atrás, los surrealistas habían abucheado La coquille et le clergyman, película de Germaine Dulac (con guion de Antonin Artaud), que, a mí, no obstante, me gustaba». El director aragonés evocaba así una anécdota sobre una directora clave del cine francés de entreguerras que terminó siendo más conocida por ese episodio que por su obra. Durante demasiado tiempo, Germaine Dulac fue, sobre todo, la directora a la que el grupo surrealista había increpado por atreverse a hacer un filme que podía situarse en sus mismas coordenadas estéticas. Una cineasta que había que rescatar de ese desprecio de raíz patriarcal.

Pero Germaine Dulac es mucho más que la directora menospreciada por el grupo surrealista, como demuestra la exposición Je n’ai plus rien en el Museu Tàpies, inaugurada el pasado 16 de octubre y que puede visitarse hasta el 22 de febrero de 2026. La muestra, comisariada por Imma Prieto, directora del museo, e Imma Merino, crítica de cine y docente de la Universidad de Girona, quiere poner el acento en algunos de los aspectos menos conocidos de Charlotte Elisabeth Germaine Saisset-Schneider (1882-1942), nombre real de esta pionera del cine, pero también teórica, crítica y feminista militante.