Mi prima Maria Schneider — Mucho más que una escena
El libro empieza con una frase: “He tenido una vida bonita”. Es de Maria Schneider, y sorprende que, en el momento en que la muerte estaba ya muy cerca, la actriz más maltratada del cine francés recordara su vida con esa frase. Pero cuando lees el texto escrito por Vanessa Schneider, su prima, te das cuenta de que su vida no fue bonita, ni nada parecido, pero ella sí lo fue. Quizás la frase debería ser “he sido una persona bonita”.
Nuria Vidal 26 de junio 2025
Maria Schneider tenía 58 años cuando murió, consumida por el cáncer después de años de cigarrillos y drogas. Hacía tiempo que estaba limpia, limpia de adicciones, limpia de su conciencia, reconciliada. Seguramente gracias a A., la que fue su compañera durante muchos años. Pero también gracias a Vanessa, su prima, una niña que nació cuando ella tenía 17 años, un juguete para la joven rebelde que nunca fue aceptada por su madre y que conoció a su padre, el actor Daniel Gelin, cuando ya era adulta.
Toda la vida de Vanessa, hija de un hermano de la madre de Maria, estuvo marcada por esta prima tan distinta a todo y a todos y todas. Porque este libro, narrado en primera persona y en tiempo presente, no es en absoluto una biografía de la intérprete de El último tango en París. Es un relato en paralelo, acronológico y discontinuo, sobre la presencia de Maria en la vida de Vanessa.
De sus pequeños textos, breves, escritos en forma de viñetas —de los momentos en que se cruzan sus vidas y de los momentos en los que Maria vive otra vida lejos de la que vive la niña Vanessa—, se desprende no sólo la historia de una mujer a la que una película destrozó siendo adolescente, sino también la historia de una niña hija del 68, con lo que eso significa. Y se desprende, además, una historia de Francia desde 1972 cuando se rodó El último tango, hasta más allá del 2011, cuando murió Maria.
