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Tesoros escondidos — Meek’s Cutoff: Viaje a ninguna parte

Una caravana de pioneros, un guía con traje de napa y un indio cautivo transitan los códigos del western en ‘Meek’s Cutoff’ en su viaje por tierras de Oregón. Kelly Reichardt toma las riendas del género en una película donde el Oeste americano se mira al espejo y en su reverso.

Elisabet Cabeza

Meek's cutoff

Meek’s Cutoff

Año 2010

País EEUU

Dirección Kelly Reichardt

Guion Jon Raymond

Producción Evenstar Films
Filmscience
Harmony/Primitive Nerd

Reparto Michelle Williams
Bruce Greenwood
Rod Rondeaux
Paul Dano
Will Patton
Zoe Kazan

Fotografía Christopher Blauvelt

Diseño de producción David Doernberg

Música Jeff Grace

Montaje Kelly Reichardt

Disponible Alquiler en Prime Video

Duración 104 mins

Fecha de estreno Festival de Venecia 2010

Género Western

Sinopsis

Estados Unidos, 1845. Tres familias de migrantes se dirigen a un fértil valle de Oregón. Viajan con todas sus posesiones y la esperanza de una vida mejor. Su guía es Stephen Meek, un bocazas que les ha convencido para separarse del grueso de la caravana y seguir un atajo. La seguridad de Meek contrasta con la clara evidencia de que se han perdido, y de que el agua y los abastecimientos escasean de manera alarmante. En el camino se cruzan con un nativo americano al que capturan. Tras una encendida discusión sobre si ejecutarle o no, acuerdan tomarlo prisionero para que les guíe. Emily, una de las mujeres de la caravana, es quién más interactúa con él e incluso llega a apuntar con un rifle a Meek cuando este amenaza con matar al indio.

Meek’s Cutoff

Año 2010

País EEUU

Dirección Kelly Reichardt

Guion Jon Raymond

Producción Evenstar Films
Filmscience
Harmony/Primitive Nerd

Reparto Michelle Williams
Bruce Greenwood
Rod Rondeaux
Paul Dano
Will Patton
Zoe Kazan

Fotografía Christopher Blauvelt

Diseño de producción David Doernberg

Música Jeff Grace

Montaje Kelly Reichardt

Disponible Alquiler en Prime Video

Duración 104 mins

Fecha de estreno Festival de Venecia 2010

Género Western

Sinopsis

Estados Unidos, 1845. Tres familias de migrantes se dirigen a un fértil valle de Oregón. Viajan con todas sus posesiones y la esperanza de una vida mejor. Su guía es Stephen Meek, un bocazas que les ha convencido para separarse del grueso de la caravana y seguir un atajo. La seguridad de Meek contrasta con la clara evidencia de que se han perdido, y de que el agua y los abastecimientos escasean de manera alarmante. En el camino se cruzan con un nativo americano al que capturan. Tras una encendida discusión sobre si ejecutarle o no, acuerdan tomarlo prisionero para que les guíe. Emily, una de las mujeres de la caravana, es quién más interactúa con él e incluso llega a apuntar con un rifle a Meek cuando este amenaza con matar al indio.

Mi reencuentro con Meek’s Cutoff vino de la mano de un libro de Joan Didion y de la excusa de volver al western, uno de los géneros cinematográficos que más me apasionan. Para entendernos: no me hice de rogar.

En De dónde soy, el relato de sus orígenes familiares, Didion cuenta que conservaba una tela bordada que una antepasada suya hizo camino de Oregón a mediados del siglo XIX. “Da la impresión de que esas mujeres de mi familia eran pragmáticas y fríamente radicales en sus instintos más profundos, dadas a cortar por lo sano con todo el mundo y con todo lo que conocían”, dice la escritora americana. “Sabían disparar y manejar el ganado, y cuando a sus criaturas se les quedaron pequeños los zapatos aprendieron de los indios a hacer mocasines”.

Había visto Meek’s Cutoff en 2010, cubriendo el Festival de Venecia, e inevitablemente pensé de nuevo en ella al ser invitada a escribir sobre un Tesoro Escondido. Es una película que quizá tiene poco de oculta al tratarse de una producción norteamericana, pero que sigue siendo una joya merecedora de ser redescubierta.

Reichardt se inspiró en hechos reales: el viaje de unas 200 familias que, en su camino a Oregon en el verano de 1845, decidieron confiar en un guía llamado Stephen Meek, que les aseguró ser conocedor de un atajo. El supuesto atajo resultó en 400 millas extra de viaje y la muerte de 23 personas.

En la película de Reichardt no son 200 familias, sino 3. Meek’s Cutoff no es una producción con derroche de medios, extras ni estampidas épicas. Aquí lo único que es a gran escala e imponente es el paisaje. El resto lo ocupan las pequeñas cosas: el chirriar de las ruedas de las carretas, el crujido de la tierra seca y las no tan pequeñas miserias personales de un transitar sin rumbo y extremadamente lento. Reichardt deja que el tempo lo marque el traqueteo de las carretas tiradas por los bueyes. El viejo Oeste rara vez ha aparecido tan inhóspito, tan bello y  noches tan oscuras, gracias a la fotografía de Christopher Blauvelt. Ni sus pioneros tan perdidos.

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