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Crítica — Mi mamá Jayne: En busca de la madre tras el icono sexual Jayne Mansfield

Mariska Hargitay tenía tres años cuando su madre, Jayne Mansfield, murió trágicamente en un accidente de coche, a los 34 años. La película sigue a Mariska en su búsqueda por conocer, comprender y aceptar a su madre por primera vez.

Eulàlia Iglesias

Mi mamá Jayne (My Mom Jayne)

Año 2025

País Estados Unidos

Dirección Mariska Hargitay

Producción Mariska Hargitay
Trish Adlesic

Reparto Mariska Hargitay
Mickey Hargitay Jr.
Ellen Hargitay
Mickey Hargitay
Zoltan Hargitay

Fotografía Tony Hardmon

Montaje JD Marlow

Música Max Avery Lichtenstein

Distribución HBO

Duración 100 minutos

Fecha de estreno 28 de junio de 2025

Sinopsis

Mariska Hargitay tenía tres años cuando su madre, Jayne Mansfield, murió trágicamente en un accidente de coche, a los 34 años. La película sigue a Mariska en su búsqueda por conocer, comprender y aceptar a su madre por primera vez.

Mi mamá Jayne (My Mom Jayne)

Año 2025

País Estados Unidos

Dirección Mariska Hargitay

Producción Mariska Hargitay
Trish Adlesic

Reparto Mariska Hargitay
Mickey Hargitay Jr.
Ellen Hargitay
Mickey Hargitay
Zoltan Hargitay

Fotografía Tony Hardmon

Montaje JD Marlow

Música Max Avery Lichtenstein

Distribución HBO

Duración 100 minutos

Fecha de estreno 28 de junio de 2025

Sinopsis

Mariska Hargitay tenía tres años cuando su madre, Jayne Mansfield, murió trágicamente en un accidente de coche, a los 34 años. La película sigue a Mariska en su búsqueda por conocer, comprender y aceptar a su madre por primera vez.

En On eres quan hi eres?, vista en la pasada edición del D’A Film Festival Barcelona, Jana Montllor emprende, a través del documental, la búsqueda de la figura del padre perdido tras el Ovidi icono, músico y actor. Mi mamá Jayne se plantea, salvando las distancias, desde una perspectiva similar. Popular sobre todo como la Olivia Benson de la serie Ley y orden: unidad de víctimas especiales, Mariska Hargitay logró sacar adelante su carrera como actriz sin que la mayoría de la gente supiera que era la hija de Jayne Mansfield (1933-1967). El hecho de que su madre muriera en un accidente de coche cuando ella apenas tenía tres años, y la incomodidad que le producía su imagen como icono sexual de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, propiciaron que Mariska se alejase de su figura. Hasta que, poco a poco, empieza a reconciliarse con ella. Sobre todo, cuando empieza a recibir correos de fans que ponen de manifiesto que, detrás de la estrella, se escondía una persona normal y corriente apreciada por sus admiradores y admiradoras. Como Montllor, Hargitay convierte el cine en el territorio de investigación y reconciliación familiar con la Jayne Mansfield madre, más allá del estereotipo de rubia tonta y bomba sexual que ha impregnado el imaginario cinéfilo.

En un momento del filme, Mariska recuerda cómo su padre Mickey Hargitay le aconsejó que no leyera ninguna biografía sobre Jayne, para que la imagen pública de la estrella no acabara ocupando el vacío dejado por la falta de recuerdos de la madre. Así, la directora lleva a cabo un proceso de recuperación de la biografía de Jayne Mansfield oculta tras la persona pública. Esta es la parte más potente de Mi mamá Jayne. La recapitulación de cómo Mansfield se construyó a sí misma como una imagen que poco tenía que ver con su personalidad. La película rescata entrevistas y material de archivo diverso que demuestran esta distancia. Por ejemplo, las declaraciones de la propia Mansfield explicando cómo se preparó un soliloquio para una audición para el papel de Juana de Arco, y cómo el responsable de casting de la Fox le comentó que no sacaba provecho de sus «talentos evidentes» y le aconsejó llevar vestidos más ceñidos. Es el primer paso para que Mansfield adapte su imagen y su carrera a lo que ve que se espera de ella: ser una rubia de sexualidad aún más exuberante que la de Marilyn Monroe, la sensación de la época. Los hermanos y la hermana de Mariska recuerdan que lo que más les incomodaba de la imagen pública de su madre era el cambio de voz. En la puesta en escena de su personaje, Mansfield impostaba un timbre agudo e infantil, similar al de la protagonista de Con faldas y a lo loco. Porque a Hollywood no le interesaba la Jayne que tocaba con talento el violín y el piano, hablaba cinco lenguas y quería convertirse en actriz dramática. Y así Jayne Mansfield se convirtió en la «rubia tonta más inteligente de Broadway», tal y como la bautizó la revista Life en la portada que le dedicó en 1956. El filme recuerda cómo incluso Groucho Marx, que había trabajado con ella en Una rubia de cuidado, el filme de Frank Tashlin que la da a conocer, la interpela seriamente, en su show Tell It to Groucho, sobre el hecho de que esconda su personalidad brillante tras la fachada de rubia ingenua.

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