Espacios liminales: artistas en los cines, cineastas en los museos
Hasta el 8 de agosto se puede visitar en la galería House of Chappaz de Barcelona la segunda parte de la exposición Articulaciones del deseo, en la que casi medio centenar de artistas reflexionan sobre los límites del deseo fuera del espacio hegemónico, sobre cómo el lenguaje configura el pensamiento y sobre cómo el afecto desarrolla su propio lenguaje. Entre las obras expuestas hay algunas de mujeres artistas que cruzan su camino con el cine. Eso nos ha dado pie a pensar en un texto que hable de esta relación. Publicamos esta semana una primera aproximación histórica, y la semana que viene trataremos sobre las artistas/cineastas de esta interesante exposición.
Marla Jacarilla 3 de julio 2025

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha sentido una obsesión enfermiza por categorizar todo, por poner etiquetas y colocar las cosas en su departamento específico. Y el cine, por supuesto, no ha permanecido ajeno a este empeño en la clasificación exhaustiva. Catalogamos las películas según la envergadura del proyecto (producciones amateurs, producciones independientes, producciones de presupuesto medio, superproducciones, hipermegaproducciones…), según el género (comedia, drama, terror, thriller, musical…) o según su nacionalidad. Como cualquier otro medio, el cine tiene sus propios códigos más o menos codificados, más o menos exclusivos. Tiene sus fases: guion, storyboard, casting, ensayos, rodaje, montaje, diseño sonoro, etalonaje…. Tiene también sus propios contextos: las salas de cine, los festivales (de clase A, especializados, no competitivos…), las plataformas VOD… Tiene, en definitiva, un cuidado y complejo ecosistema alrededor compuesto de innumerables piezas, empezando por las escuelas de cine y acabando en las espectadoras que ven la película en una sala o coleccionan Blu-ray incluso a pesar de saber que se trata de una práctica en peligro de extinción.
Teniendo este ecosistema como punto de partida, es cuestión de tiempo que empiecen a aparecer las mutaciones. Mutaciones, claro está, en el buen sentido de la palabra. Piezas del puzle que desafían el contexto, que no acaban de encajar en la estructura dada, pero que, a pesar de ello, son capaces de encontrar su lugar. Y lo encuentran, claro, a base de modificar las estructuras predeterminadas, convirtiéndolas así en algo más flexible y poroso; en algo que se transforma lenta, pero constantemente.
A lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, muchas han sido las mujeres que, proviniendo del campo de las artes visuales, han expandido su obra y se han acercado progresivamente al cine, ya sea quedándose en los márgenes de la industria o realizando películas dentro del sistema de Hollywood. El trabajo de muchas de ellas se ha podido ver en museos, galerías y centros de arte, pero también en festivales de cine, salas de estreno o filmotecas. Y es que uno de sus mayores méritos es, precisamente, su innegable capacidad para disolver fronteras, generando así una interesante reflexión sobre los contextos, los públicos y también, por qué no decirlo, sobre las condiciones de producción.