Océanos de ira: La mirada feminista en el ‘slasher’
El estreno del ‘remake’ de ‘Sé lo que hicistéis el último verano’, dirigido por Jennifer Kaytin Robinson, presenta la oportunidad de hacer una revisión del slasher como género tradicionalmente dominado por la mirada masculina y su subversión por parte de cineastas mujeres a lo largo de distintas décadas.
Daniela Urzola 17 de julio 2025

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Si hay un género atravesado desde la raíz por la mirada masculina, es el terror. De madres terribles a víctimas o entidades monstruosas, la mujer en el terror ha sido presa de estereotipos y clichés durante décadas. Por esto mismo, en la actualidad, cada vez más realizadoras se proponen dar la vuelta al género desde una perspectiva feminista, buscando nuevas formas de narrar y subvertir el male gaze. Ejemplos notables de ello son Coralie Fargeat, Julia Ducournau o Jennifer Kent, cuyas obras han recibido grandes elogios como reformulaciones de subgéneros tradicionalmente dominados por voces patriarcales como el body horror, el rape and revenge o el terror psicológico. Pero hay un subgénero que ha tenido un desarrollo particular a la luz de la creación femenina: el slasher. Esto se debe, en parte, a que en sus inicios este fue considerado “menor”; una división que, si bien en años se ha querido poner en duda, también se ha reforzado con la popularización del “terror elevado” y su supuesto monopolio como espacio para reflexionar sobre temas complejos como la maternidad o el trauma. Quizás por lo anterior, en comparación con otros subgéneros, la presencia de la mujer en el slasher sigue siendo minoritaria. Pero esto no significa que no estén (ni hayan estado en el pasado): simplemente hay que hacer el ejercicio de mirar más de cerca y más allá. Con esto en mente, nos proponemos trazar una breve genealogía feminista del slasher, recorriendo tres momentos que, no por casualidad, se desarrollan en paralelo a las distintas olas del movimiento feminista. Todo apuntando a una reflexión sobre el lugar que ha ocupado la mujer en el subgénero y cómo este ha ido cambiando a la luz de la creación femenina y de la inclusión de miradas diversas desde la interseccionalidad.
La segunda ola: “El terror abyecto es de género femenino”
Estas palabras las dice Carol J. Clover en el texto ”Her Body, Himself: Gender in the Slasher Film”, publicado inicialmente en 1987 e incorporado años después como primer capítulo de su seminal libro Men, Women, and Chain Saws: Gender in the Modern Horror Film (1992). En este, la autora cuestiona la mencionada jerarquía entre subgéneros y pone el foco en el slasher, cuya estructura narrativa define como la de un “asesino psicópata que acuchilla hasta la muerte a una serie de víctimas, en su mayoría mujeres, una a una, hasta que es sometido o asesinado, normalmente por una chica que ha sobrevivido”. Teniendo en cuenta el origen del slasher en relación con la tradición anglosajona [1] y los valores conservadores de la era Reagan, Clover argumenta que este tipo de películas representan la ansiedad y el miedo masculinos ante la agencia femenina y que, por esta misma razón, despliegan gran violencia sobre la mujer-víctima. Sin embargo, un análisis desde el presente permite observar las tensiones y contradicciones en un subgénero que perpetúa roles y estereotipos de género desde la mirada masculina y, al mismo tiempo, apunta de muchas maneras a una deconstrucción de los mismos.