REPORTAJES

Un recorrido por datos y obras que interrogan la continuidad y la expansión de las cineastas españolas.

Mariana Freijomil

La virgen roja

Introducción: Cambios tras un año de Filmtopia

Hace un año del arranque de Filmtopia. Cada semana nos asomamos a la cartelera, donde observamos una constante presencia de títulos dirigidos por mujeres. Desde que iniciamos nuestra andadura, hemos publicado más de 200 críticas de películas y series dirigidas por realizadoras, tanto del ámbito internacional como nacional. Esto implica entre tres o cuatro películas a la semana, aunque los estrenos generales han superado esta cifra. El aumento de la participación de las cineastas es un hecho constatable, aunque muchas no dejamos de preguntarnos si esto es sólo una tendencia que ha encontrado un nicho de mercado rentable, o el inicio de una práctica que se consolidará más allá de la desgastada etiqueta de “cine hecho por mujeres”.

Según los últimos datos disponibles del estudio Estadística de Cinematografía: Producción, Exhibición, Distribución y Fomento del Ministerio de Cultura, en 2023 se produjeron 375 largometrajes en el Estado español y tan solo 90 fueron dirigidos exclusivamente por mujeres. Aunque la cifra suena poco prometedora y no habla de estrenos, si la comparamos con los dos años anteriores, el incremento es notable entre 2021 y 2022, donde pasamos de 45 a 74 largometrajes, respectivamente.

El CIMA y la ICAA: dos miradas, un mismo techo de cristal

Este contraste entre nuestra experiencia en la redacción y las cifras globales nos lleva a explorar los datos publicados por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), con el objetivo de sondear tendencias más allá de las imágenes que analizamos constantemente. Para quienes temen que este sea un artículo frío y numérico, advertimos: aquí los datos y porcentajes estarán acompañados de reflexiones sobre películas representativas de las tendencias descritas en los informes de estas instituciones. En paralelo, mantendremos un tono accesible para facilitar que cada lector y lectora acceda a la información y saque sus propias conclusiones.

El ICAA y la CIMA manejan los datos del sector desde perspectivas complementarias, que evalúan los avances en la representación femenina. El ICAA, como organismo estatal, centra su análisis en los proyectos beneficiarios de ayudas públicas, ofreciendo una visión del impacto de las políticas estatales en las subvenciones generales y selectivas. Este enfoque permite medir el cumplimiento de objetivos gubernamentales en igualdad y diversidad, pero excluye producciones autofinanciadas o aquellas que no solicitan subvenciones. Por otro lado, la CIMA aborda el panorama completo del sector cinematográfico, incluyendo tanto producciones subvencionadas como comerciales, a través de las candidaturas a los Goya que registra la Academia de Cine. Este enfoque más inclusivo permite visibilizar brechas no abordadas por el ICAA, pero depende de fuentes menos sistemáticas, ya que sólo incluye  las películas que se postulan como candidatas y el desglose de sus fichas técnicas. Para este análisis, hemos accedido a los informes publicados entre 2021 y 2023, ya que los correspondientes a 2024 aún no han sido divulgados. A pesar de que los datos ofrecen información sesgada, al cruzarlos podemos elaborar un análisis que matiza la percepción general respecto a la presencia de las cineastas en los estrenos semanales y, sobre todo, interrogar su futuro.

En los últimos tres años, los informes del ICAA y la CIMA han reflejado un incremento significativo en la presencia de mujeres cineastas en el sector audiovisual español, aunque con diferencias según el área de trabajo, el género cinematográfico y el tipo de financiación recibida. Según los datos de la CIMA, las mujeres representaban el 21% de los cargos de dirección en 2021, cifra que aumentó al 24% en 2022 y al 29% en 2023. Si observamos las postulaciones a los Goya, en 2021 se inscribieron 38 directoras frente a 147 directores, mientras que en 2023 la cifra ascendió a 67 directoras frente a 161 directores. Este crecimiento paulatino se explica en gran medida por el aumento de la presencia femenina en el ámbito documental, donde en 2023 las mujeres alcanzaron un 39% de representación, frente al 27% registrado en la ficción.

Los Goya: un espejo de avances y sombras

Los datos de las inscripciones en los últimos Goya reflejan cómo las tendencias observadas en los informes de los últimos tres años se trasladaron a las candidaturas, aunque con matices. En la categoría de mejor dirección, 29 mujeres se inscribieron frente a 107 hombres, lo que resultó en la nominación de dos directoras: Arantxa Echevarría y Paula Ortiz, con La virgen roja, ambas con una trayectoria consolidada. Sin embargo, el premio fue para Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez por Segundo premio, mientras que La infiltrada obtuvo el galardón a mejor película. Para obtener estos datos, realizamos un conteo manual a partir de las candidaturas oficiales de la Academia de Cine, ya que los informes de la CIMA y el ICAA aún no han publicado un desglose detallado sobre la participación femenina en esta edición.

Si observamos otras categorías, la presencia femenina fue más notable en el apartado de mejor película documental, donde fueron nominadas cuatro directoras —Laura García Andreu, Blanca Torres, Paula Palacios y Almudena Carracedo (en codirección con Robert Bahar)— frente a un único director, C. Tangana, que finalmente se alzó con el premio. Este dato es significativo si consideramos que, de las 77 películas inscritas originalmente en este apartado, sólo 21 tenían a una mujer en la dirección.

En la categoría de mejor dirección novel, dos mujeres lograron la nominación entre las cinco candidaturas: Sandra Romero por Por donde pasa el silencio y Paz Vega por Rita. No obstante, en la fase de inscripciones previas se había registrado una mayor paridad, con 30 mujeres postulantes frente a 40 hombres, lo que indica que el filtro final sigue afectando en mayor medida a las directoras.

Si bien las nominaciones apuntan a una progresiva consolidación de la presencia femenina en las categorías más relevantes y al reconocimiento del cine documental dirigido por mujeres, los datos también reflejan que la proporción de mujeres en la categoría de mejor dirección ha descendido respecto a 2023, cuando se registraron 36 aspirantes entre 131 postulaciones. Este retroceso se produce incluso en un año en el que el número total de películas inscritas ha aumentado, lo que confirma que el porcentaje de mujeres postulantes ha disminuido. Además, la representación femenina sigue estando más presente en el ámbito documental, un género que, pese a su importancia artística y social, sigue siendo percibido como menos comercial y con menor acceso a grandes presupuestos. Esto plantea un desafío para las directoras que buscan transitar hacia proyectos de mayor visibilidad y ambición industrial.

Las nominaciones a los Goya pueden considerarse un indicador de progreso, pero también evidencian la persistencia de las brechas en la industria. Este panorama no es aislado, sino parte de una evolución más amplia en la industria cinematográfica, donde las mujeres han ganado presencia, pero continúan enfrentándose a desigualdades estructurales. En su informe de 2023, la CIMA dedica un apartado a la representatividad de las mujeres tras la cámara en largometrajes de ficción. En él se señala la perpetuación de la segregación laboral horizontal y vertical: la presencia de mujeres disminuye a medida que exploramos niveles más altos de poder (dirección, entre ellos, con 36 directoras frente a 95 directores) y se mantienen sobrerrepresentadas en los cargos de diseño de vestuario, dirección artística, y maquillaje y peluquería, los apartados técnico-estéticos. El mayor grado de paridad se encuentra en el apartado de dirección de producción, que pertenece al ámbito organizativo. A pesar del aumento de representatividad de las directoras en los premios Goya desde 2021, hay que considerar que el galardón no se centra tanto en el documental, sino en la ficción, donde se mantiene la segregación.

Las ayudas públicas: un trampolín con límites

En paralelo, el aumento de las mujeres en dirección no ha significado necesariamente un incremento proporcional en su acceso a las ayudas públicas: los informes del ICAA no ofrecen un desglose detallado por género, pero podemos partir de la hipótesis de que encontramos mayor presencia de directoras en el apartado de las ayudas selectivas, dado que priorizan proyectos de relevancia cultural, documental o social, frente a las generales, dirigidas a aquellos con mayor viabilidad comercial.

Esta tendencia coincide con lo señalado por los informes de la CIMA, que muestran cómo las cineastas encuentran más oportunidades en espacios con menor rentabilidad económica y un mayor enfoque en la autoría o en temáticas sociales y culturales. Si partimos de esta idea, identificamos un crecimiento exponencial en las ayudas selectivas del ICAA: en 2021 beneficiaron a 47 proyectos, mientras que en 2023 alcanzaron los 81, casi duplicando su número en sólo tres años. En cambio, las ayudas generales han experimentado un crecimiento gradual, con un número de proyectos muy similar en los últimos tres años, pasando de 45 a 51 proyectos.

Estos datos sugieren un claro apoyo a producciones de cineastas que inician su andadura, pero también apuntan a la dificultad de acceder a proyectos de alto presupuesto. Esta dinámica se confirma en el capítulo “Mujeres y economía en el sector cinematográfico del largometraje” del informe de la CIMA de 2023, donde se emplean datos proporcionados por el ICAA y se señala que en 2023 los títulos dirigidos por mujeres representaron un 37% en las ayudas generales y un 44% en las selectivas. El informe resalta una brecha económica en las subvenciones y confirma que las ayudas selectivas han sido históricamente el principal trampolín para directoras debutantes. Los datos también señalan las barreras a las que se enfrentan tanto las directoras noveles como las que aspiran a la consolidación.

Esto plantea un interrogante sobre los mecanismos que permitirían a estas directoras dar el salto a la ficción o acceder a proyectos con mayor presupuesto que mantengan su identidad autoral y logren un alcance comercial más amplio.

2022: el año de la visibilidad

En el citado informe de la CIMA, 2022 destaca como el mejor año con un 42% de representatividad en las ayudas generales y un 49% en las ayudas selectivas. Sin duda fue un año importante para la visibilidad de las mujeres en la industria y nos proporciona ejemplos de directoras que dieron pasos firmes que apuntalan sus carreras.

Títulos como Alcarràs de Carla Simón, Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa, Cerdita de Carlota Pereda o El agua de Elena López Riera evidenciaron la diversidad y profundidad de las narrativas propuestas por mujeres cineastas, obteniendo reconocimiento en festivales nacionales e internacionales. Todas lo lograron desde la ficción, aunque con matices particulares. Alcarràs, por ejemplo, tiene un estilo naturalista y un enfoque en una comunidad agraria catalana que resuena con los valores culturales y sociales que priorizan las subvenciones selectivas del ICAA para la producción de largometrajes. Tanto Cinco lobitos como El agua se beneficiaron de este tipo de ayudas. Cerdita fue la única que logró una subvención dentro de las ayudas generales, lo cual supuso que obtuviera mayor presupuesto que el resto. Cabe destacar que Carla Simón era la única que contaba con un largometraje previo, Estiu 1993 (2017), y que el resto de las realizadoras citadas tenían varios cortometrajes. Son películas que ejemplifican cómo las directoras en su segundo largometraje o tras una amplia trayectoria en el cortometraje han podido encontrar oportunidades para hacer ficción.

Sin embargo, estos casos no reflejan la norma. La mayoría de las directoras siguen dependiendo de ayudas públicas y festivales. Tanto los datos como los ejemplos que hemos dado inciden en cuestiones clave en torno a la evolución del sector y a la financiación que garantice una continuidad a las directoras en la industria española.

Un horizonte por venir: más allá del nicho, la industria 

Las plataformas digitales y la televisión son campos donde la presencia de proyectos liderados por mujeres ha aumentado. En 2023, el 27% de los largometrajes estrenados en plataformas digitales estuvieron dirigidos por mujeres frente al 44% de los estrenados en las televisiones generalistas, que se sitúan dentro de la equidad. Este respaldo ha permitido a las directoras explorar géneros más comerciales, pero también elaborar proyectos arriesgados. La trayectoria de Alauda Ruiz de Azúa tras Cinco lobitos es un buen ejemplo: después de una comedia romántica como Eres tú (2023), producida para Netflix, en 2024 nos dejó un proyecto tan comprometido como la serie Querer, para la plataforma Movistar Plus+.

Los logros alcanzados por las mujeres cineastas en los últimos años no deben ser subestimados, pero tampoco podemos ignorar las barreras que aún persisten. Las brechas estructurales siguen limitando el acceso a proyectos de alto impacto y dificultando el tránsito de muchas realizadoras hacia la consolidación en la ficción. Mientras que el documental y las plataformas digitales han servido de refugio y trampolín para muchas directoras, el cine español todavía tiene una deuda con sus creadoras. Como bien señaló Carlota Pereda al estrenar Cerdita: «Yo soy de una generación en la que no nos hacían ni caso, pero ni caso, y de repente nos hacen caso y somos las mismas mujeres con el mismo talento”. Es una verdad incómoda: no se trata de falta de talento, sino de oportunidades.

Los datos reflejan tanto la voluntad de consolidarse en la industria como la necesidad de conquistar espacios de poder. Porque las cineastas siempre estuvieron y están ahí, pero ahora no sólo esperan ocupar un lugar de igual a igual, sino que toman este lugar. El cine español tiene ante sí el reto de demostrar que esto no es una ola pasajera, sino el inicio de un cambio estructural real. Un cambio que ha llegado para quedarse.

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