Sandrine Bonnaire — La inteligencia de una actriz y directora
“El mejor instrumento de trabajo para una actriz es la vida”.
Sandrine Bonnaire tenía 15 años cuando se dio a conocer de la mano de Maurice Pialat en A nuestros amores, pero fue Agnès Varda la que la lanzó a la fama con la Mona de Sin techo ni ley en 1984. Luego vinieron Chabrol, Doillon, Techiné, Sautet, una larga lista de directores que recorre cuarenta años de cine y de vida. El deseo de denunciar la injusticia y el abandono de la administración pública respecto al problema del autismo la llevó a dirigir Mi nombre es Sabine, un documental muy personal centrado en la figura de su hermana Sabine. Una de sus últimas interpretaciones ha sido en Dance First, de James Marsh, en la que encarna a Suzanne, la mujer del dramaturgo Samuel Beckett. El film se estrenó en el Festival de San Sebastián donde pudimos hablar con ella.