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Sumiko Haneda — Observar la naturaleza, reflejar el mundo

Entre los meses de octubre de 2024 y enero de 2025, se podrá ver una selección de diez de los trabajos más representativos de la directora de cine Sumiko Haneda, considerada una de las grandes documentalistas japonesas, en un ciclo organizado desde la Japan Foundation en colaboración con la Filmoteca de Catalunya, la Filmoteca de Galicia, el Círculo de Bellas Artes de Madrid y la Filmoteca de València. Bajo el título Ampliar los afectos, el ciclo comenzó en la Filmoteca de Catalunya el pasado 9 de octubre y más tarde se podrá ver en A Coruña, Madrid y Valencia.

Marta Armengou

Tokiwa

Nacida en 1926 en Dalian, en la entonces Manchuria, durante la ocupación japonesa de China, Sumiko Haneda empezó a trabajar en la prestigiosa editorial japonesa Iwanami Shoten fundada en el año 1913. En la década de 1950, la editorial decidió que también quería producir cine, así nacieron los Estudios Iwanami y con ellos una nueva forma de hacer documentales, concretamente documentales institucionales, educativos y científicos. Hasta entonces, los documentalistas usaban técnicas más propias de la ficción, pero con la llegada de las cámaras Arriflex y sus poderosas lentes de teleobjetivo, pudieron rodar desde la distancia, sin que la cámara se sintiera como una amenaza, lo que les dio mayor libertad para filmar de una forma más natural y captar la vida cotidiana de la gente sin ninguna puesta en escena.

La obra de Sumiko Haneda puede inscribirse en este marco. Ella fue una de las pocas mujeres cineastas que consiguió hacerse un hueco en un mundo de hombres durante la posguerra. Pasó de trabajar editando libros, a escribir guiones, poco después comenzó  como ayudante de dirección de Susumo Hani, uno de los jóvenes cineastas del estudio y, por último, debutó como directora en 1957 con Una escuela femenina en el pueblo, encargo del Ministerio de Educación con el objetivo de reemplazar la imagen tradicional anterior por la de «madres democráticas» a través de la filmación de las nuevas escuelas para mujeres.

Sumiko Haneda trabajó en Iwanami Productions hasta mediados de los años 70  cuando empezó a producir sus propias películas. Una de las más importantes fue El cerezo de flores grises, precioso documental observacional sobre un cerezo milenario que descubrió en la primavera de 1969, al pie de la montaña de Mino y que retrató durante años, convirtiendo este árbol-santuario en un oratorio y una meditación sobre los ciclos vitales de la pequeña aldea de Neomura.

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