Caroline Vignal — El deseo de ser deseada
“Yo quiero hacer un cine que llegue a todo el mundo, al gran público, pero diciendo cosas que no son muy conformistas”.
Hace cuatro años, en el 2020, se estrenó una película francesa con un título muy poco atractivo, Vacaciones contigo… y tu mujer (se puede ver en Filmin). Era una comedia rohmeriana en la que la directora Caroline Vignal trabajaba con una actriz estupenda, Laure Calamy. Cuatro años después, Vignal estrena Iris y repite con Calamy en un papel que es un auténtico regalo. Iris es una comedia con una protagonista muy especial. Iris está casada, tiene un buen marido y dos hijas, y su trabajo de dentista no puede ir mejor. Pero Iris se da cuenta de que cuando aún no ha cumplido 50 años su vida parece acabada. Y un día decide dar un paso: una cita por Tinder. Lo que descubre Iris en sus citas con distintos hombres es lo que cuenta esta comedia ligera que trata de cosas serias: del deseo femenino, de las relaciones en una pareja que se quiere pero ha perdido la ilusión, de la importancia de decir «Sí». Hay una frase de Federico García Lorca que dice: “No hay nada más grande que el deseo”, el deseo de ser y de sentir es lo que despierta a Iris de su letargo. De todo esto hablamos con Caroline Vignal cuando estuvo en Barcelona presentando la película.
Iris empieza con una secuencia muy poco habitual. Es una sesión de masajes donde un osteópata trabaja sobre el cuerpo de una mujer, Iris (Laure Calamy). ¿Por qué decides empezar con esa escena?
CV Es una escena que me permitía ver el cuerpo de la protagonista desde el primer momento, sin ningún erotismo, por lo menos al principio de la secuencia. De hecho, hay una especie de lucha cuerpo a cuerpo con el osteópata que hace su trabajo. No hay nada erótico. Pero la proximidad física, la manera cómo está filmada, el sonido… todo hace que pienses en una escena sexual. En determinado momento, algo en ella se desbloquea, se despierta. Yo quería que fuera una escena divertida y, al mismo tiempo, contar algo sobre el personaje de una manera rápida y muy eficaz.
Iris está apagada, cansada, aburrida. Cuando alguien le sugiere que entre en Tinder, no sabe muy bien qué hacer. De hecho su primera cita es un poco catastrófica.
CV El primer encuentro con Alphonse (Sylvain Katan) es una escena de gran incomodidad. No es una escena de seducción, es una escena de malestar, de debilidad total. Si nunca has tenido una cita de este tipo, no es fácil entenderlo. Es una situación muy particular. Te encuentras en un café frente a alguien que no conoces de nada, sabiendo los dos para qué estáis ahí. Es algo completamente anormal. Es una situación que no tiene nada que ver con lo que vivimos en la vida cotidiana. Esa es la primera vez que Iris vive eso y eso era lo que yo quería contar, esta especie de torpeza, de no saber qué hacer, no saber cómo hablar, de qué hablar. Es evidente que Alphonse es un hombre muy necesitado y al mismo tiempo muy torpe. A ella no le gusta. No hay nada erótico, pero justo al final de esta secuencia, él la abraza al despedirse y a continuación viene la escena del metro donde ella se ríe imaginando a los hombres mientras los mira. Esa sonrisa es la prueba de que, incluso aunque todo haya sido un poco catastrófico, la cita le ha servido para darse cuenta de que tiene mucho encanto, se descubre a sí misma, porque hace mucho tiempo que nadie le dice que es atractiva. Eso le permite lanzarse a ver qué pasa. La primera cita le ha hecho bien, por eso, cuando vuelve a ver a Alphonse en el consultorio, le da las gracias.
El momento más interesante de la película, diría que la escena central, es la conversación durante la cena que Iris tiene con su marido, sus amigos y su hija mayor. Es una conversación muy importante y un tanto conflictiva. Porque Iris intenta que su hija mayor aprenda a decir SÍ, en lugar de decir NO.
CV Creo que hay muchas mujeres a las que se les han enseñado a decir No. Crecemos aprendiendo a protegernos, a no ponernos en situaciones que pueden ser peligrosas, a decir No. Hay un libro de Virginie Despentes que se ha convertido en un manifiesto muy combativo, se llama Teoría King Kong. Virginie va mucho más lejos, afirma que hay que vivir con el riesgo de la violación. Para ella es la única manera de no vivir con miedo, de no permanecer encerradas: me protejo, me protejo, me protejo, para no arriesgarme. Iris vive un momento en el que siente eso, necesita no tener miedo y pasar por la vida sin protegerse. Esta secuencia de la cena ha sido muy polémica en Francia por el momento que vivimos. Yo estoy completamente de acuerdo con el movimiento MeToo, pero tenemos que aprender a decir SÍ en la vida tanto como a decir NO. Es una decisión que pertenece a cada uno. La hija es suficientemente mayor para decirle: “Puedes pensar lo que quieras, pero creo que debes aprender a decir SÍ”. En todo caso, ella tiene ganas de decir que SÍ.
Lo más sorprendente es que ella quiere a su marido Stéphane (Vincent Elbaz), pero no quiere renunciar a su deseo. Hace años, ese comportamiento en el cine se castigaría, sería un melodrama. Pero ahora creo que esto se puede entender mucho mejor.
CV Eres optimista, el film también es optimista, pero es un poco una utopía. Tuve un debate en Francia, después de una proyección, con un hombre bastante joven, tendría 25 años. Me dijo: “Si el teléfono del marido no vibrara también, sería muy duro para él”. No lo creo. El hecho de que los dos teléfonos vibren en ese momento, significa que la vida sigue, que no hay un final feliz y ya está. Para mí el personaje del marido es muy importante. Todo depende de la confianza que tiene en ella. Stéphane no es un hombre fragilizado por su mujer. Tiene la capacidad de ver que Iris está en un momento de cambio, sabe que seguramente le está engañando, pero se dice a sí mismo: “Que haga su camino, ya volverá”. ¡Como han hecho las mujeres durante generaciones! Las mujeres dejaban a sus maridos irse con quien quisieran con una paciencia resignada, sabiendo que al final volverían a casa. Eso es lo que pasa con el marido en la película, aunque pienso que la vida no es tan sencilla como eso. No estoy segura de que las cosas hayan evolucionado tanto. Siempre ha habido gente con historias de amantes tolerados, que han vivido así y lo han aceptado. Pero es verdad que en el cine no se veía a mujeres no castigadas por este comportamiento. El cine va un poco atrasado respecto a la vida. Es algo que me sorprende continuamente porque veo a mi alrededor situaciones mucho más imaginativas que lo que veo en el cine. El cine es muy conformista en muchos casos. Creo que se pueden hacer cosas mucho menos conformistas en el cine de autor, en el cine radical. Yo quiero hacer un cine que llegue a todo el mundo, al gran público, pero diciendo cosas que no son muy conformistas. Tengo vocación de público. No sé cómo se va a recibir la película en España, pero en Francia no ha funcionado. Me he dado cuenta de que, probablemente, no le guste a la gente ver una mujer así. Es incómoda, molesta un poco, aunque sea una comedia y sea un personaje muy agradable y feliz.
En las andanzas de esta Iris que recorre París hay un eco de Rohmer, un aroma de El amor después del mediodía.
CV Es divertido que digas eso porque Rohmer es un poco mi modelo, mi maestro. Pero en esta película yo no pensaba tanto en Rohmer como en Buñuel. Pensé mucho en Belle de jour y también en El hombre que amaba a las mujeres, de Truffaut. Y en las películas de Billy Wider y Blake Edwards. Es ese cine el que me ha guiado. Mi film anterior Antoinette dans les Cavennes (Vacaciones contigo… y tu mujer) sí que era muy rohmeriano. Si te acuerdas de El amor después del mediodía, es la historia de un hombre que nunca llega a hacer nada, sólo mira a las mujeres, imagina. Iris, sí hace.
Hay otras referencias muy claras en la película, concretamente en el número musical que nos remite a Jacques Demy, al musical americano.
CV Quería que fuera un homenaje a las grandes comedias musicales americanas. Hace tiempo escribí una comedia musical que nunca llegué a hacer porque no encontré un productor que la quisiera producir. Pero es un género que adoro y por eso me hice esta especie de regalo. También era un regalo para Laure que disfrutó como una loca haciendo esta secuencia. Hay mucha música en la película. Trabajé con Benjamin Esdraffo, un músico que normalmente colabora con Serge Bozon, es muy nouvelle vague, de hecho, tengo la impresión de que no ha escuchado nada de la música posterior a 1964. Era perfecto para esta película que yo quería que tuviera un aire muy años sesenta.
Hay una pregunta que no puedo evitar hacerte, ¿por qué Iris es dentista, una profesión tan poco glamourosa?
CV Me costó mucho encontrar una profesión para el personaje. Quería una profesión en la que hiciera alguna cosa, nunca me imaginé que Iris pudiera trabajar en una oficina, aunque en realidad no tengo ni idea de qué hace la gente en una oficina. Como dentista se prestaba a muchas situaciones divertidas. Pasé una mañana en la consulta de un dentista observando a los pacientes. Es muy raro ver a alguien en una silla de dentista. Cuando eres tú la que estás, no te das cuenta, pero es muy raro ver a alguien que se ofrece indefenso al dentista, con la boca abierta y el cuerpo inerte. El paciente escucha todo lo que se habla y oye los ruidos sin poder intervenir, era divertido ver cómo reaccionaba a la vibración del teléfono y a las conversaciones con su ayudante, Nuria. Y además, los pacientes no pueden hablar, son como nosotros los espectadores, que tampoco podemos intervenir.
Cuando conocemos a Iris, es una mujer sin edad, gris. Poco a poco, va cambiando su vestuario, su peinado, pero sobre todo, va cambiando su rostro. Hay un trabajo muy grande de Laure Calamy.
CV Sí, hay un trabajo de la actriz. Todos teníamos claro que ella tenía que ser cada vez más hermosa, más joven. Al principio está encerrada en sí misma. Recuerdo hablar con la responsable del vestuario para que se la viera como una mujer mucho mayor de lo que es. Pongamos que tiene 45 o 48 años, pero ella se ve como una mujer mayor, sin edad. Su forma de vestir y de ser es como si estuviera más allá de la sexualidad, como si hubiera dejado de lado el sexo. Poco a poco se rejuvenece. Ese trabajo es obra de Laure. Yo no podía decirle tienes que ser más bella. Es algo mágico que consigue ella sola.