Chantal Akerman — El cine más libre del siglo XX
Chantal Akerman no es sólo una de las figuras fundamentales del movimiento feminista mundial. También es, y eso la hace todavía más interesante, un nombre imprescindible para entender el cine más libre del siglo XX.
Chantal Akerman nació en Bruselas el 1950 en el seno de una familia judía de origen polaco. La adolescente de ojos claros y sonrisa triste convivió toda su vida con el dolor y la angustia de su madre, superviviente del campo de exterminio de Auschwitz, donde murieron sus abuelos.
A los 15 años, decidió que quería hacer cine después de ver Pierrot el loco de Godard. Ingresó en una escuela, pero un año después la abandonó convencida de que allí no le enseñarían nada. Con 18 años rodó su primer corto, Saute ma ville, un ejercicio de pura libertad protagonizado por ella misma.
En 1971 se fue a vivir a Nueva York donde descubrió a Jonas Mekas, Michael Snow y Andy Warhol, cineastas de quienes aprendió que en el cine no hay reglas ni límites. El resultado de esta experiencia se concreta en Hotel Monterrey, un film experimental donde empieza a definir su estilo de cine de observación entre el documental y la ficción.
Volvió a Bélgica en 1974 y realizó Je, tu, il, elle, donde ella misma asumió el papel de una chica que primero está sola, después vive con un hombre y, finalmente, acaba encontrando una mujer a quien amar. Poco después, con tan solo 25 años, dirigió la que se puede considerar su gran película, Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080, Bruxelles.
Protagonizada por Delphine Seyrig, es el retrato de tres días de la vida de una joven viuda de costumbres rutinarias, madre de un niño que, cada tarde, recibe en casa clientes para prostituirse. Lo más sorprendente de esta propuesta no es sólo la elección de un estilo hiperrealista de planos largos y silencios pronunciados, sino su larga duración de más de tres horas. Presentada en Cannes, la película fue considerada una obra maestra por la crítica y convirtió a Chantal Akerman en una figura de referencia del cine europeo.
Después de Jeanne Dielman, Akerman necesitaba hacer una película más sencilla. Así nació News From Home, un film personal hecho con las cartas que su madre le escribía mientras vivía en Nueva York. Su siguiente trabajo, Los encuentros de Ana, del 1978, tiene como protagonista a una directora de cine que bien podría ser ella misma, aunque es pura ficción.
«SU COMPLEJA E INCLASIFICABLE OBRA, REGIDA SIEMPRE POR LA NECESIDAD DE ENCONTRAR NUEVAS VÍAS DE EXPRESIÓN, HA INFLUIDO A CINEASTAS TAN DISPARES COMO GUS VAN SANT, TODD HAYNES, MICHAEL HANEKE, SALLY POTTER, TSAI MING-LIANG O JOSÉ LUIS GUERÍN»
Estos tres films marcaron las líneas de lo que sería su trabajo a lo largo de más de treinta años. Su compleja e inclasificable obra, regida siempre por la necesidad de encontrar nuevas vías de expresión, ha influido a cineastas tan dispares como Gus Van Sant, Todd Haynes, Michael Haneke, Sally Potter, Tsai Ming-Liang o José Luis Guerín.
Akerman siempre estuvo muy unida a su madre, a quien dedicó No Home Movie, donde recoge las conversaciones que mantuvo con ella durante una larga y dolorosa enfermedad. Este retrato aterrador, que acabaría siendo el último de su carrera, fue muy mal recibido en el Festival de Locarno del 2015. El fracaso de este film contribuyó a acentuar el vacío que la ausencia de su madre había dejado en ella. Incapaz de soportar el mundo que la rodeaba, se suicidó en París el 5 de octubre de 2015. Tenía 65 años. Su muerte conmovió al mundo del cine.
Erigida como icono indiscutible del movimiento feminista internacional, desde entonces no dejan de hacerle homenajes que mantiene vivo el recuerdo de una mujer excepcional en muchos sentidos. La culminación ha sido encabezar la lista que la revista Sight and Sound publica cada década con las mejores películas de todos los tiempos. Por primera vez en 70 años, el número 1 ha sido para una mujer, Chantal Akerman y su Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080, Bruxelles.