Crítica — Creatura: Las tres edades de la represión del deseo femenino
Después de Julia Ist, la directora Elena Martín explora desde la autorepresentación cómo la sexualidad femenina se convierte en tabú ya desde la infancia.
Creatura
Año 2023
País España
Dirección Elena Martín Gimeno
Guion Elena Martín Gimeno
Producción
Vilaüt Films
Lastor Media
Elastica Films
Avalon PC
Reparto
Elena Martín
Oriol Pla
Alex Brendemühl
Clara Segura
Clàudia Malagelada
Mila Borràs
Marc Cartanyà
Carla Linares
Fotografía Alana Mejía González
Montaje Ariadna Ribas
Música Clara Aguilar
Distribución Avalon
Duración 110 min
Fecha de estreno 8 de septiembre de 2023
Sinopsis
Después de mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila se da cuenta de que su pérdida de deseo se encuentra en sí misma. A partir de aquí, comienza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.
Creatura
Año 2023
País España
Dirección Elena Martín Gimeno
Guion Elena Martín Gimeno
Producción
Vilaüt Films
Lastor Media
Elastica Films
Avalon PC
Reparto
Elena Martín
Oriol Pla
Alex Brendemühl
Clara Segura
Clàudia Malagelada
Mila Borràs
Marc Cartanyà
Carla Linares
Fotografía Alana Mejía González
Montaje Ariadna Ribas
Música Clara Aguilar
Distribución Avalon
Duración 110 min
Fecha de estreno 8 de septiembre de 2023
Sinopsis
Después de mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila se da cuenta de que su pérdida de deseo se encuentra en sí misma. A partir de aquí, comienza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.
La generación de directores que está accediendo al mundo del cine en los últimos años lo hace desde la autoconsciencia de conceptos como mirada masculina y consenso sexual, y con el objetivo, muchas veces, de contrarrestar las narrativas patriarcales alrededor de la violencia y el abuso, así como la tendencia del cine hegemónico a espectacularizar el cuerpo femenino. Pero la necesidad de compensar siglos de objetivación sexual de las mujeres en la cultura (audio)visual no tendría que suponer que aparquemos el sexo, el placer y la autorrepresentación de las mujeres como sujeto erótico y carnal de las narrativas femeninas. Necesitamos reivindicaciones del goce propio liberadas del temor de que se las apropien o sean tergiversadas por los hombres. De aquí la importancia del cine de Elena Martín en el panorama audiovisual de nuestro país, porque es prácticamente la única representante de la nueva ola de directores catalanes que incluye la reflexión explícita sobre el cuerpo y la sexualidad en sus obras, además de partir de la autorrepresentación, perspectiva clave de las vanguardias feministas.
Resulta curioso que todas estas ideas ya apareciesen encapsuladas en un curto que Elena Martín protagoniza aunque no dirige, Suc de síndria (2019) de Irene Moray, en el que encarna una joven que sigue un proceso de reconexión con su sexualidad en un entorno natural propicio, una idea que reencontramos en parte en Creatura. La ópera prima de Martín, la remarcable Júlia Ist (2017), supuso una especie de continuación de Las amigas de Ágata (Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen, 2015), el largometraje que la dio a conocer como actriz. La protagonista que interpreta la misma directora ejemplifica cierto sentir de su generación como estudiante que ya no vive la experiencia de salir al mundo como una aventura eufórica y plenamente transformadora, sino como un tránsito que requiere una primera etapa de adaptación. En Júlia Ist, Martín ya incorporaba una visión de la vida sexoafectiva de la protagonista a través de la experiencia del placer y a partir de la autorrepresentación.
“MUESTRA CÓMO LA SEXUALIDAD FEMENINA NACE LIGADA A LA IMPUGNACIÓN FAMILIAR Y SOCIAL, UN PATRÓN QUE SE REPITE EN DIFERENTES VARIANTES EN LAS OTRAS ETAPAS DE LA VIDA DE LA PROTAGONISTA”
Creatura supone un paso más allá como propuesta que se adentra en el placer femenino más cotidiano desde sus formas de represión. Martín se centra en una protagonista, la Mila, que vuelve a encarnar ella misma, marcada por una insatisfacción que hace tambalear su vida en pareja con Marcel (Oriol Pla) justo cuando inician una nueva etapa después de mudarse a la antigua casa familiar en el Ampurdán. El malestar sin nombre de Mila se manifiesta a través de un eczema psicosomático que le aparece en momentos de crisis y contención del propio placer, un elemento cronenberguiano que no se expande más allá de los límites del drama realista y su origen se remonta a cuando era pequeña. De manera que el film se mueve a lo largo de las tres edades de la protagonista: la infancia, la adolescencia y la edad adulta, para trazar de qué forma la emergencia del deseo sexual en las mujeres se imbrica con su represión familiar y social.
La puesta en escena en la parte del drama adulto gira en torno a una pareja encerrada en un conflicto para el cual no parecen encontrar salida. En cambio, los segmentos dedicados a la Mila adolescente (Clàudia Malagelada) se mueven en atmosferas más sensoriales y epidérmicas, en el clima propio de quien se siente invadida por un deseo aun desconcertante, más sentido que razonado. Y el despertar de la pulsión sexual en la pequeña Mila (Mila Borràs) se muestra como un instinto natural que sin embargo genera incomodidad a su alrededor. Resulta remarcable cómo Elena Martín recupera un elemento pertinente y puede que el más tabú de la hermenéutica freudiana: el reconocimiento del infante como persona sexuada que busca satisfacer a su manera un deseo carnal, y a la vez la película refleja las diferentes incomodidades que esto genera en el padre y la madre. Desde la primera escena en que se llama la atención a la nena que explora el placer en su propio cuerpo, Creatura muestra cómo la sexualidad femenina nace ligada a la impugnación familiar y social, un patrón que se repite en diferentes variantes en las otras etapas de la vida de la protagonista en una película empapada de sensualidad y a la vez de reflexión sobre los mecanismos represivos cotidianos.
Dirigida per Elena Martín Gimeno