Crítica — Dahomey: ¿Volver a casa?
La directora francosenegalesa Mati Diop revisa las heridas del pasado colonial en Dahomey, un documental con toques fantásticos que le valió el Oso de Oro en la pasada Berlinale.
Dahomey
País Francia, Senegal, Benín
Año 2024
Dirección Mati Diop
Guion Mati Diop
Producción Les Films du Bal, Fanta Sy
Reparto Documental
Fotografía Josephine Drouin Viallard
Montaje Gabriel Gonzalez
Música Wally Badarou, Dean Blunt
Distribución Filmin (España), Les Films du Losange
Duración 67’
Fecha de estreno 13-12-2024
Sinopsis
Es noviembre de 2021 y 26 tesoros reales del Reino de Dahomey están a punto de abandonar París para regresar a su país de origen, la actual República de Benín. Junto con otros miles, estos objetos fueron saqueados por las tropas coloniales francesas en 1892. Pero ¿qué actitud adoptar ante la vuelta a casa de estas reliquias en un país que tuvo que salir adelante con su ausencia? El debate está abierto entre los estudiantes de la Universidad de Abomey-Calavi.
Dahomey
País Francia, Senegal, Benín
Año 2024
Dirección Mati Diop
Guion Mati Diop
Producción Les Films du Bal, Fanta Sy
Reparto Documental
Fotografía Josephine Drouin Viallard
Montaje Gabriel Gonzalez
Música Wally Badarou, Dean Blunt
Distribución Filmin (España), Les Films du Losange
Duración 67’
Fecha de estreno 13-12-2024
Sinopsis
Es noviembre de 2021 y 26 tesoros reales del Reino de Dahomey están a punto de abandonar París para regresar a su país de origen, la actual República de Benín. Junto con otros miles, estos objetos fueron saqueados por las tropas coloniales francesas en 1892. Pero ¿qué actitud adoptar ante la vuelta a casa de estas reliquias en un país que tuvo que salir adelante con su ausencia? El debate está abierto entre los estudiantes de la Universidad de Abomey-Calavi.
En 2002, gracias a los esfuerzos de Nelson Mandela, los restos de Saartjie Baartman fueron repatriados a su lugar de origen en Sudáfrica. Hicieron falta 186 años para que esta recibiera un entierro digno, tras casi dos siglos en los que sus restos disecados se mantuvieron en una vitrina del Musée du quai Branly de París. Una extensión en la muerte de la tragedia de esta mujer traída a Europa —donde fue conocida como la “Venus hotentote”— para ser convertida en un objeto de estudio y exhibición. En Huaco retrato (2021), la autora peruana Gabriela Wiener visita ese mismo lugar y se enfrenta a una vitrina vacía, donde, bajo el título Momie d’enfant, suele estar exhibido el cadáver de un niño peruano no identificado. “Todo lo que hay aquí debería estar a miles de kilómetros. Incluyéndome”, dice Wiener en medio de las colecciones de civilizaciones no occidentales, conformadas en su mayor parte por obras saqueadas y robadas, exhibidas sin seña de identidad o memoria alguna.
Los ejemplos anteriores reflejan la huella viva del pasado colonial, diluyendo las fronteras entre ficción y realidad, que permiten cuestionar las bases sobre las que se han construido las nociones de arte, arqueología, conservación o museo: todas ellas instituciones eminentemente occidentales —y, por lo tanto, blancas y masculinas—. En este terreno se mueve también Mati Diop, en cuya obra es posible identificar dos pulsiones, la fantástica y la documental, que alcanzan el máximo sincretismo en Dahomey. La ganadora del Oso de Oro documenta el reciente proceso de restitución de 26 piezas a Benín: tesoros reales que, expoliados por Francia en 1892, por mucho tiempo compartieron espacio con Baartman y el desconocido niño de Perú. El siglo XIX fue el de los exploradores y científicos (de nuevo, hombres blancos), de las expediciones y las exposiciones universales, del darwinismo social y el racismo científico, de los zoológicos humanos, del expolio y la trata de esclavos, de la repartición —en la que Francia se quedaría, entre otros, con el Reino de Dahomey— y la colonización de África. Todo ello, como diría Wiener, con la excusa del conocimiento y la civilización.
A toda esta historia (pasado) y a la herida colonial que dejó (presente) alude Diop. Lo hace desde el plano inicial del film, enfocando los souvenirs de la Torre Eiffel que algún vendedor ambulante —y probablemente inmigrante— exhibe en uno de los puentes que conectan ambos lados del Sena. Este gesto dialoga directamente con la fetichización que denuncia Dahomey: la misma que dio lugar a la creación del quai Branly, antes llamado Museo del Hombre. Se trata del proceso de sacar las cosas no sólo de su lugar, sino también de su contexto, como muchos de los objetos rituales que son convertidos en “obras del arte” o meros “objetos antropológicos” y ubicados en espacios para el disfrute y el placer de la mirada occidental. La fetichización, en ese orden de ideas, implica deshumanización y descontextualización.