Crítica — Descansa en Paz: La interrupción del duelo
La actriz Renate Reinsve, protagonista de 'La peor persona del mundo', encarna en 'Descansa en paz' a una madre que, tras vivir la muerte de su hijo, intenta asimilar su inesperado regreso.
Descansa en paz (Håndtering av udøde)
Año 2024
País
Noruega
Suecia
Dirección Thea Hvistendahl
Guion
Thea Hvistendhal
John Ajvide Lindqvist
Producción Einar Film
Reparto
Renate Reinsve
Anders Danielsen Lie
Bahar Pars
Bjorn Sundquist
Denise Trankalis
Jan Hrynkiewicz
Fotografía Pal Ulvik Rokseth
Montaje
Thomas Grotmol
Trude Lirhus
Música Peter Raeburn
Distribución Avalon
Duración 98 min
Fecha de estreno 21-06-2024
Sinopsis
Durante un verano en Oslo, unos extraños fenómenos eléctricos hacen que algunos muertos regresen misteriosamente al mundo de los vivos. Sus familias harán todo lo posible por asimilarlo, por difícil que les resulte.
Descansa en paz (Håndtering av udøde)
Año 2024
País
Noruega
Suecia
Dirección Thea Hvistendahl
Guion
Thea Hvistendhal
John Ajvide Lindqvist
Producción Einar Film
Reparto
Renate Reinsve
Anders Danielsen Lie
Bahar Pars
Bjorn Sundquist
Denise Trankalis
Jan Hrynkiewicz
Fotografía Pal Ulvik Rokseth
Montaje
Thomas Grotmol
Trude Lirhus
Música Peter Raeburn
Distribución Avalon
Duración 98 min
Fecha de estreno 21-06-2024
Sinopsis
Durante un verano en Oslo, unos extraños fenómenos eléctricos hacen que algunos muertos regresen misteriosamente al mundo de los vivos. Sus familias harán todo lo posible por asimilarlo, por difícil que les resulte.
Tras su primer acercamiento al género del terror en su cortometraje Children of Satan de 2019, la directora noruega Thea Hvistendahl debuta en el largometraje con la adaptación de Descansa en paz, segunda novela (escrita en 2005) de John Ajvide Lindqvist, autor de grandes éxitos ya adaptados anteriormente al cine como Déjame entrar o Border.
«Un drama con elementos de terror» o «una película de zombis para la gente a la que no necesariamente le gustan las películas de zombis», así es como Hvistendahl define su film, una sorprendente historia en la que los muertos vivientes tienen casi todo el protagonismo y las palabras están de más la mayor parte del tiempo. Pero, ante todo y sobre todo, Descansa en paz es una película sobre los procesos de duelo, sobre lo difícil que resulta continuar con nuestras vidas cuando nuestros seres queridos desaparecen y sobre lo que seríamos capaces de hacer si, de modo inexplicable, estos regresaran del más allá.
En contra de lo que podría esperar un público algo despistado, Hvistendahl no se sirve apenas de los códigos del cine de terror y sus zombis no se comportan exactamente como esperaríamos. No hay apocalipsis aparente, ciudades destruidas, gritos, interminables persecuciones ni muertos vivientes devorando cerebros. Es verano en Oslo y una insólita ola de calor invade la ciudad. Una serie de extraños fenómenos eléctricos se suceden y la vida de muchas familias dará un vuelco inevitable.
EL PAUSADO RITMO DE LA PELÍCULA, UN TANTO DESCONCERTANTE AL PRINCIPIO, NOS INTRODUCE GRADUALMENTE EN UNA SUERTE DE TRANCE AL MISMO TIEMPO QUE LOS FAMILIARES, ATÓNITOS, INTENTAN ASIMILAR QUE, POR LO VISTO, HAY UN TERCER ESTADO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.
Descansa en paz narra tres historias, reflexiona sobre tres etapas de la vida y describe tres tipos de muerte: la de un niño, la de una mujer adulta y la de una anciana. En los tres casos, los familiares intentarán acoger de nuevo en sus vidas a ese ser que regresa de modo inesperado. A ese ser que ya no es la persona que conocieron, pero que aún se le parece demasiado. Tal vez, porque sigue ocupando el mismo cuerpo, bastante desmejorado y en un avanzado estado de descomposición, sí, pero el mismo cuerpo, al fin y al cabo.
El pausado ritmo de la película, un tanto desconcertante al principio, nos introduce gradualmente en una suerte de trance al mismo tiempo que los familiares, atónitos, intentan asimilar que, por lo visto, hay un tercer estado entre la vida y la muerte. Un estado en el que las personas, aunque no parezcan estar vivas por completo, caminan, se mueven, observan todo a su alrededor e incluso emiten algún que otro sonido. ¿Son quienes parecen ser? ¿Por qué han regresado? ¿Qué quieren? ¿Respiran? Eso ya no parece estar tan claro.
El film plantea muchas preguntas al espectador, pero las respuestas que ofrece son más bien exiguas. A lo largo de su metraje, pesa más la tristeza que el miedo. Los personajes hablan poco, muy poco (mucho menos que en la novela). Probablemente, porque no hay palabras suficientes en el mundo para explicar lo que podría sentir un ser humano en una situación así. Por eso, tal vez sea mejor dejar hablar a la mirada. El hecho de que las palabras escaseen hace que los sonidos y la atmosférica banda sonora cobren un mayor protagonismo. El paisaje cotidiano se vuelve cada vez más perturbador y la falta de explicaciones sume a sus protagonistas –y, por añadidura, al propio público– en una incertidumbre absoluta, esa incertidumbre que nos lleva a reflexionar sobre los límites entre la vida y la muerte. Límites que, por otro lado, no siempre están claramente definidos.