Crítica — El baño del diablo: Almas atormentadas pretendiendo evitar la condena eterna
El cuarto film de Veronika Franz y Severin Fiala nos sumerge en unos aterradores hechos sucedidos en varios países de la Europa de los siglos XVII y XVIII.
El baño del diablo (Des Teufels Bad)
Año 2024
País Austria
Dirección
Veronika Franz
Severin Fiala
Guion
Veronika Franz
Severin Fiala
Producción
Ulrich Seidl Filmproduktion
Heimatfilm GMBH + CO KG
Reparto
Anja Plaschg
David Scheid
Maria Hofstätter
Fotografía Martin Gschlacht
Montaje Michael Palm
Música
Anja Plaschg
(Soap&Skin)
Distribución Caramel Films
Duración 120 min
Fecha de estreno 15/11/2024
Sinopsis
Austria, año 1750. La joven Agnes, que vive en una pequeña aldea rodeada de frondosos bosques, se casa con Wolf, un humilde pescador; pero la vida marital no será en absoluto como se imaginaba. Su desaliento y su angustia empezarán a crecer y las presiones serán cada vez mayores. Tanto, que acabarán afectando su salud mental de modo irremediable.
El baño del diablo (Des Teufels Bad)
Año 2024
País Austria
Dirección
Veronika Franz
Severin Fiala
Guion
Veronika Franz
Severin Fiala
Producción
Ulrich Seidl Filmproduktion
Heimatfilm GMBH + CO KG
Reparto
Anja Plaschg
David Scheid
Maria Hofstätter
Fotografía Martin Gschlacht
Montaje Michael Palm
Música
Anja Plaschg
(Soap&Skin)
Distribución Caramel Films
Duración 120 min
Fecha de estreno 15/11/2024
Sinopsis
Austria, año 1750. La joven Agnes, que vive en una pequeña aldea rodeada de frondosos bosques, se casa con Wolf, un humilde pescador; pero la vida marital no será en absoluto como se imaginaba. Su desaliento y su angustia empezarán a crecer y las presiones serán cada vez mayores. Tanto, que acabarán afectando su salud mental de modo irremediable.
Tras dirigir películas como Goodnight Mommy (2014) o The Lodge (2019), el tándem formado por Veronika Franz y Severin Fiala regresa una vez más con El baño del diablo, interesante incursión en el folk horror basada en un espeluznante caso real.
El film parte de una investigación realizada por la historiadora Kathy Stuart y plasmada en el libro Suicide by Proxy in Early Modern Germany: Crime, Sin and Salvation. El libro habla sobre la gran cantidad de asesinatos (especialmente de niños y niñas) cometidos en Alemania en los siglos XVII y XVIII en unas circunstancias muy particulares y que fueron denominados «suicidios indirectos». En una sociedad altamente represiva y dominada por la religión, las personas que se suicidaban no podían aspirar bajo ningún pretexto al perdón de sus pecados. En cambio, alguien que hubiera cometido un crimen sí podía lograr el perdón mediante la confesión. Por este motivo, todas aquellas mujeres que querían morir sin que su alma quedase condenada, preferían cometer un crimen, confesarlo y ser ejecutadas en la plaza mayor, en lugar de cargar con el pecado eterno e imborrable de haber cometido suicidio. La investigación de Stuart se centra en Alemania, pero esta práctica se extendió durante dos siglos por gran parte de Europa y tuvo como consecuencia la muerte de cientos de niños y niñas.
Ambientada en una pequeña aldea austriaca en el año 1750, El baño del diablo cuenta la historia de Agnes, una joven aparentemente feliz que, tras casarse con su marido Wolf, verá como poco a poco su vida se va volviendo cada vez más y más opresiva. Las constantes presiones para tener descendencia, el distanciamiento y la falta de interés de su ausente marido o el control tanto de su suegra como de la iglesia e incluso de los vecinos, serán los factores clave que desencadenarán su descenso a la locura.
LA PELÍCULA SUMERGE AL ESPECTADOR EN UN ENTORNO NATURAL BRUMOSO, AMENAZANTE Y OPRESIVO EN EL QUE LA PROTAGONISTA NUNCA PARECE ESTAR A SALVO; NI DENTRO, NI FUERA DE LA CABAÑA EN LA QUE VIVE JUNTO A SU MARIDO.
Premiada tres veces en el Festival de Sitges (premio a la mejor película, premio de la crítica y premio del jurado Carnet Jove) y ganadora del Oso de Plata a la mejor contribución artística en el Festival de Berlín, además de otros premios internacionales, la película sumerge al público en un entorno natural brumoso, amenazante y opresivo en el que la protagonista nunca parece estar a salvo; ni dentro, ni fuera de la cabaña en la que vive junto a su marido. La vida en el campo es dura, pero no es ni de lejos lo peor que Agnes ha de soportar en un entorno como este, supersticioso y patriarcal. El fanatismo religioso y el peso de las costumbres sociales que dictaminan el destino de una mujer (cuidar de la casa, tener descendencia, someterse al marido…) son presiones insoportables para muchas mujeres. Entre ellas, Agnes es una víctima inocente del contexto que reza a Dios para quedarse embarazada, a pesar de que su marido no ponga mucho de su parte para lograr la ansiada descendencia.
El film, cuya atmosférica y perturbadora banda sonora ha sido compuesta por la propia protagonista (la debutante Anja Plaschg, bajo el nombre artístico de Soap & Skin), no es especialmente explícito, pero sí tremendamente asfixiante. Una reivindicación feminista disfrazada de película de terror psicológico; una densa pesadilla que nos demuestra que el monstruo más amenazante es, la mayor parte de las veces, el propio ser humano al coaccionar a sus semejantes.