Crítica — El Eco: El futuro del mundo rural son sus mujeres

Tatiana Huezo es documentalista. Esa es su esencia. Pero, como pasa con los grandes documentales de la historia del cine, su mirada no es objetiva. No se limita a poner la cámara y filmar lo que pasa delante. No quiero decir que manipule la realidad, en absoluto, pero sí selecciona con mucho cuidado qué y cómo enseñar lo que necesita para construir un relato. En su filmografía sólo consta una ficción, la espléndida Noche de fuego, del 2021. Aquella historia de tres niñas campesinas que debían esconder su condición femenina para salvarse del secuestro y la violación era, en realidad, una historia inventada sobre una base real. 

Pasar por la experiencia de ficcionar la realidad, ha sido crucial para el cine de Tatiana Huezo porque le ha permitido plantearse su siguiente trabajo, de nuevo un documental, como si fuera una ficción. Todo lo que pasa en El Eco, película y pueblo, es verdadero. Todo sucedió en los cuatro años en que la directora y su equipo reducido estuvieron siguiendo la vida de las personas que lo habitan: la muerte de la abuela, la huida de la niña en busca de otro futuro, el curioso sistema educativo tan peculiar, conocido entre los campesinos y las campesinas como Método ABC. Todo pasaba ante sus ojos y los ojos de la cámara. Las cosas buenas, muchas, y las cosas malas, también muchas.

Pero si los documentales nunca son objetivos, en este caso, la elección de Tatiana Huezo fue la de trenzar un relato en el que lo positivo se impone a lo negativo y el poder de las relaciones y las emociones es más importante que la violencia y la explotación. Un relato dominado por las mujeres del pueblo, abuelas, madres, adolescentes, niñas, que son las que viven allí todo el año, mientras los maridos, residuos de un machismo heredado, están ausentes trabajando lejos, muchos de ellos para el narcotráfico.

Son estas mujeres las que conducen la vida de El Eco, film y pueblo, son ellas las protagonistas de una transformación del mundo rural que, en estas comunidades, comienza en la escuela donde, a falta de tener un maestro o una maestra todo el año, los alumnos y las alumnas mayores se encargan de enseñar a las criaturas más jóvenes.

El Eco se presentó en la sección Encounters de la Berlinale del 2023, donde recibió el premio a la mejor dirección y al mejor documental. También se pudo ver en el Festival de San Sebastián del año pasado. Es incomprensible que un film como este haya tardado casi un año en estrenarse en salas y lo haga ahora, en pleno verano y casi a escondidas. Pero en todo caso, bienvenido sea.