Crítica — Querer: Aprender a quererse a una misma
Alauda Ruiz de Azúa se enfrenta en su primera serie a un problema del que se habla muy poco: los abusos sexuales dentro del matrimonio.
Querer
País España
Año 2024
Dirección Alauda Ruiz de Azúa
Guion
Alauda Ruiz de Azúa
Eduard Sola
Júlia de Paz
Producción
Movistar Plus+
Feelgood Media
Kowalski Films
Reparto
Nagore Aranburu
Pedro Casablanc
Miguel Bernardeu
Ivan Pellicer
Fotografía Sergi Gallardo
Montaje Andrés Gil
Distribución Movistar Plus+
Duración 4 episodios de 50 min
Estreno 17 de octubre del 2024
Sinopsis
Tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, Miren abandona el domicilio conyugal y denuncia a su marido por violación continuada. Esta grave acusación obliga a los hijos a elegir entre creer a su madre o apoyar a un padre que defiende su inocencia. Un viaje familiar que avanza en paralelo al judicial con un mismo objetivo: conocer la verdad.
Querer
País España
Año 2024
Dirección Alauda Ruiz de Azúa
Guion
Alauda Ruiz de Azúa
Eduard Sola
Júlia de Paz
Producción
Movistar Plus+
Feelgood Media
Kowalski Films
Reparto
Nagore Aranburu
Pedro Casablanc
Miguel Bernardeu
Ivan Pellicer
Fotografía Sergi Gallardo
Montaje Andrés Gil
Distribución Movistar Plus+
Duración 4 episodios de 50 min
Estreno 17 de octubre del 2024
Sinopsis
Tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, Miren abandona el domicilio conyugal y denuncia a su marido por violación continuada. Esta grave acusación obliga a los hijos a elegir entre creer a su madre o apoyar a un padre que defiende su inocencia. Un viaje familiar que avanza en paralelo al judicial con un mismo objetivo: conocer la verdad.
Alauda Ruiz de Azúa saltó a la primera línea del cine español con Cinco lobitos, una revelación y la confirmación de que había una voz nueva en el cine dirigido por mujeres. Fue esta película, y su larga trayectoria con cortos multipremiados, lo que llevó a los productores Koldo Zuazua y Juan Moreno a proponerle una idea muy abstracta que nació a raíz de la aprobación de la ley del “sólo sí es sí”, una ley que dejaba abierta la puerta a plantearse una situación considerada normal hasta entonces como constitutiva de delito: el consentimiento dentro de una relación conyugal.
La directora se dio cuenta del potencial que tenía este tema, aceptó el reto sin dudarlo y se puso a trabajar con otros dos guionistas, Júlia de Paz y Eduard Sola. En cuanto empezaron las primeras conversaciones, los tres se dieron cuenta de que el tema pedía más tiempo, que pedía una serie y no una película. La serie les permitía jugar con las elipsis, con el paso de los años en un proceso que dura en el tiempo y, sobre todo, les daba la oportunidad de explorar las emociones de los personajes.
Desde el principio sabían que esta serie no iba a dar respuestas sino a provocar preguntas, querían huir del melodrama y la exageración, del esquematismo de buenos y malos. La historia pedía matizar toda la gama de grises, de dudas, de miradas. La historia de Miren y su familia necesitaba el tiempo que daba una serie de televisión a la que se enfrentaron con criterios de realización puramente cinematográficos.
Querer habla de una familia de Bilbao. Miren, la madre, puede ser ejemplo de muchas otras mujeres que han pasado por una situación muy parecida, pero Nagore Aranburu no quería erigirse en representante de un colectivo, quería enfocar el personaje desde la vivencia de una persona, desde su cocina, desde su intimidad. Eso le da aun más fuerza a una historia que desde lo íntimo y lo cotidiano alcanza una dimensión política.
ESTE JUICIO PONE EN EVIDENCIA LA ABSOLUTA FALTA DE CONCIENCIA DEL MARIDO DE SER UN AGRESOR, AL MISMO TIEMPO QUE OBLIGA A LOS TESTIGOS A DESNUDARSE ANTE UN PROBLEMA QUE HASTA ENTONCES NUNCA HABÍAN SENTIDO COMO TAL.
Cuando Miren decide denunciar a su marido provoca en su familia y en la cerrada sociedad bilbaína un pequeño terremoto. Las mujeres casadas no denuncian a sus maridos. Y menos una mujer casada con un hombre que encarna el poder económico y social de la ciudad. La serie es, en este sentido, un ejemplo de otra lucha de clases, la que se dirime en una familia donde uno de los conyugues proviene de otra clase social. Miren Torres viene del margen izquierdo de la ría, de un barrio popular, Íñigo Gorosmendi, su marido, es miembro de una rica familia tradicional bilbaína.
Dividida en cuatro capítulos, sin perder nunca el centro que es Miren, la serie se abre a otros puntos de vista: el del marido, Íñigo, interpretado con una gran solidez y ambigüedad por Pedro Casablanc; el del hijo mayor, Aitor, sereno y duro interpretado por Miguel Bernardeau, un hombre casado y con un hijo que acaba por darse cuenta de que en realidad es un espejo de su padre; el hijo pequeño, Jon, un sensible Iván Pellicer, que descubre en sí mismo la misma humillación que su madre y acaba por entenderla.
La tensión entre los personajes, las dudas que hacen que a veces se sientan más cercanos a la madre o al padre, las dudas en el propio público espectador ante una situación tan común y tan asumida, son algunos de los elementos que hacen de esta serie algo necesario, algo útil. Pero además, desde la perspectiva de la puesta en escena, es sin duda profundamente cinematográfica. El cine permite mostrar lo que no se ve, lo intangible, permite que una mirada o un gesto, una iluminación o un silencio, transmitan ese dolor, ese miedo que no se verbaliza, que no se expresa.
La serie contó con una rigurosa investigación previa, en la que los guionistas hablaron con jueces, abogados, víctimas y agresores, y su momento más importante es el del juicio. Rodado con un realismo seco y una ambientación fiel, este juicio pone en evidencia la absoluta falta de conciencia del marido de ser un agresor ―él nunca levantó la mano contra su mujer o sus hijos, nunca les faltó nada―, al mismo tiempo que obliga a los testigos a desnudarse ante un problema que hasta entonces nunca habían sentido como tal.
Querer confirma a la directora Alauda Ruiz de Azúa como una de las más sólidas figuras del audiovisual español. Es una serie indispensable.