Crítica — Solo para mí: Posesión infernal
Valérie Donzelli ('Declaración de guerra') y Audrey Diwan ('Emmanuelle', 'El acontecimiento') firman el guion de este drama, repleto de buenas intenciones, pero de resultados cuestionables, sobre una mujer (Virginie Efira), sometida a diversos tipos de violencia y abuso por parte de su marido maltratador.
Solo para mí
País Francia
Año 2023
Dirección Valérie Donzelli
Guión Valérie Donzelli y Audrey Diwan; basado en la novela de Éric Reinhardt
Producción
Rectangle Productions
France 2 Cinéma
Les Films de Françoise
Reparto
Virginie Efira
Melvil Poupaud
Dominique Reymond
Virginie Ledoyen
Fotografía Laurent Tangy
Música Gabriel Yared
Distribución Vercine
Duración 105 min
Fecha de estreno 20 de septiembre de 2024
Sinopsis
Cuando Blanche Renard conoce a Greg Lamoureux, cree haber encontrado al hombre indicado. Los lazos que los unen crecen rápidamente, están atrapados en una gran pasión. Ignorando sus miedos, Blanche abandona a su familia y a su hermana gemela, Rose, con sueños de reinventarse a sí misma, y poco a poco se encuentra atrapada en las garras de un hombre profundamente posesivo y peligroso.
Solo para mí
País Francia
Año 2023
Dirección Valérie Donzelli
Guión Valérie Donzelli y Audrey Diwan; basado en la novela de Éric Reinhardt
Producción
Rectangle Productions
France 2 Cinéma
Les Films de Françoise
Reparto
Virginie Efira
Melvil Poupaud
Dominique Reymond
Virginie Ledoyen
Fotografía Laurent Tangy
Música Gabriel Yared
Distribución Vercine
Duración 105 min
Fecha de estreno 20 de septiembre de 2024
Sinopsis
Cuando Blanche Renard conoce a Greg Lamoureux, cree haber encontrado al hombre indicado. Los lazos que los unen crecen rápidamente, están atrapados en una gran pasión. Ignorando sus miedos, Blanche abandona a su familia y a su hermana gemela, Rose, con sueños de reinventarse a sí misma, y poco a poco se encuentra atrapada en las garras de un hombre profundamente posesivo y peligroso.
Los créditos de Solo para mí, que incluyen un auténtico dream team del cine francés contemporáneo, son difíciles de superar: Valérie Donzelli (actriz y directora de la fantástica Declaración de guerra) dirige el film, además de firmar el guion junto a Audrey Diwan, ganadora del León de Oro en Venecia por El acontecimiento y autora de una esperada relectura en clave feminista del clásico de cine erótico Emmanuelle, protagonizada por Noémie Merlant, que inaugurará la inminente edición del Festival de San Sebastián. Es por ello que las expectativas de este drama protagonizado, con la solvencia habitual, por una conmovedora y carnal Virginie Efira y un carismático y perturbador Melvil Poupaud, eran tal vez demasiado elevadas, mientras que los resultados han resultado ser, finalmente, un tanto limitados.
LA PELÍCULA DE DONZELLI PRESENTA UNA VOLUNTAD DIDÁCTICA QUE, EN OCASIONES, ACABA SIENDO TAN SOFOCANTE COMO ESE MATRIMONIO CLAUSTROFÓBICO EN EL QUE ESTÁ ATRAPADA LA PROTAGONISTA.
Solo para mí es un filme cargado de buenas intenciones: una aterradora y pertinente descripción del día a día de una mujer atrapada en una relación abusiva con un marido que empieza siendo un maltratador psicológico para acabar sometiéndola a diversas formas de abuso físico. Como le pasaba también, en menor medida, a El acontecimiento (un filme superior en muchos aspectos, seco y sin concesiones, como la prosa de Annie Ernaux en la que se basa), la película de Donzelli presenta una voluntad didáctica que, en ocasiones, acaba siendo tan sofocante como ese matrimonio claustrofóbico en el que está atrapada la protagonista, Blanche Renard (Efira, quien interpreta también a su hermana gemela, Rose, un personaje superficial, definido exclusivamente por el flequillo que permite identificarla). Solo para mí avanza a nivel narrativo siguiendo un esquema o patrón algo rígido, que muestra las diversas etapas, cada vez más violentas, de una relación abusiva y de maltrato, así como el progresivo proceso de liberación por parte de la víctima. Para ello, Solo para mí recurre a una estrategia algo convencional, la de la declaración de Blanche ante su abogada, a la que relata, en forma de flashbacks, los orígenes y la evolución de ese abuso sistemático por parte de su pareja. El punto de vista, como no podía ser de otro modo, es, pues, el de Blanche, que relata lo sucedido desde un espacio seguro, lejos de su maltratador, aunque aún traumatizada por esa experiencia. Donzelli intenta así transmitir los detalles más íntimos de esa subjetividad femenina con un montaje fragmentario y un uso expresivo y sensual de las imágenes y el color ―los inicios de la relación de Blanche y Greg, su marido, aparecen virados a rojo, como si fueran la expresión visual de la pasión erótica que estalla entre ambos―, algo que en ocasiones parece entrar en contradicción con el objetivo pedagógico-crítico y de denuncia del filme. En algunos pasajes, como en la mortificante secuencia en el bosque con un amante casual al que Blanche recurre para huir de su infierno personal, así como en la descripción de ciertas dinámicas de pareja entre la protagonista y su marido ―sobre todo en la insistencia de una relación marcada por un deseo sexual desbordante―, Solo para mí vira hacia lo novelesco y hacia ciertos lugares comunes de la literatura, entre los que la noción de amour fou, que sobrevuela la película, es tal vez el más cuestionable. Es posible que esta sea una decisión coherente, tratándose de una obra fílmica que adapta una novela (L’amour et les forêts, de Éric Reinhardt) y de un personaje principal que es profesora de literatura francesa, pero que provoca una cierta sensación de tremendismo en el modo en el que retrata un caso individual de violencia de género que, con toda seguridad, no es en absoluto un caso único.