Crítica — Solo: Reinas de la noche
La cineasta canadiense Sophie Dupuis vuelve a confiar en Théodore Pellerin (Génesis; Nunca, casi nunca, a veces, siempre) para protagonizar este drama queer de tono intimista que lleva a cabo un emocionante y vívido retrato de la comunidad drag de Montreal.
Solo
Año 2023
País Canadá
Dirección Sophie Dupuis
Guion Sophie Dupuis
Producción Bravo Charlie
Reparto
Théodore Pellerin
Félix Maritaud
Anne-Marie Cadieux
Fotografía Mathieu Laverdière
Montaje
Marie-Pier Dupuis
Dominique Fortin
Maxim Rheault
Distribución La Zona
Duración 101 mins.
Fecha de estreno 12 de julio de 2024
Sinopsis
Simon, una joven estrella drag emergente de Montreal, tiene un amor a primera vista cuando conoce a Olivier, el nuevo integrante del espectáculo. Una etapa electrizante que vive con suma pasión sobre el escenario. Aunque el Simon del mundo de la noche, el glamour, la luz, el color, la música y las performances dista mucho del Simon de la “vida real”...
Solo
Año 2023
País Canadá
Dirección Sophie Dupuis
Guion Sophie Dupuis
Producción Bravo Charlie
Reparto
Théodore Pellerin
Félix Maritaud
Anne-Marie Cadieux
Fotografía Mathieu Laverdière
Montaje
Marie-Pier Dupuis
Dominique Fortin
Maxim Rheault
Distribución La Zona
Duración 101 mins.
Fecha de estreno 12 de julio de 2024
Sinopsis
Simon, una joven estrella drag emergente de Montreal, tiene un amor a primera vista cuando conoce a Olivier, el nuevo integrante del espectáculo. Una etapa electrizante que vive con suma pasión sobre el escenario. Aunque el Simon del mundo de la noche, el glamour, la luz, el color, la música y las performances dista mucho del Simon de la “vida real”...
En una escena de Solo, Simon, a contraluz y amparado en la reconfortante oscuridad del club en el que están de fiesta, intenta explicar a Olivier, su novio, la sensación indefinible que le provocan las drogas sintéticas que están compartiendo: “Me gusta que las emociones sean fuertes, quiero que todo explote, quiero fuegos artificiales… Si no es intenso, siento que me muero”. Esta descripción encaja, también, con las sensaciones que transmite Simon, joven y apasionado artista drag, cuando está sobre el escenario: transformado en Glory Gore, interpretando con gestualidad teatral y ostentosa una canción de Abba o de Sophie Ellis-Bextor, Simon canaliza una intensidad incandescente, desbordante. La nueva película de la canadiense Sophie Dupuis ―protagonizada, como las dos anteriores, por ese absoluto prodigio que es Théodore Pellerin, al que pudimos ver también en Génesis de Philippe Lesage o Nunca, casi nunca, a veces, siempre de Eliza Hittman― aborda la identidad dual de su protagonista tratando, con idéntica sensibilidad y empatía, al frágil y sensible Simon y a la poderosa e irresistible Glory Gore, y filmando, con similar sensualidad y con una cámara que se pega a la piel de sus personajes, sus vivencias dentro y fuera del escenario. Solo narra, al fin y al cabo, un viaje de autodescubrimiento y de emancipación personal a través del cual Simon acabará reconciliando y fusionando esas dos facetas de su personalidad: si, al inicio del filme, Glory Gore parece más bien una válvula de escape al desamparo emocional del joven Simon, en su desenlace ambas identidades aparecen fusionadas, conectadas y reforzadas entre sí por la creatividad transformadora del arte drag.
PUEDE QUE SU GUION NO SEA EXCESIVAMENTE ORIGINAL, PERO SOLO DESTACA ENTRE PROPUESTAS SIMILARES POR LA SENSIBILIDAD CON LA QUE RETRATA LA DERIVA EMOCIONAL DE SU PROTAGONISTA, POR SU INTUICIÓN A LA HORA DE RETRATAR LOS CLAROSCUROS DE UNA RELACIÓN TÓXICA, ASÍ COMO POR LA FORMA VÍVIDA EN LA QUE DESCRIBE UNA COMUNIDAD QUE HACE DE LA IMITACIÓN Y DE LA PERFORMANCE UNA FORMA DE VIDA MÁS AUTÉNTICA QUE LA VIDA MISMA.
Solo es, también, un drama queer que expone, de forma detallada, las nefastas consecuencias de una relación tóxica, la del protagonista con Olivier, el nuevo artista que llega al espectáculo drag en el que ambos actúan y con el que iniciará una intensa y tumultuosa historia de amor. Dupuis acierta a la hora de retratar una relación en la que la dependencia emocional de Simon hacia Olivier va acompañada del progresivo dominio de este sobre la práctica artística del primero, anulando los rasgos distintivos de su personalidad como drag queen, así como su autonomía creativa. Esta conexión entre lo personal y lo profesional está también en la base de la otra relación tóxica, de mayor calado, a la que Simon se debe enfrentar: su madre, Claire, una estrella de la ópera a la que no ha visto en 15 años, vuelve por unos días a Montreal y afirma que quiere restablecer la relación con él. Solo establece interesantes y afiladas comparativas entre Claire y Olivier, dos personalidades narcisistas que, amparadas por el prestigio de la excelencia artística ―ambos son, de distinta manera, talentosos intérpretes en la cima de sus respectivas disciplinas―, son capaces de destruir a las personas que tienen más cerca; en este caso, Simon, que se siente atraído hacia los dos personajes como una polilla hacia la luz. Es notable el modo en que Dupuis aborda todas estas cuestiones con delicadeza, sin cargar las tintas a nivel dramático, convirtiendo Solo en el retrato íntimo de un personaje, Simon, y en el relato de su viaje individual hacia la emancipación personal y artística. El rostro de Théodore Pellerin surcado por infinitas emociones, se convierte, pues, en el centro emocional y neurálgico de una historia que tiene, como fundamental telón de fondo, el universo de la cultura y el arte drag. Puede que su guion no sea excesivamente original, pero Solo destaca entre propuestas similares por la sensibilidad con la que retrata la deriva emocional de su protagonista, por su intuición a la hora de retratar los claroscuros de una relación tóxica, así como por la forma vívida en la que describe una comunidad que hace de la imitación y de la performance una forma de vida más auténtica que la vida misma. Algo que es evidente en la fabulosa escena final, filmada en plano secuencia, en la que, vestido y maquillado como Glory Gore, e interpretando ostentosamente un tema de Sandy Superval, Simon es, finalmente, él mismo.