Crítica — Tatami: Por mí y por todas mis compañeras
La iraní Zar Amir Ebrahimi y el israelí Guy Nattiv unen fuerzas para dirigir este trepidante thriller sobre una judoca iraní coaccionada por el régimen.
Crítica: Tatami: Por mí y por todas mis compañeras
Año 2023
País
Estados Unidos
Georgia
Dirección
Zar Amir Ebrahimi
Guy Nattiv
Guion
Elham Erfani
Guy Nattiv
Producción
Sarke Studio, Keshet Studios (US)
White Lodge Productions (US)
New Native Pictures (US)
Reparto
Arienne Mandi
Zar Amir Ebrahimi
Jaime Ray Newman
Ash Goldeh
Fotografía Todd Martin
Montaje Yuval Orr
Música Dascha Dauenhauer
Distribución
BIM Distribuzione
Vertigo Films
Duración 105 min
Fecha de estreno 31/05/2024
Sinopsis
La judoka Leila y su entrenadora Maryam viajan al Campeonato Mundial de Judo con la intención de traer a casa la primera medalla de oro para Irán. A mitad de la competición, reciben un ultimátum de la República Islámica que exige a Leila fingir una lesión y perder. Con su libertad y la de su familia en juego, Leila se enfrenta a una decisión imposible: fingir una lesión y obedecer al régimen iraní, como le implora Maryam, o desafiar a ambos y seguir luchando por el oro.
Crítica: Tatami: Por mí y por todas mis compañeras
Año 2023
País
Estados Unidos
Georgia
Dirección
Zar Amir Ebrahimi
Guy Nattiv
Guion
Elham Erfani
Guy Nattiv
Producción
Sarke Studio, Keshet Studios (US)
White Lodge Productions (US)
New Native Pictures (US)
Reparto
Arienne Mandi
Zar Amir Ebrahimi
Jaime Ray Newman
Ash Goldeh
Fotografía Todd Martin
Montaje Yuval Orr
Música Dascha Dauenhauer
Distribución
BIM Distribuzione
Vertigo Films
Duración 105 min
Fecha de estreno 31/05/2024
Sinopsis
La judoka Leila y su entrenadora Maryam viajan al Campeonato Mundial de Judo con la intención de traer a casa la primera medalla de oro para Irán. A mitad de la competición, reciben un ultimátum de la República Islámica que exige a Leila fingir una lesión y perder. Con su libertad y la de su familia en juego, Leila se enfrenta a una decisión imposible: fingir una lesión y obedecer al régimen iraní, como le implora Maryam, o desafiar a ambos y seguir luchando por el oro.
Hay un hecho que convierte inevitablemente a Tatami en un acontecimiento histórico, y es que se trata de la primera colaboración entre una directora –y actriz– iraní y un director israelí. El film, rodado de manera clandestina, es una coproducción entre Georgia y Estados Unidos, fue estrenado mundialmente en la sección Orizzonti del Festival de Venecia y llega ahora a nuestras pantallas.
Zar Amir Ebrahimi (actriz iraní galardonada en Cannes por su interpretación en la película Holy Spider) y Guy Nattiv (director israelí ganador de un Oscar al mejor cortometraje por Skin) dirigen al alimón este intenso thriller, deportivo, político y feminista a partes iguales. Amir Ebrahimi, además de codirigir el film, interpreta a Maryam Ghanbari, la entrenadora de la judoca iraní Leila Hosseini (interpretada por Arienne Mandi), que vive uno de los momentos más importantes de su carrera al participar en el campeonato mundial de judo que se celebra en Tiflis. Leila, que compite en la categoría de hasta 60 kg, es una mujer empoderada, lo tiene todo para ganar y está en su mejor momento, pero las cosas se torcerán cuando su entrenadora reciba una llamada presionándola para que la luchadora abandone el campeonato. Ni la Federación Nacional de judo ni el régimen iraní podrían tolerar un enfrentamiento de Leila con la judoca israelí y el consecuente deshonor que supondría una posible derrota, así que intentarán a toda costa evitar que Leila llegue hasta la final. El secuestro de sus padres, las amenazas y los chantajes se convertirán en la espada de Damocles de la protagonista, que tendrá que decidir entre pelear por alcanzar su sueño (arriesgando incluso la vida de familiares y seres queridos) o acatar las injustas imposiciones del régimen retirándose del mundial.
LA PUESTA EN ESCENA, LA TENSIÓN IN CRESCENDO, EL RITMO TREPIDANTE DE LA PARTE CENTRAL DEL FILM Y SUS COMBATES, EL USO DE LA STEADYCAM EN SUS PLANOS SECUENCIA, UN SÓLIDO GUION Y UNAS BUENAS INTERPRETACIONES HACEN DE ELLA UNA PELÍCULA NOTABLE.
Podríamos decir que Tatami es una película de ficción, pero también es cierto que resuenan en ella diversas realidades. Por un lado, el film está inspirado en los casos de las iraníes Sadaf Khadem –boxeadora– y Kimia Alizadeh –taekwondista–, que desafiaron al régimen de su país y solicitaron asilo mientras competían fuera de Irán. Por otro, la codirectora del film, Amir Ebrahimi, hace quince años que no pisa su propio país. En 2008, un vídeo sexual en el que supuestamente aparecía su imagen, se filtró en Internet. Fue condenada a 99 latigazos y 10 años de cárcel. Como muchos otros cineastas iraníes (pienso, por ejemplo, en Jafar Panahi, Mohammad Rasoulof o Maryam Tafakory), se vio obligada a marcharse de Irán.
Filmada en un impecable blanco y negro (¿un guiño tal vez al Toro Salvaje de Scorsese?), Tatami sabe, sin duda, sacar el mejor provecho a los códigos del thriller. La puesta en escena, la tensión in crescendo, el ritmo trepidante de la parte central del film y sus combates, el uso de la steadycam en los planos secuencia, un sólido guion y unas buenas interpretaciones hacen de ella una película notable; si bien un excesivo e innecesario subrayado final de su mensaje político empaña ligeramente sus logros. Por suerte, eso sí, sus directores no han optado por una resolución triunfalista que dulcificara en exceso el film y lo alejara de una realidad que aún dista mucho de ser igualitaria.