Crítica — Tratamos demasiado bien a las mujeres: Carmen Machi, ángel exterminador con traje de novia
La diseñadora de vestuario Clara Bilbao debuta en la dirección con una arriesgada propuesta que cuenta con un elenco estelar en el que destaca Carmen Machi en un papel sorprendente. Pese al tono esperpéntico del relato y el trabajo de los intérpretes, el filme se ve lastrado por una propuesta formal excesivamente académica por parte de la directora.
Tratamos demasiado bien a las mujeres
Año 2023
País Espanya i França
Dirección Clara Bilbao
Guion Miguel Barros. Novel·la: Raymond Queneau
Producción Ficción Producciones, Noodle Production, RTVE, TVG
Reparto Carmen Machi, Antonio de la Torre, Julián Villagrán, Oscar Ladoire, Isak Ferriz, Gonzalo de Castro, Luis Tosar
Fotografía Imanol Nabea
Montaje Ascen Marchena
Distribución Filmax
Duración 97 min
Fecha de estreno 15 de març de 2024
Sinopsis
Remedios Buendía defiende su patria y luchará por ella por encima de todo. Este fatídico día del otoño del 45, un grupo de maquis a la fuga ha tenido la mala idea de tomar la estafeta donde Remedios, ilusionada, se prueba su vestido de novia. Hoy será el día en el que Remedios demostrará hasta dónde puede llegar defendiendo sus valores. Y nadie podrá pararla. Ni siquiera este batallón de rebeldes con fusiles humeantes y puños en alto.
Tratamos demasiado bien a las mujeres
Año 2023
País Espanya i França
Dirección Clara Bilbao
Guion Miguel Barros. Novel·la: Raymond Queneau
Producción Ficción Producciones, Noodle Production, RTVE, TVG
Reparto Carmen Machi, Antonio de la Torre, Julián Villagrán, Oscar Ladoire, Isak Ferriz, Gonzalo de Castro, Luis Tosar
Fotografía Imanol Nabea
Montaje Ascen Marchena
Distribución Filmax
Duración 97 min
Fecha de estreno 15 de març de 2024
Sinopsis
Remedios Buendía defiende su patria y luchará por ella por encima de todo. Este fatídico día del otoño del 45, un grupo de maquis a la fuga ha tenido la mala idea de tomar la estafeta donde Remedios, ilusionada, se prueba su vestido de novia. Hoy será el día en el que Remedios demostrará hasta dónde puede llegar defendiendo sus valores. Y nadie podrá pararla. Ni siquiera este batallón de rebeldes con fusiles humeantes y puños en alto.
Uno de los aciertos de Tratamos demasiado bien a las mujeres, debut en el largometraje de la prestigiosa diseñadora de vestuario Clara Bilbao (ganadora de cuatro Goyas, por Maixabel, La sombra de la ley, Nadie quiere la noche y Blackthorn), es la desacomplejada autoconciencia con la que dialoga con sus referentes (el cine de Berlanga y Azcona, para empezar, pero también el de Fernando Fernán-Gómez, así como el de uno de sus discípulos más directos: Álex de la Iglesia), para después alejarse de ellos o ponerlos en cuestión cuando es preciso. La película, que cuenta con guion de Miguel Barros, adapta al contexto de la posguerra española la novela homónima que, en 1947, publicó el escritor francés Raymond Queneau. La situación política e histórica del libro de Queneau, que abordaba la insurrección irlandesa contra el gobierno británico de 1916, es transformada en el filme de Bilbao en la España de 1945, una etapa en la que maquis republicanos y ejército franquista jugaban a un macabro juego del ratón y el gato por las zonas montañosas o rurales de diversos puntos del país. En este endiablado contexto, siete soldados republicanos extraviados y derrotados (encarnados por rostros populares del cine español: Antonio de la Torre, Julián Villagrán y Óscar Ladoire, entre otros) recalan por casualidad en un pueblo de montaña y se ocultan en su oficina de correos, donde se encuentrancon Remedios Buendía (Carmen Machi, descomunal), una convencida fascista que ha ido a recoger su vestido de novia.
Tratamos demasiado bien a las mujeres se desarrolla, pues, en un contexto de crisis y cambio traumático (el de la posguerra) al que Berlanga y Azcona le hubieran sacado mucha punta (como ya hicieron con la Guerra Civil en La vaquilla, con los primeros años de la transición a la democracia en La escopeta nacional o con la España que pasaba de la autarquía al desarrollismo en El verdugo) y presenta una situación de encierro característica de al menos una parte del cine de Álex de la Iglesia (de El bar a Mi gran noche, pasando por Perfectos desconocidos). El filme de Bilbao comparte con sus referentes más directos el humor negrísimo y el tono grotesco, exagerado, que lo enlaza con una cierta tradición valleinclanesca de nuestro cine, con esa tendencia, habitual en la obra de Berlanga pero también en la de Fernando Fernán-Gómez o Marco Ferreri, a mostrar la realidad española desde el esperpento, colocando ante dicha realidad un espejo deformante que, contradictoriamente, saca a relucir su auténtica naturaleza oscura. Como decíamos al inicio, uno de los aciertos del filme de Bilbao es la autoconciencia con la que asume este legado y, a la vez, la osadía con la que se aleja de él, incluso a veces (aunque sea ligeramente) cuestionándolo. Esta distancia está encarnada en un personaje, pero también en una actriz, que tiene nombre y apellidos: Remedios Buendía, interpretada por la más grande, Carmen Machi. Machi encarna, en cuerpo, alma y voz (ronca), a un personaje odioso (tanto como la Lola Gaos de Furtivos, aunque el filme de Borau estaba atravesado no por el esperpento, sino por un fatalismo inconmensurable), una fascista recalcitrante y un ángel vengador vestido con traje de novia. Esta centralidad del personaje femenino es inusual en los cineastas anteriormente citados (aunque Fernán-Gómez construyó una de sus mejores películas, El mundo sigue, alrededor del conflicto trágico entre dos hermanas), como lo es el tono pulp y explícitamente violento del filme de Bilbao (que incluye, incluso, hacia el final, un cierto componente sobrenatural), que lo aproximaría más al universo de Álex de la Iglesia.
MACHI ENCARNA, EN CUERPO, ALMA Y VOZ (RONCA), A UN PERSONAJE ODIOSO (TANTO COMO LA LOLA GAOS DE FURTIVOS, AUNQUE EL FILME DE BORAU ESTABA ATRAVESADO NO POR EL ESPERPENTO, SINO POR UN FATALISMO INCONMENSURABLE), UNA FASCISTA RECALCITRANTE Y UN ÁNGEL VENGADOR VESTIDO CON TRAJE DE NOVIA.
Pese a constituir una apuesta arriesgada e insólita en cuanto a tema y tono, Tratamos demasiado bien a las mujeres adolece de una puesta en escena, o un esquema formal, algo tímido, que no explota a fondo las posibilidades cinematográficas de una situación —diversos personajes encerrados en un único espacio— que tiende de forma natural a lo teatral y al dominio del diálogo, y de las interpretaciones, a falta de una propuesta visual contundente. Por otro lado, al guion de Barros, pese a ese personaje femenino central a contracorriente (una mujer empoderada, desde luego, pero en el bando erróneo de la historia, lo cual provoca en la audiencia una incomodidad interesante, aunque en ocasiones conflictiva), le cuesta despegarse de la literalidad de la situación narrada para abordar, de forma abstracta y metafórica, cuestiones más generales acerca de la violencia, la opresión o la barbarie fascista; es en una de las escenas finales, y cuando tal vez es ya demasiado tarde, cuando se entiende la dimensión simbólica del personaje de Machi, un ángel exterminador de alas tan negras como la ideología que defiende.