Crítica — Una familia: Las palabras justas
La novelista Christine Angot debuta como cineasta con este documental autobiográfico en el que vuelve a abordar el tema central de su obra: el incesto. Se estrena en Filmin.
Une Famille (Una familia)
Año 2024
País Francia
Dirección y guion Christine Angot
Producción
Le Bureau
Rectangle Productions
France 2 Cinéma
Reparto
Christine Angot
Rachel Schwartz
Léonore Chastagner
Claude Chastagner
Fotografía
Caroline Champetier
Hugo Martin
Inès Tabarin
Montaje Pauline Gaillard
Distribución Filmin
Duración 80 min
Fecha de estreno 22 de noviembre de 2024
Sinopsis
Christine Angot, novelista, regresa a Estrasburgo como parte de su gira literaria. Allí conoció a su padre cuando tenía trece años y pasó unas vacaciones con él. Fue entonces cuando empezó a violarla. Hace mucho tiempo que falleció, pero su familia sigue viviendo en el mismo lugar. Ella decide llamar a su puerta.
Une Famille (Una familia)
Año 2024
País Francia
Dirección y guion Christine Angot
Producción
Le Bureau
Rectangle Productions
France 2 Cinéma
Reparto
Christine Angot
Rachel Schwartz
Léonore Chastagner
Claude Chastagner
Fotografía
Caroline Champetier
Hugo Martin
Inès Tabarin
Montaje Pauline Gaillard
Distribución Filmin
Duración 80 min
Fecha de estreno 22 de noviembre de 2024
Sinopsis
Christine Angot, novelista, regresa a Estrasburgo como parte de su gira literaria. Allí conoció a su padre cuando tenía trece años y pasó unas vacaciones con él. Fue entonces cuando empezó a violarla. Hace mucho tiempo que falleció, pero su familia sigue viviendo en el mismo lugar. Ella decide llamar a su puerta.
Una crítica publicada en la revista francesa Les Inrockuptibles sobre la novela autobiográfica Viaje al Este (2021), de Christine Angot, afirmaba: “Retoma el tema del incesto para ir todavía más lejos: ¿por qué nadie hizo nada? Un texto de una fuerza inaudita sobre el silencio y la inacción, sobre la colaboración tácita”. La presente crítica podría suscribir, palabra por palabra, dicho análisis: Una familia es un documental autobiográfico y el debut en el largometraje de la reconocida novelista francesa Christine Angot, pero constituye también una nueva entrega, esta vez en formato cinematográfico, del consistente ejercicio de memoria, autoficción y exorcismo artístico que la autora lleva haciendo desde que publicó en 1999 su polémica (y criticada) novela Incesto.
Para entender Una familia es necesario remontar la vista atrás, a la historia de un crimen, de una tragedia familiar, de unos actos tan horribles que provocaron que todo el mundo mirara hacia otro lado. No es difícil recomponer la historia de Christine Angot y el incesto al que la sometió su padre, Pierre Angot, durante años, y que se inició cuando ella sólo tenía 13, alargándose hasta la edad adulta, incluso estando ella ya casada. La novelista ha hecho de este trauma original (de intentar explicarlo, ponerle palabras, exorcizarlo a través de la literatura) el eje central de su obra, marcada por la autoficción. Incesto (1999) fue la novela que inició todo, y que causó una conmoción entre la crítica y el público franceses (Angot fue criticada y vapuleada públicamente, tal y como recoge Una familia, que incluye la grabación de la vergonzosa entrevista que le hicieron en un programa televisivo); a ella le siguieron Una semana de vacaciones (2012), Un amor imposible (2017) y Viaje al este (2021). Estas tres novelas conforman una suerte de trilogía en las que Angot convoca a los tres protagonistas de la tragedia: el padre, y violador, en Una semana de vacaciones; la madre, en Un amor imposible, que fue adaptada al cine por Catherine Corsini en 2018, y en la que Angot rememoraba la vida de su progenitora (la historia de amor con Pierre, el abandono de él cuando ella estaba embarazada, el regreso a sus vidas cuando Christine había cumplido ya 13 años…) y, por último, la hija, ella misma, en Viaje al este.
TAL Y COMO HACE EN SUS NOVELAS, EN ‘UNA FAMILIA’ CHRISTINE ANGOT SE EXPONE DE FORMA DESCARNADA: ES ELLA LA QUE ESTÁ DELANTE DE LA CÁMARA, INTERROGANDO Y CUESTIONANDO A LAS PERSONAS QUE, YA SEA POR SU SILENCIO O POR SU INACCIÓN, LA DEJARON SOLA FRENTE AL MONSTRUO
Tal y como hace en sus novelas, en Una familia Christine Angot se expone de forma descarnada: es ella la que está delante de la cámara, interrogando y cuestionando a las personas que, ya sea por su silencio o por su inacción, la dejaron sola frente al monstruo. No es fácil, en ocasiones, ponerse del lado de la autora: su modo de expresarse, de actuar, sus fuertes opiniones, pueden generar incomodidad, pero esta es, tal vez, la única emoción posible que, como público, deberíamos sentir ante la historia que expone Una familia: la de una vida rota a los 13 años por las continuadas violaciones y abusos cometidos por aquel que debería haberla protegido, así como la red de silencios y complicidades que rodearon esos hechos, que se alargaron durante años. Tal y como hace en sus novelas, también, Angot busca exorcizar el trauma a través de las palabras, buscando los vocablos justos, exactos, que le permitan explicar lo que le sucedió, encontrar un cierto sosiego, sanar las heridas. Una familia es, por tanto (como lo era, en cierta medida, El desencanto, de Jaime Chávarri, otra película sobre el exorcismo de los traumas familiares, y nacionales, a través de la confrontación verbal), una película dialéctica, en la que Angot se enfrenta, uno a uno, verbalmente, con aquellos que o bien guardaron silencio o bien miraron a otro lado. Delante de la cámara de Angot, y sentados frente a ella, desfilan su madre (uno de los testimonios más desgarradores); su exmarido y padre de su hija (que intenta explicar su inacción a partir de una violación que él mismo sufrió de niño, exponiendo, como lo hace la serie Mi reno de peluche, la naturaleza cíclica e interminable del abuso) y, también, en una escena cargada de violencia física, pero, sobre todo, verbal, la exmujer del padre, que afirma que no sabía nada.
Finalmente, Angot encuentra las palabras exactas, aquellas que necesita, las que inician el proceso de sanación, en una frase marcada por la empatía y la comprensión pronunciada por su hija, ya adulta (y a la que hemos visto, de niña a lo largo del film, jalonado por numerosas grabaciones domésticas de la banal ―y que, por eso mismo, contrasta brutalmente con la demoledora experiencia que vivió Angot de adolescente― vida familiar de Christine, su marido, Claude, y su pequeña hija, Léonore). La experiencia incómoda, honesta, descarnada y visceral que provoca el visionado de Una familia acaba con un momento esperanzador y de honda comprensión intergeneracional entre madre e hija, entre Christine y Léonore. Tal vez, parece decir Angot, han tenido que pasar cuatro décadas, y que el mundo esté habitado por una nueva generación, para empezar a llamar las cosas por su nombre, para dejar de mirar a otro lado.