D’A 2024 — No hay un solo cine hecho por mujeres, hay muchos
En el D’A Festival de Cinema de Barcelona nos hemos encontrado con un hecho muy esperanzador y, hasta cierto punto, nuevo: más de un tercio de la programación, 48 títulos entre cortos y largos, llevan firma de mujer. Esto nos ha obligado a escoger y a seleccionar entre muchas propuestas distintas y muy interesantes.
Cuando estamos prácticamente a la mitad del recorrido del D’A Film Festival de Barcelona, podemos hacer un pequeño balance de la presencia de las mujeres directoras en esta edición del 2024. Este año había nada más y nada menos que 48 films de autoras, de todos ellos nos hablaba Eulalia Iglesias en Autoría con nombre de mujer – Una guía para consultar todas las películas firmadas por directoras del D’A, el magnífico itinerario por las películas dirigidas por mujeres en las distintas secciones del festival. Ahora toca empezar a hacer balance de lo que hemos visto. En esta primera crónica hemos seleccionado nueve títulos realmente interesantes. En una segunda crónica hablaremos de lo que nos queda por descubrir en este festival que reúne en su programación auténticas sorpresas.
En la sección Direccions, dedicada a mostrar películas de autores consagrados y muchos de ellos ya conocidos en el festival, destacamos dos películas.
Le Retour, de Catherine Corsini, Francia 2023
La directora de La fractura y Un amor de verano, vuelve a Córcega donde vivió de niña, para contar una historia de tintes autobiográficos, pero travestida, o mejor dicho construida, en torno a personajes que son ella y no lo son. Corsini perdió a su padre siendo muy pequeña y vivió un tiempo en la isla junto con su madre. Este es el punto de partida para contar la historia de Khédidja (Aïssatou Diallo Sagna) y sus dos hijas adolescentes, Jessica (Suzy Bemba), de 18 años, y Farah (Esther Gohourou), de 15 años, tres mujeres negras que vuelven a la isla donde nacieron. La película empieza con una escena en el puerto cuando las dos niñas son muy pequeñas y se funden en un abrazo con su madre que llora. No sabemos nada todavía, ni siquiera dónde están. Las recuperamos quince años después, en el momento en que la madre decide aceptar un trabajo en la isla cuidando a los hijos de una burguesa familia parisina. Desde el momento en que llegan a Córcega, el film y sus vidas se separan poco a poco mientras seguimos sus tres recorridos emocionales en ese verano en el que las chicas descubrirán quién era su padre y aprenderán a gestionar su sexualidad, y su madre se enfrentará a su sentimiento de culpa. Catherine Corsini es una directora veterana con una veintena de films en su carrera en los que hay siempre una preocupación por combinar una cierta comedia inteligente con un drama social. En Le Retour este esquema se mantiene. Jess y su despertar al amor lésbico protagonizan una crisis de crecimiento, Farah y su rebeldía vital ofrecen momentos de distensión, mientras que la madre, Khédidja, logra reconciliarse consigo misma en ese verano en Córcega.
Música, de Angela Schanelec, Alemania 2023
La directora de Estaba en casa, pero… nos cuenta una historia mítica, nunca mejor dicho. Una historia basada o inspirada en el mito de Edipo, el hombre que mató a su padre, se casó con su madre y vagó por la tierra ciego, guiado por su hija. Todo esto está en Música, pero no hace falta saberlo para sumergirse en el clima emocional de este film que se atreve a utilizar poderosas elipsis narrativas, sin que sus personajes cambien nunca. Porque lo importante no es su aspecto físico, sino las alteraciones que les suceden en el fondo de sus almas. Todo sucede en una Grecia sin tiempo, pero cercana, donde un bebé es abandonado y recogido por unos pescadores. Ya adolescente, este niño que sufre unas heridas permanentes en los pies, matará a un hombre y años después conocerá a una mujer y tendrá una hija. Jon es siempre el actor Aliocha Schneider y su mujer, Iro, es siempre Agathe Bonitzer. Sin usar prácticamente diálogos, la directora alemana utiliza la música como un elemento más de la narración. Música barroca de una belleza absoluta, que contrasta con la sequedad rocosa de las costas griegas donde sucede la acción. Film contemplativo, en el que hay que dejarse mecer por las imágenes, Música exige del espectador una complicidad, la de no buscar nada más allá de lo que se ve. Por eso, conocer que es una relectura de la obra de Sófocles puede ayudar, pero es completamente innecesario.
En Talents, la sección competitiva en la que los films deben ser estrenos en España, hay tres que destacan por distintos motivos.
Family Portrait, de Lucie Kerr, Estados Unidos 2023
Family Portrait, ópera prima deslumbrante y ensoñadora de la joven directora estadounidense Lucy Kerr, seleccionada en el 2022 por la revista Filmmaker Magazine como una de las 25 nuevas caras del cine independiente, se estrenó en el Festival de Locarno del año pasado. Todo sucede en un día en el que una familia se reúne para hacer una foto todos juntos en la gran casa familiar. Cuando la madre desaparece misteriosamente, cada uno de los miembros de esa familia se dispersa y se pierde, mientras la hija mayor intenta encontrar a su madre para poder cumplir con el ritual de la tradicional foto de Navidad. Prácticamente sin diálogos, vemos cómo se organizan y desorganizan los grupos familiares en una atmósfera que bordea el fantástico. Hay ecos involuntarios del Sacrificio de Tarkovski (sin su dimensión metafísica) en ese deambular de una rica familia por salones y jardines, perdidos y sin eje que los centre. Largos planos siguen a los personajes y les dejan evolucionar sin ir a ningún sitio, con excepción de la hija, empeñada en encontrar a su madre y hacer esa foto que deviene un fin inalcanzable. Se trata de un cine independiente al cien por cien, y Lucy Kerr demuestra con este film que es una directora con una gran personalidad que domina los movimientos internos del cuadro en un ondulante vaivén de figuras fantasmagóricas.
Un lugar común, de Celia Giraldo, España 2023
El nombre de Celia Giraldo llamó la atención al ver que era la directora de algunos capítulos de la serie Això no es Suècia, de Aina Clotet, a la que había conocido cuando cursaba el último curso en la ESCAC. Aina protagonizaba el film colectivo de fin de carrera La filla d’algú, Celia era una de las directoras. En su primer film en solitario, Un lugar común, Celia ha vuelto a contar con la complicidad de Aina en un pequeño personaje, porque la protagonista absoluta del film es Eva Llorach en uno de los mejores papeles de su carrera. Un lugar común cuenta la historia de una mujer de 52 años, auxiliar de enfermería, madre de dos hijos adolescentes, ama de casa con una vida organizada y rutinaria. Pilar no tiene problemas, tampoco tiene demasiada vida hasta que le anuncian que la prejubilan y de repente se encuentra con que tiene tiempo pero no sabe qué hacer con él. Pero, sobre todo, se da cuenta de que en su familia nadie la ve. ¿Por qué le interesó a una chica de 28 años contar esta historia? Es la primera y agradable sorpresa: encontrarte con alguien que no te cuenta su vida ni la de sus amigas. La segunda gran sorpresa del film de Celia Giraldo es el tono narrativo, con un humor subterráneo que se deja sentir en pequeños apuntes y una evolución del personaje un tanto inesperada. Un lugar común es desde luego uno de los mejores debuts de este año en el cine catalán.
HLM Pussy, de Nora el Hourch, Francia 2023
Esta poderosa ópera prima sobre el consentimiento, dirigida por la cineasta francomarroquí Nora el Hourch, presenta la originalidad de hablar de temas como la violencia sexual contra las mujeres jóvenes o el movimiento #MeToo en un contexto muy concreto, el de la comunidad árabe en Francia. El Hourch reflexiona en esta fresca, realista y muy vívida película, protagonizada por tres extraordinarias actrices adolescentes noveles, sobre las diferentes velocidades que la lucha feminista o el #MeToo pueden llegar a adoptar, dependiendo del contexto social y económico de cada mujer. Así, la cineasta elabora un didáctico manifiesto contra la cultura de la violación y sobre la importancia del consentimiento, en el que las cuestiones de género se entremezclan, orgánicamente, con cuestiones de raza y clase. Al final, sin embargo, y como Girlhood, de Céline Sciamma (obra de referencia para la película de El Hourch), HLM Pussy es ante todo una película sobre la amistad femenina, así como sobre la importancia que esta tiene en una fase de formación identitaria clave como es la adolescencia.
Radar es una sección donde se pueden encontrar las películas más arriesgadas del festival, las que se salen de las normas y escapan a las clasificaciones. De lo visto hasta el momento de escribir esta crónica, destacamos dos realmente provocadoras.
Camping du Lac, de Éléonore Saintagnan, Francia 2023
La directora francesa Éléonore Saintagnan, ganó el premio especial del jurado del Festival de Locarno con esta ópera prima que es difícil de definir. Docuficción es quizás lo más cercano para describirla. Pero en realidad es algo más complejo. Narrado en primera persona por la propia directora, el film nos cuenta cómo, por culpa de una avería en el coche, ella, la directora, debe quedarse en un camping cerca de un lago en Bretaña. Para llenar la espera mientras le arreglan el coche, la mujer conoce a los peculiares habitantes permanentes de ese camping en el lago donde dice la leyenda que hay un pez de dimensiones gigantescas al que protege un santo muy peculiar, San Corentin. El fantástico se cuela en la realidad. El sonido del viento y las aves, que la mujer graba, y las conversaciones y canciones cruzadas entre los curiosos personajes de ese lugar semi abandonado fuera de temporada, crean una sensación de irrealidad, de sueño o de cuento. Una manera muy inteligente de hablar de la crisis climática, del cambio de parámetros en la vida rural y de la capacidad de sorprenderte donde menos te lo esperas.
The Feeling That the Time for Doing Something Has Passed, de Joanna Arnow, Estados Unidos, 2023
La película con el título más largo del festival es, sin embargo, una de las más cortas, y más provocadoras y más inesperadas. Joanna Arnow lo hace todo en esta película: escribe, dirige y es la protagonista absoluta de una historia que es difícil de imaginar con otra actriz. Porque lo que la Joanna Arnow directora le pide que haga a la Joanna Arnow actriz no sería fácil de hacer con una actriz contratada en estos tiempos de moralismo y autocensura. Poniéndose ella en primera persona, Arnow asume el riesgo de mostrarse desnuda, y no sólo de cuerpo, en una aventura de un amor poco convencional. Ann tiene 33 años, lleva gafas, el pelo sin arreglar y tiene un cuerpo no normativo, aunque sí hermoso. Ann trabaja en una oficina mediocre, tiene unos padres mediocres y una vida mediocre. Menos en un aspecto, Ann es una sumisa convencida y mantiene relaciones poco convencionales con Allen, un hombre mayor que ella. Ann/Joanna intenta conocer a otros hombres, pero con ninguno consigue lo que Allen le ofrece. Filmada en planos muy cercanos, sin ningún pudor ni miedo, la vida de esta mujer sin encantos, acaba siendo fascinante en su rutinaria manera de mostrarse. Sórdida e hilarante, la define el resumen del festival. Y lo es, las dos cosas. Sórdida, pero ojo, no sucia. No hay un solo momento de obscenidad en este exhibicionismo. Hilarante desde luego, pero no con la carcajada, sino con la media sonrisa de complicidad con esta mujer que, en el fondo, lo que está buscando es el amor. The Feeling That the Time for Doing Something Has Passed podemos traducirlo como El sentimiento de que el tiempo para hacer algo ha pasado, es una frase enigmática que se dice en el film. Enigmática sí, pero coherente con el contexto del mundo de Ann, para Joanna/Ann el momento ha pasado; para Joanna/Joanna, por suerte, el momento no es más que el principio de una larga carrera.
Focus Catherine Breillat. El último verano, Francia 2023
La retrospectiva de Catherine Breillat que se puede ver en la Filmoteca de Catalunya en colaboración con el D’A Film Festival durante este mes, contó con la presencia de la veterana directora francesa que presentó El último verano, el que es, por ahora, su último trabajo. Se trata de un film de encargo del productor que quería hacer un remake del film danés Reina de corazones de May el-Toukhy, la directora de títulos como Romance X o Abuse de faiblesse aceptó hacerlo con la condición de reescribir el guion para hacer algunos cambios que no afectan al eje central del film. El último verano es la historia de una relación amorosa desigual entre una mujer adulta, madre de dos niñas, y el hijo adolescente de un primer matrimonio de su marido. Acostumbrada a narrar relaciones poco convencionales en su cine, se comprende por qué el productor pensó en Breillat como directora. Con la complicidad absoluta de Léa Drucker, una mujer elegante, fría y segura, y la belleza andrógina de Samuel Kircher, un Tadzio de bucles dorados, Catherine Breillat ahonda en los sentimientos de dominación mutua, sin caer en ningún momento en el sentimentalismo o el moralismo que una historia como esta podría suscitar. Sin duda haber dedicado su Focus a esta importante directora de 76 años, es uno de los aciertos del D’A de este año.
Premi D’A 2024. Alice Rohrwacher: La quimera
Alice Rohrwacher ha recibido, de forma absolutamente merecida (como Céline Sciamma el año pasado) el Premio D’A de la edición 2024 del festival. La cineasta italiana tiene una filmografía tan breve —cuatro largometrajes de ficción: Corpo celeste (2011), El país de las maravillas (2014), Lazzaro feliz (2018) y La quimera (2023) — como profundamente original. El cine de Rohrwacher tiene la extraña cualidad de no parecer de este mundo, o al menos no de esta época. Sus películas se construyen siempre en un cierto espacio intermedio: entre la vida y la muerte, el sueño y la vigilia, la imaginación y la realidad y, sobre todo, el pasado y el presente. La particularidad que tiene la La quimera es contar con un actor principal que no es uno de los numerosísimos actores no profesionales (vecinos, amigos, familiares o conocidos de la propia Rohrwacher, habitantes de la zona rural del norte de Italia en la que ella vive) que pueblan su obra, sino un elemento ajeno a la misma, una estrella británica como es Josh O’Connor. El “injerto imposible” —tal y como definía Alain Bergala a las colaboraciones entre Roberto Rossellini e Ingrid Bergman— funciona de forma sorprendente, diría incluso que milagrosa. O’Connor otorga a este Orfeo vestido con un deshilachado y sucio traje de lino blanco, en busca de una Eurídice enterrada no en el infierno, sino en los recuerdos del pasado, una gravedad y una melancolía de proporciones cósmicas. Como Lazzaro feliz, La quimera propone un viaje en el tiempo, un trayecto que va de la Italia de los 80 a la de los etruscos, y de ese grupo de pícaros tombarolis (o ladrones de tumbas) que lidera O’Connor, al mundo de los espíritus, de los muertos. Un mundo bajo tierra que, como dice Italia (fabulosa Carol Duarte, auténtica conciencia del filme y mujer ilusa y luminosa, de gestualidad excéntrica, como las que Giulietta Massina interpretaba en la obra de Fellini), no está hecho “para los ojos de los vivos”. Este es, pues, un filme sobre la influencia del pasado en el presente, sobre un duelo tan pesado que es imposible de llevar a hombros y, por supuesto, siendo un filme de Rohrwacher, también una crítica afilada al capitalismo y a la codicia humana y al expolio, por parte de las clases privilegiadas, de los tesoros que nos pertenecen a todas.