Crítica — El caftán azul: Tradición, amor y progreso
Maryam Touzani dirige un drama intimista que reivindica el amor en todas sus formas.
El caftán azul (Le bleu du caftan)
Año 2023
País
Francia
Marruecos
Bélgica
Dinamarca
Dirección Maryam Touzani
Guion
Maryam Touzani
Nabil Ayouch
Producción
Les Films du Nouveau Monde
Snowglobe
Velvet Films
Ali n'Productions
Reparto
Lubna Azabal
Saleh Bakri
Ayoub Missioui
Fotografía Virginie Surdej
Montaje Nicolas Rumpl
Música Kristian Eidnes Andersen
Distribución Karma Films
Duración 122 min
Fecha de estreno 10 de marzo de 2023
Sinopsis
Halim lleva mucho tiempo casado con Mina, con quien regenta una tienda tradicional de caftanes en la medina de Salé, una de las más antiguas de Marruecos. La pareja vive desde siempre con un secreto que Halim ha aprendido a ocultar. Pero la enfermedad de Mina y la llegada a la tienda de un joven aprendiz, hará que sus vidas cambien por completo.
El caftán azul (Le bleu du caftan)
Año 2023
País
Francia
Marruecos
Bélgica
Dinamarca
Dirección Maryam Touzani
Guion
Maryam Touzani
Nabil Ayouch
Producción
Les Films du Nouveau Monde
Snowglobe
Velvet Films
Ali n'Productions
Reparto
Lubna Azabal
Saleh Bakri
Ayoub Missioui
Fotografía Virginie Surdej
Montaje Nicolas Rumpl
Música Kristian Eidnes Andersen
Distribución Karma Films
Duración 122 min
Fecha de estreno 10 de marzo de 2023
Sinopsis
Halim lleva mucho tiempo casado con Mina, con quien regenta una tienda tradicional de caftanes en la medina de Salé, una de las más antiguas de Marruecos. La pareja vive desde siempre con un secreto que Halim ha aprendido a ocultar. Pero la enfermedad de Mina y la llegada a la tienda de un joven aprendiz, hará que sus vidas cambien por completo.
Mina y Halim llevan décadas casados y son un matrimonio aparentemente feliz que regenta una sastrería tradicional de caftanes a medida en la medina de Salé, una de las últimas que todavía utilizan métodos artesanales. Halim, al igual que su padre, es un maalem, ha dedicado toda su vida al oficio de la sastrería. Años de práctica han acabado dotándolo de una inigualable destreza, la del artesano que cuida hasta el más mínimo detalle, cosiendo siempre a mano y rechazando las máquinas, que tal vez resulten más rápidas y productivas, pero en ningún caso logran alcanzar el grado de perfección de sus hábiles manos. Así, mientras Halim pasa las horas en la trastienda cosiendo diligentemente sin apenas articular palabra, Mina recoge los pedidos, habla con las clientas y hace las cuentas. Y, aunque tengamos la sensación de que no sucede nada extraordinario, los primeros minutos de película nos dan las claves para conocer mejor a los personajes. Halim: frágil e introvertido. Mina (espléndida Lubna Azabal): valiente, protectora y sin miedo a decir las verdades, aunque puedan doler. Dos personas que se verán obligadas –cada una a su manera– a replantearse su vida ante la aparición de Youssef, joven aprendiz de quien Halim se enamora irremediablemente.
La puesta en escena de El caftán azul es exactamente como la elaboración de la prenda que da título al filme: delicada, minuciosa y con una gran atención al detalle. Escasean los diálogos, pero el film está plagado de pequeños gestos, miradas y silencios elocuentes. En sus imágenes, se acaricia el delicado tejido color azul petróleo del mismo modo que se acaricia la piel. A menudo, la cámara nos muestra sólo los elementos más cercanos (los rostros, los detalles bordados del caftán…) y desenfoca el resto de la imagen, como dándonos a entender, tal vez, que solo las personas que tenemos a nuestro alrededor más inmediato son las que de verdad importan, las que determinan nuestra vida, como Mina, como Halim, como Youssef. Los interiores (la sastrería, la casa de Mina y Halim) son a veces claustrofóbicos, sí, pero también en cierto modo acogedores, como las rutinas que Halim y Mina se han creado para sobrevivir en un contexto como el que les ha tocado vivir. Los tonos ocres de los espacios interiores contrastan con los vivos colores de las telas y el exterior se convierte en un lugar un tanto hostil, extraño y casi ajeno a los protagonistas. Tanto es así, que en una de las pocas secuencias en que Halim y Mina pasean por la calle, son interpelados por la policía, que afirma estar haciendo una inspección «rutinaria».
«LA PUESTA EN ESCENA ES EXACTAMENTE COMO LA ELABORACIÓN DE LA PRENDA QUE DA TÍTULO AL FILME: DELICADA, MINUCIOSA Y CON UNA GRAN ATENCIÓN AL DETALLE»
En Marruecos, la homosexualidad está castigada por el artículo 489 del código penal con sanciones que van desde los seis meses hasta los tres años de cárcel. La homofobia está normalizada y las relaciones entre personas del mismo sexo son un tabú. Por eso Halim, antes de conocer a Youssef, no tiene más remedio que ocultar su homosexualidad y vivir una doble vida. Escondiéndose en los baños individuales del hammam, mantiene sexo esporádico con otros hombres. A continuación, se viste, regresa a su casa y saluda a su esposa, perpetuando así las rutinas de su matrimonio. Un matrimonio que ve como su cotidianidad se resquebraja cuando Mina empieza a perder definitivamente la batalla contra el cáncer y decide que no quiere seguir ningún tratamiento más.
Al igual que Adam –ópera prima de Maryam Touzani–, El caftán azul se estrenó en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, y al igual que Adam, este su segundo filme denuncia las injusticias más flagrantes que se suceden en una sociedad extremadamente conservadora. Lo hace, eso sí, alejándose radicalmente del panfleto político o la reivindicación maniquea, sin emitir juicios ni buscar culpables, logrando con ello un film intimista e impregnado de una tristeza reposada. Un film que también podríamos definir como una celebración del amor en todas sus formas. El amor de Mina por su marido: quizás alejado ya del deseo, pero cercano a la complicidad, a la necesidad de proteger, a la amistad inquebrantable que perdura a través de las décadas. El amor de Youssef por Halim: próximo a la admiración, al respeto que ofrecen la madurez y la maestría de su mentor, un sastre que cuida al detalle cada una de sus puntadas. El amor de Halim por Youssef: pasión creciente que no es capaz de reprimir, ni siquiera ante los ojos de su esposa. Y sí, también el amor de los tres por un oficio en vías de extinción, por una de esas tradiciones cuya desaparición lamentaremos profundamente dentro de unos años, cuando todos, absolutamente todos los caftanes sean fabricados por máquinas y ya no tengan alma. No en vano, una de las frases más significativas pronunciada por Mina antes de morir es: «Halim, no tengas miedo a amar».