Crítica — El deshielo: Heridas que no cicatrizan
La impactante ópera prima de Veerle Baetens aborda los traumas de la adolescencia que acaban por lastrar la vida adulta.
El deshielo (Het Smelt)
Año 2023
País Belgica
Dirección Verlee Baetens
Guion Verlee Baetens, Maarten Loix (Llibre: Lize Spit)
Producción Savage Film, PRPL, Versus Production
Reparto Charlotte De Bruyne, Rosa Marchant, Sebastien Dewaele, Spencer Bogaert, Naomi Velissariou, Femke Heijens, Amber Metdepenningen, Femke Van der Steen
Fotografía Frederic Van Zandycke
Montaje Thomas Pooters
Música Bjorn Eriksson
Distribución Vercine
Duración 111 min
Fecha de estreno 9 de febrero de 2024
Sinopsis
Trece años después de una mala experiencia, Eva, una joven de 26 años, regresa a su pueblo natal con un bloque de hielo en la parte trasera de su coche y la intención de afrontar su oscuro pasado.
El deshielo (Het Smelt)
Año 2023
País Belgica
Dirección Verlee Baetens
Guion Verlee Baetens, Maarten Loix (Llibre: Lize Spit)
Producción Savage Film, PRPL, Versus Production
Reparto Charlotte De Bruyne, Rosa Marchant, Sebastien Dewaele, Spencer Bogaert, Naomi Velissariou, Femke Heijens, Amber Metdepenningen, Femke Van der Steen
Fotografía Frederic Van Zandycke
Montaje Thomas Pooters
Música Bjorn Eriksson
Distribución Vercine
Duración 111 min
Fecha de estreno 9 de febrero de 2024
Sinopsis
Trece años después de una mala experiencia, Eva, una joven de 26 años, regresa a su pueblo natal con un bloque de hielo en la parte trasera de su coche y la intención de afrontar su oscuro pasado.
Hace ya algo más de una década que Veerle Baetens se dio a conocer en nuestro país por su papel de Elise en Alabama Monroe (Felix Van Groeningen, 2012). Ahora debuta tras las cámaras y lo hace con El deshielo, un desgarrador drama sobre el peso del pasado y la violencia estructural hacia las mujeres.
Hay personas con infancias idílicas. Personas que, cuando alguien les pregunta, recuerdan su niñez con cálidas palabras, con una sonrisa en el rostro. Otras, en cambio, buscan la manera de olvidarla a toda costa, de olvidar los traumas, los abusos, las inseguridades y la violencia. Eva es sin duda una de estas personas. Una mujer introspectiva cuyo pasado conoceremos mediante una serie de flashbacks, inicialmente idílicos, que acabarán por darnos a conocer el origen del trauma. Flashbacks que nos muestran a una Eva que inaugura su adolescencia un verano cualquiera junto a Tim y Laurens, sus supuestos mejores amigos. O, al menos, eso es lo que ella quiere pensar, que Tim y Laurens son sus mejores amigos y que por eso se hacen llamar «los tres mosqueteros». Porque la Eva adolescente, al fin y al cabo, no quiere nada más que un poco de amor y amistad, que sus padres no discutan cada dos por tres, que su madre la abrace por las noches, que deje de emborracharse, que Tim le haga un poco más de caso, que la respete, que la mire de otro modo. Eva es una de esas adolescentes algo inseguras que, con el único fin de gustar a los demás, es capaz hasta de traicionarse a sí misma haciendo cosas que en realidad no le gusta hacer. Como participar en esos juegos, aparentemente inocentes, a los que los adolescentes juegan cuando los adultos no están delante. Juegos que dejan entrever una violencia estructural inherente a nuestra sociedad, que evidencian las estructuras de poder y dominación de los hombres sobre las mujeres. Juegos que nos hablan sobre la pérdida de la inocencia a base de botellas de alcohol, de verdades y retos, de necesidad imperante de integración en un colectivo.
La joven actriz Rosa Marchant se alzó con el premio especial del jurado en el Festival de Sundance por su interpretación de Eva, una adolescente víctima de abusos a quien el mundo, y sobre todo aquellos a quienes más quiere, le darán la espalda. Una interpretación impregnada de vulnerabilidad y plagada de pequeños matices que en absoluto desentona con la de Charlotte De Bruyne en su papel de Eva adulta; mujer misteriosa e introspectiva que, en cierto momento de la película, viajará con un gran bloque de hielo cuya función desconocemos.
“LA JOVEN ACTRIZ ROSA MARCHANT SE ALZÓ CON EL PREMIO ESPECIAL DEL JURADO EN EL FESTIVAL DE SUNDANCE POR SU INTERPRETACIÓN DE EVA, UNA ADOLESCENTE VÍCTIMA DE ABUSOS A QUIEN EL MUNDO, Y SOBRE TODO AQUELLOS A QUIENES MÁS QUIERE, LE DARÁN LA ESPALDA”
Tradicionalmente, se asociaba la palabra «deshielo» con el fin del invierno y la llegada de la primavera, con ese momento en que los árboles empezaban a llenarse de hojas y todo empezaba a teñirse de verde. En definitiva, con el surgimiento de la vida tras un periodo de letargo e hibernación. Hoy en día, en cambio, dicha palabra tiene una interpretación mucho más ambigua. Nos remite, incluso sin quererlo, al calentamiento global, al agujero de la capa de ozono, a los casquetes polares derritiéndose. El deshielo al que hace referencia el título del film podría haber sido la entrada de la protagonista en la adolescencia, una transformación que implica una mayor conciencia del mundo, un acercamiento progresivo a la edad adulta. Aunque podría, por otro lado, hacer también referencia a una pérdida irreparable, la de la inocencia, la de la confianza, no sólo en sus supuestos amigos, sino también en los adultos que la rodean.
En el año 1997, el artista mexicano Francis Alÿs paseó por las calles de Ciudad de México arrastrando durante nueve horas un enorme bloque de hielo que, debido a la fricción con el suelo, acabó derritiéndose inevitablemente. La performance se titulaba A veces el hacer algo no lleva a nada, y con este gesto tan aparentemente irrelevante, Alÿs proponía una reflexión sobre todos esos actos que conllevan grandes esfuerzos, pero cuyos resultados acaban siendo imperceptibles. Veintisiete años más tarde, la protagonista de El deshielo sale de casa con un gran bloque de hielo similar al de Alÿs, pero con una finalidad bien distinta: la de demostrar que hay ocasiones en que sólo los actos radicales –las confesiones, los gritos, las denuncias o las muertes– pueden lograr que abramos los ojos y seamos conscientes de la realidad.