Crítica — Los pequeños amores: El espejo que es tu madre
En su segundo largometraje, Celia Rico profundiza en el concepto de hijidad, una palabra que según la RAE no existe, pero que tal vez deberíamos empezar a considerar.
Los pequeños amores
Año 2023
País Espanya
Dirección Celia Rico Clavellino
Guion Celia Rico Clavellino
Producción Arcadia Motion Pictures, Viracocha Films IAE, Noodles Production.
Reparto Adriana Ozores, María Vázquez, Aimar Vega
Fotografía Lucía Faraig, Santiago Racaj
Montaje Fernando Franco
Distribución Bteam Pictures
Duración 95 min
Fecha de estreno 8 de març del 2024
Sinopsis
Teresa cambia sus planes vacacionales para ayudar a su madre, que ha sufrido un accidente. Ese sofocante verano, la obligada convivencia propiciará que ambas vivan juntas momentos reveladores.
Los pequeños amores
Año 2023
País Espanya
Dirección Celia Rico Clavellino
Guion Celia Rico Clavellino
Producción Arcadia Motion Pictures, Viracocha Films IAE, Noodles Production.
Reparto Adriana Ozores, María Vázquez, Aimar Vega
Fotografía Lucía Faraig, Santiago Racaj
Montaje Fernando Franco
Distribución Bteam Pictures
Duración 95 min
Fecha de estreno 8 de març del 2024
Sinopsis
Teresa cambia sus planes vacacionales para ayudar a su madre, que ha sufrido un accidente. Ese sofocante verano, la obligada convivencia propiciará que ambas vivan juntas momentos reveladores.
No por casualidad, el día 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer– se estrena en salas comerciales el segundo largometraje de la directora Celia Rico que, tras su aclamada ópera prima Viaje al cuarto de una madre, regresa con otra historia sobre vínculos familiares, rodada principalmente en Cataluña. Los pequeños amores, junto con su anterior film, podrían conformar una suerte de díptico sentimental sobre las relaciones maternofiliales en el entorno cotidiano de la clase obrera. Un díptico, no sé si intencional, pero sí muy coherente, que retrata con suma honestidad y sencillez las relaciones entre madres e hijas. Sin idealizarlas, sin juzgarlas, sin caer en excesos de emotividad lacrimógena o pornografía emocional.
La historia de Los pequeños amores transcurre durante un caluroso verano en el que Teresa (María Vázquez), una mujer de 42 años, ha de dejar el apartamento que habita en Madrid para pasar algunas semanas en casa de su madre Ani (Adriana Ozores), que ha sufrido un leve accidente al ir caminando por el bosque. Durante dichas semanas de convivencia forzosa saldrán a la luz sus numerosas diferencias, pero también todas aquellas cosas que tienen en común y que las unen, toda esa complicidad, toda esa intimidad que había quedado adormecida a causa de la distancia.
MEDIANTE UNA PUESTA EN ESCENA SOBRIA Y FUNCIONAL, Y UN GUION CONFORMADO A BASE DE INNUMERABLES PEQUEÑOS DETALLES QUE DOTAN DE GRAN VEROSIMILITUD A LOS DOS PERSONAJES PROTAGONISTAS, RICO HA ENCONTRADO EN ADRIANA OZORES Y MARÍA VÁZQUEZ A LAS ALIADAS PERFECTAS PARA NARRAR UNA HISTORIA TAN EMOTIVA COMO INTELIGENTE
Y de fondo, siempre presente –aunque nunca absoluto protagonista– el dinero. Ese dinero que tanta falta hace para vivir. Ese dinero que nunca parece suficiente, que sólo alcanza para ir tapando agujeros y poniendo parches. Ese dinero del que nadie habla porque es de mala educación hablar de aquello en lo que todo el mundo está pensando. Ese dinero que aparecía en Viaje al Cuarto de una madre y sigue bien presente en Los pequeños amores. El dinero con el que pagar unas clases de inglés. El dinero con el que pintar la fachada de la casa. El dinero con el que comprar un billete de avión para viajar a Massachusetts o un Frigo Pie en una calurosa tarde de verano. Ese dinero que no da la felicidad, ni mucho menos, pero hace la vida más llevadera.
Mediante una puesta en escena sobria y funcional, y un guion conformado a base de innumerables pequeños detalles que dotan de gran verosimilitud a los dos personajes protagonistas, Rico ha encontrado en Adriana Ozores y María Vázquez a las aliadas perfectas para narrar una historia tan emotiva como inteligente. Una historia repleta de conversaciones aparentemente intrascendentes, pero que en realidad están cargadas de significado. Conversaciones sobre cómo cocinar el gazpacho, cómo limpiar una férula dental, qué libros leer cuando te aburres o cómo pintar una pared con humedades y grietas. Conversaciones que sirven de excusa para mostrar, con humor, sensibilidad y sutileza, la brecha generacional entre ambas mujeres, pero también sus parecidos. Conversaciones que, inevitablemente, nos provocan una sonrisa de complicidad al escucharlas. Y junto a estas conversaciones, otras preguntas mucho más trascendentes que la película formula, a veces de forma indirecta y sin saber muy bien a quién. ¿Cómo nos enfrentamos a la soledad o la incertidumbre? ¿Hemos decepcionado a nuestra madre al decidir tener una vida distinta a la que ella había imaginado para nosotras? ¿Qué cosas son realmente importantes en la vida? ¿Cómo aprendemos a amar? ¿Cómo podemos llegar a entender a quien no se nos parece en absoluto? ¿Qué pasa con todas esas mujeres que deciden no convertirse en madres?