ENTREVISTAS

Arantxa Aguirre — La escultura en el paisaje

Arantxa Aguirre ha hecho suyo el encargo de realizar un documental sobre Eduardo Chillida para cerrar el año del centenario de su nacimiento. La figura de uno de los escultores más importantes del siglo XX y parte del XXI es sobradamente conocida. Se han hecho muchos documentales sobre su obra, pero 'Ciento volando' nos descubre una nueva dimensión, un Chillida más oculto y privado. Aguirre decidió aproximarse al personaje desde el mismo centro de su creación: la casa y el jardín de Chillida Leku, sin duda el proyecto más importante para él, que concibió el conjunto como una obra total: la casa para sus esculturas. La entrevista con Arantxa nos permitió conocer el proceso de creación del documental, un film que quiere reflejar el lado más soñador de un artista que no se conformaba con el pájaro en mano.

Nuria Vidal

Eres hija del director de cine Javier Aguirre y de la actriz Enriqueta Carballeira, ¿cómo se crece con unos padres tan poco convencionales como ellos?

Creo que he sido una privilegiada por tener unos padres que me han dado la oportunidad de ir al teatro desde muy pequeña, dar clases de ballet, estudiar música, en fin, estar en contacto con el arte desde que he nacido. Somos tres hermanos y los otros dos no han ido por este camino, por eso creo que además hay algo dentro que te hace ser más receptiva a esos estímulos. Ha sido una suerte que mi naturaleza coincidiera con esa educación.

La música  y el ballet dominan tu filmografía como documentalista en títulos como Una rosa para Soler, Dancing Beethoven o El amor y la muerte, Historia de Enrique Granados.

Sí, yo creo que la música es primordial, no necesita traducción, es lo más directo, es lo que llega al ser humano. Es algo que desde muy pequeña me ha fascinado y emocionado. Empecé a estudiar ballet a partir de mi pasión por la música.

Al conocer tu trayectoria en el ballet y la música entendí que era lo que me gustaba tanto en el documental Ciento volando. De alguna manera, las esculturas bailan.

Lo has entendido muy bien, es eso lo que quería hacer. Pero no por un capricho o por un gusto mío, sino porque el cine tiene muchísimo que ver con el movimiento. La propia palabra viene de kiné, movimiento. Era la fotografía en movimiento. Todos los grandes directores cuando se acercan a la danza se quedan fascinados. Mira el caso de Saura. Hizo Bodas de sangre y ya no salió de ese mundo. Para el cine, el movimiento es fundamental. No sólo mover la cámara, sino el movimiento dentro del cuadro. Después de haber trabajado bastante con danza y descubrir esa relación tan maravillosa, al enfrentarme a la escultura me parecía que iba a ser muy estática. Me supuso un reto, un desafío. ¿Cómo resuelvo esto para que el lenguaje cinematográfico se funda con el lenguaje de la escultura? No me parecía que mover la cámara fuera la solución, buscaba el movimiento en las esculturas. La suerte de rodar en un jardín fue lo que me proporcionó esos reflejos de las hojas sobre la superficie pulida del acero, ese baile de las hojas sobre el acero era una maravilla. O descubrir esas nubes de pequeños mosquitos que estaban entre la cámara y la escultura. Iba buscando eso, el viento que movía las hojas que a su vez producían reflejos. Iba buscando el movimiento y lo encontré.

Para seguir leyendo es necesario registrarse o tener una suscripción.
Si ya tienes una cuenta, accede aquí.

Regístrate y podrás leer 3 artículos gratuitos al mes y comentar los artículos

REGÍSTRATE

suscripción mensual

4,99€

al mes

suscripción anual

49€

al año
PRUEBA GRATIS 15 DÍAS

suscripción FAN CLUB

99€

al año

Elige una de nuestras suscripciones para poder leer todos los artículos sin límites y así poder ofrecerte los mejores contenidos:

SUSCRÍBETE

Te quedan 2/3 artículos para leer este mes

|

Suscríbete si quieres tener acceso ilimitado

Close