María Herrera — Recuperar el poder de la mirada, ser sujeto del deseo
“El cuento es con ella misma, con su mirada y su deseo, un viaje para recuperar el poder en su mirada. Para mí se cuestiona incluso si lo que ha pasado es para tanto, pero lo que ha visto es lo que ha pasado. A veces nos hacemos 'gaslighting' a nosotras mismas como mecanismo de defensa”
Hablamos con la productora y directora madrileña María Herrera a propósito de su ópera prima, El cuento de una noche de verano. Doble graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, con formación en Ciencias Políticas por la Universidad Carlos III de Madrid, Herrera recibió una beca de La Caixa para cursar un Posgrado en Guion y Dirección en la Universidad Pública de Nueva York. Ha ejercido como coordinadora de producción en proyectos como Apuntes para una película de atracos de León Siminiani, Los días que vendrán de Carlos Marqués-Marcet y My mexican bretzel de Nuria Giménez Lorang, y como directora de desarrollo en obras como Libertad de Clara Roquet, Alcarràs de Carla Simón o La mitad de Ana de Marta Nieto.
Con el cortometraje, la cineasta incide en la cuestión del consentimiento poniendo el foco en la práctica del stealthing, el desecho del condón en secreto durante las relaciones sexuales. Desde una posición profundamente política y consciente de la gravedad de esta agresión, Herrera aboga por la reapropiación del deseo femenino a través de una mirada feminista, reparadora y luminosa.
Quería comenzar hablando de tu paso por distintos festivales y el salto a dirigir un cortometraje. ¿Cómo estás viviendo este viaje?
Está siendo muy bonito poder compartir la película con el público en distintas ciudades. El corto ha estado también en Albacete, en Alcine, en el Festival de Jóvenes Realizadores de Málaga… Al margen de las selecciones, muy importantes para la vida de la película porque hacen que la pueda ver más gente, y los premios que, por supuesto dan más visibilidad, en el pase de Alcalá de Henares me pasó una cosa muy bonita. Una señora de 65 o 70 años se le acercó a mi madre y le dijo: “Enhorabuena, me ha gustado mucho el corto de su hija. Lo único es que yo no he tenido un orgasmo tan largo en mi vida”. Me parecía alucinante poder visibilizar ese placer sexual femenino, entre otras cosas, para que no sólo lo vea gente joven sino también mujeres de todas las edades y hombres, por supuesto.
He leído mucho sobre tu interés en la representación del universo femenino y del cuerpo, en concreto. ¿Cómo ideaste la representación del deseo en este cortometraje? ¿Cuál es la mirada que querías plasmar?
Quería hablar del consentimiento con esta agresión sexual tan concreta. El stealthing, que no se ve tanto en pantalla. Cuando preguntas a amigas te das cuenta de que a muchas también les ha pasado. Tenía varias directrices que quería incorporar, por un lado, no quería perpetuar el personaje femenino en el rol de la víctima y por eso quería hacer una película luminosa y reparadora. Muchos hombres que leyeron el guion me decían que esta película tenía que acabar en el momento en el que ella tiene el orgasmo después de que le hayan agredido sexualmente. Y yo les dije: “Esto es un dardo, así es un dardo, así sólo estoy diciendo que a las mujeres nos violan”. ¿Y qué pasa después? Te vas sola a tu casa con tu movida, yo quería acompañarla en ese estado de confusión, de duda, de shock. Para mí es un viaje de ser objeto del deseo a ser sujeto y recuperar ese deseo de nuevo.