Tatiana Huezo — Capturar la emoción de la vida
“Especialmente me enamoran los personajes femeninos que se mueven de lugar, que no se conforman del todo con lo que está establecido. Y los personajes femeninos de El Eco son así.”
Salvadoreña de nacimiento, Tatiana Huezo vive en México desde los 4 años. Estudió cine en el prestigioso Centro de Capacitación Cinematográfica y se especializó en un cine documental muy marcado por la denuncia de la violencia que impera en sociedades dominadas por la injusticia. Después de tres documentales muy combativos, Huezo decidió arriesgarse con una ficción, Noche de fuego, que narra la historia de tres niñas en un pueblo de la sierra de Jalisco en México, obligadas a esconderse para evitar ser secuestradas y vendidas por los narcotraficantes de los cárteles que controlan la zona. En este film positivo y hermoso a pesar del horror que retrata, la directora aprendió que, para denunciar una injusticia y un crimen, es mucho más eficaz la alegría que el dolor. Con El Eco, Tatiana vuelve al documental, pero, en este caso, tras la experiencia de la ficción, su manera de mirar el mundo que quiere retratar es muy diferente. No busca el sufrimiento y la injusticia, que la hay, sino la solidaridad y la emoción de superar una vida marginada y, hasta cierto punto, olvidada: la de una pequeña comunidad campesina aislada en las montañas del estado de Puebla. El Eco no es sólo el título de la película, sino que es el nombre también de este pueblo al que llegó Tatiana atraída por las resonancias poéticas del nombre. Pero lo que la decidió a invertir cuatro años siguiendo la vida de esta comunidad, fue una frase que le dijo una de las ancianas del pueblo: “Cuando sopla el viento, agarra las palabras de la gente y se las lleva a pasear por los cerros”. Casi un año han tardado esas palabras en llegar a nuestras pantallas, pero las suyas, recogidas en una entrevista que hicimos en el pasado Festival de San Sebastián, siguen siendo muy interesantes.