Patricia Ferreira — El compromiso y la constancia

“Le gustaba viajar a países lejanos, leer y ver thrillers, hacer fotos, dar clases, hablar con amigas y amigos, Mallorca, el perfume Giorgio, la comida peruana y el helado de yogur con arándanos; amaba a Emma y a Leyre… Pero, por encima de todo, le apasionaba su profesión de cineasta y el defender los derechos de sus compañeras desde CIMA, la asociación que contribuyó a fundar y a la que entregaba buena parte de sus horas.”

(Fernando Lara en el Tributo que le dedicó en el Festival de Málaga en marzo de 2024)

El 27 de diciembre del 2023 moría en Madrid Patricia Ferreira. Tenía 65 años.  Su desaparición dejó huérfanas a muchas directoras y profesionales del cine y la televisión que la tuvieron como referente, como amiga y como compañera. Porque Patricia Ferreira era, sin duda, una de las más importantes impulsoras y defensoras del papel de las mujeres en el mundo del cine. Y lo fue en momentos en los que esta labor no era nada fácil.

Patricia Ferreira forma parte de una generación “perdida” de directoras de cine españolas. Lo de “perdida” entrecomillado, no es gratuito. No es cierto que estuvieran perdidas, pero sí es cierto que quedaron atrapadas en un espacio de ignorancia entre las brillantes pioneras que les precedieron: Pilar Miró, Cecilia Bartolomé o Josefina Molina, y las brillantes profesionales que surgieron a finales del siglo y más recientemente. Son mujeres de cine nacidas entre 1957 y 1962, como Patricia Ferreira, nacida en 1958. Es una generación de cineastas que no tuvieron el reconocimiento que su trabajo merecía. Con la excepción de Isabel Coixet, la única de este grupo que consiguió realmente la celebridad y el éxito internacional, los nombres de Ana Díez, Cristina Andreu, Yolanda García Serrano o Inés París, por citar sólo algunas de ellas, son prácticamente desconocidos para el gran público.

Por suerte no para la profesión, sobre todo en el caso de las mujeres que han conseguido un lugar en el cine en los últimos veinte años y que les deben al trabajo callado de esta generación muchas de las ventajas y espacios conquistados, ya sea a través de instituciones representativas como CIMA, ya sea como profesoras en distintas escuelas de cine, o como profesionales de la televisión implicadas en sus reivindicaciones. Las tres cosas forman parte del ADN de Patricia Ferreira.

Su nombre aparecía en todas las listas que desde Filmtopia hacíamos de posibles entrevistas. Esperábamos una oportunidad de hacerla y pensábamos que el estreno de la serie Las abogadas, su última creación, habría sido un buen momento. Pero la enfermedad y la muerte nos lo impidieron. No tenemos la entrevista con Patricia, pero sí muchos recuerdos compartidos con ella y, por suerte, algunas excelentes entrevistas que le hicieron a lo largo de los años. De todas ellas he utilizado una, la que le hizo María Castejón Leorza en el 2011 para el libro 25 años de cine de la Muestra de Cine y Mujeres de Pamplona. Todas las citas de Patricia proceden de esa magnífica entrevista.

Patricia Ferreira nació a finales de los años cincuenta en un Madrid que empezaba a salir del largo túnel de la posguerra. Cuando murió Franco, Patricia tenía diecisiete años y estaba a punto de entrar en la Universidad. Fue una de las primeras estudiantes de la nueva carrera de Ciencias de la Imagen y Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Ya entonces tenía muy claro que quería hacer algo con el cine, con la imagen. Sus primeros trabajos fueron desde la crítica. Pero en cuanto tuvo ocasión de ver la televisión por dentro, la dejó de lado para centrarse en la realización. La tele le apasionaba, era consciente del valor y la potencialidad que tenía el medio en el que trabajó como guionista, realizadora y directora. 

De esta época hablaba en una entrevista del 2011: Entré a trabajar en Televisión Española muy pequeñita y ya sabía que era un bicho raro y que se me aguantaba porque era rara, porque había pocas. Éramos como graciosas; las primeras chicas por los pasillos de televisión española queriendo ser ayudantes, queriendo ser realizadoras. Lo veía desde fuera y me daba cuenta de que era un bicho raro. (1) Un bicho raro y tenaz que consiguió dirigir algunas series importantes de TVE. Como Equinoccio en 1991, un interesante trabajo sobre una mirada distinta al mundo latinoamericano; Crónicas urbanas, excelente retrato de la España de principios de los 90; o Un día en la vida de nuestros antepasados. También realizó varios capítulos del popular espacio de José Antonio Labordeta Un país en la mochila o la serie documental Paraísos cercanos.

En esos años, Patricia y algunas otras mujeres que empezaban a moverse por los pasillos de TVE, sufrieron calladamente una evidente marginalización: He vivido esa presión porque la ha habido. Por un lado, tener que estar siempre dando la talla para que no se dijera que éramos unas intrusas. Por otro, la presión de ser cuestionada, además de la presión de entrevistas e intervenciones que te excluían del ámbito profesional para meterte en el ámbito de la reivindicación exclusivamente. No lo he vivido con angustia. Digamos que estaba preparada para ello. (1)

La televisión le gustaba, pero llegó un momento en que sintió el deseo de dar el salto al cine. Sin dejar nunca el medio que la vio nacer como profesional del cine, debuta en el año 2000 con un thriller político. Ya no era una joven directora que empieza. Tenía 42 años y una carrera profesional consolidada. Se sentía con fuerzas para afrontar un nuevo reto. Y el guion de Sé quién eres era un auténtico desafío. La historia de Sé quién eres me encontró a mí. Pero por otro lado, también es verdad que cuando yo hice mi primer largometraje, no era una principianta, no era una chica joven. Llevaba mucha carrera y mucho trabajo en televisión, muchos documentales y tv movies. Estaba en un momento en el que necesitaba para empezar en el oficio de directora de cine una buena idea y un buen guion. No me podía arriesgar como te puedes arriesgar cuando eres más joven. Cuando tienes menos carrera, te puedes aventurar a hacer esa película tuya, íntima, en la que cuentas lo que quieres contar por encima de todo, en la que quieres depositar todo lo que te preocupa. No era una forma para mí de entrar en la profesión. Quería hacer una película muy solvente y el guion de Sé quién eres, de Inés París y Daniela Fejerman, lo era.  (1)

Su siguiente película también fue un thriller, la adaptación de El alquimista impaciente,  la primera novela de la pareja de guardias civiles, el sargento Rubén Bevilacqua (Vila) y su colega Virginia Chamorro, protagonistas de una larga serie de novelas escritas por Lorenzo Silva. Después de El alquimista impaciente, Patricia ya podía considerarse una directora consolidada. Ahora sí, ahora podía enfrentarse a una historia propia, personal, íntima y muy emocionante. En el año 2005 escribe con Virginia Yagüe el guion de la que será su tercera película, Para que no me olvides. En esta historia familiar, una de las últimas que interpretó Fernando Fernán Gómez, se acerca por primera vez al tema de la guerra y la posguerra desde una mirada limpia y nada melancólica. Para que no me olvides es uno de los mejores films que se han hecho sobre la memoria histórica entendida como memoria colectiva. También sobre la necesidad de establecer una comunicación entre personajes de distintas edades y procedencias sociales.

Tras un paréntesis de cinco años, Patricia Ferreira vuelve al cine con un documental muy especial: Señora de…  Con este trabajo conecta con Galicia, tierra de sus padres y abre una puerta a un tipo de mujeres que normalmente nunca se han tenido en cuenta: Es iniciativa de la productora gallega O raio verde y concretamente de Carmen Rabade. Quería hacer un documental en el que consiguiéramos hacer hablar y contáramos la historia de mujeres de 75-80 años que hubieran vivido su juventud en plena posguerra. El objetivo era ver por qué siempre estaban calladas y qué habían callado. No sabíamos qué pensaban porque siempre parecían estar cortadas por el mismo patrón. Queríamos averiguar si este ocultamiento de la verdad era una estrategia para la supervivencia. (1)

Señora de… pone en evidencia el enorme desperdicio humano que significó un régimen católico y represor que despreciaba a la mitad de su población negándoles los más elementales derechos. Si no fuera porque es verdad, podría ser una historia de terror. Patricia Ferreira deja hablar a estas mujeres por primera vez con total, o casi, libertad (el miedo se lleva muy adentro). Las escucha y las sitúa en un entorno que ayuda a comprenderlas mejor. Y las filma caminando de espaldas a la cámara en una imagen de doble lectura: mujeres sin rostro, pero mujeres que caminan hacia adelante, hacia el futuro a pesar de todo.

Nunca dejó de hacer documentales, El amanecer de Misrak, rodado en Etiopía dentro del proyecto Ellas son África o En el mundo a cada rato, donde su aportación, El secreto mejor guardado, se centraba en las repercusiones del SIDA en un país como la India. En el 2012 volvió al cine con un film rodado en Barcelona, en escenarios muy poco habituales y en catalán, Els nens salvatges/Los niños salvajes. Alex, Gabi y Oki no son en realidad unos niños salvajes. Ni siquiera son unos jóvenes marginados, de familias desestructuradas y abocados a la delincuencia. No, Alex, Gabi y Oki son tres adolescentes que simplemente no soportan el mundo en el que les ha tocado vivir. Son seres sensibles que se dan cuenta de que esta sociedad está mal, no funciona, hace daño. Son personajes casi románticos, condenados al suicidio, a la huida. La mediocridad de su ambiente, la falta de horizontes y la indiferencia que les rodea es algo insoportable. Hacerse adulto es aprender a convivir con esta mediocridad y esta indiferencia. Patricia los mira, los quiere, los comprende y ofrece uno de los retratos generacionales más potentes de los años de la crisis. Hasta aquí hemos repasado la carrera como cineasta de Patricia Ferreira sin olvidarnos de su última película Thi Mai, rumbo a Vietnam, del 2018, una comedia agridulce que contaba con un reparto de actrices estupendas.

Pero además de la Patricia directora, había otra Patricia muy importante. La Patricia activista, militante de un feminismo integrador, luchadora incansable por los derechos de las mujeres en el cine. Fue una de las fundadoras de CIMA. CIMA nació y creció en paralelo a la Ley de Igualdad. No sé si en otras circunstancias históricas lo hubiéramos podido hacer. La asociación está en marcha. Somos 300 mujeres, con mucha fuerza, con una junta directiva que se va a renovar ahora y va a dar paso a la siguiente generación. Afrontamos el futuro de CIMA con el mismo entusiasmo y la misma serenidad. Esto no tiene marcha atrás. Hay muchas cosas hechas, CIMA es un nombre que importa en muchos sitios. Seguiremos dando la vara para que en la legislación se incorporen medidas de discriminación positivas porque debe haberlas. (1)

Como reconocimiento a Patricia Ferreira, CIMA creó en abril de este año, un premio que lleva su nombre para “rendir homenaje a una gran cineasta comprometida con la igualdad de género y fundadora de la asociación en el año 2006«. El Premio Patricia Ferreira pretende, en palabras de CIMA: “reconocer la labor realizada por personas, físicas o jurídicas, entidades del ámbito público o privado, a través de un proyecto, obra, publicación, estudio o contenido, realizado o divulgado a lo largo del año 2023, mediante el que hayan contribuido al fomento e impulso de la igualdad de género en el sector audiovisual». Otorgado el 26 de abril de 2024, el primer Premio Patricia Ferreira fue para la Filmoteca Española.

A este trabajo reivindicativo hay que sumarle su labor didáctica en la ECAM donde fue profesora desde el año 2001, los distintos másteres que dio en escuelas nacionales, la ESCAC por ejemplo, o internacionales, la escuela de cine de Uruguay. Su labor en este sentido ha sido reconocida en varios premios pero quizás uno de los que más ilusión pudo hacerle fue ser la primera en recibir el Premio Comadre de Cine del Festival Internacional de Cine de Gijón en el 2022, otorgado por la veterana y combativa Tertulia Feminista Les Comadres. 

Patricia ya estaba enferma cuando recogió el premio de Les Comadres en el Festival de Gijón. Pero no se sabía. Durante dos años y medio llevó su enfermedad con una dignidad envidiable. «Soy una mujer con una enfermedad, no una mujer enferma”, le gustaba decir. Y por eso siguió trabajando hasta el final en un proyecto que le hacía especial ilusión, la serie Las abogadas, creada por ella en colaboración con la guionista Marta Sánchez, escrita y realizada por un grupo de mujeres muy cercanas a ella: Juana Macías, Virginia Yagüe e Irene Niubó. Las abogadas es una serie de mujeres sobre mujeres, una serie que mira a un pasado reciente con el retrato de cuatro jóvenes abogadas que durante los primeros 70, los años finales de la dictadura, luchaban por sus derechos y los derechos de todos. Inspirada en las historias reales de Lola González, Cristina Almeida, Manuela Carmena y Paca Sauquillo, cuatro abogadas supervivientes a la terrible matanza de Atocha de enero de 1977, esta historia le tocaba muy de cerca a una Patricia que en esos años comenzaba a dar sus primeros pasos en la televisión. En la televisión empezó su carrera y en la televisión la acaba con un proyecto personal, combativo y libre.

Desde Filmtopia nos sumamos al homenaje que le dedicó la Academia de Cine Española el pasado 16 de septiembre y agradecemos a Fernando Lara, su compañero de vida durante más de treinta años, que nos haya cedido algunas fotos personales de Patricia para acompañar este Filmorretrato de quien fue una gran amiga.

1. (1) Patricia Ferreira, solidez, rigor y versatilidad cinematográfica por María Castejón Leorza. La entrevista forma parte del libro 25 años de cine de la Muestra de Cine y Mujeres de Pamplona, IPES Elkartea, Pamplona 2011.