Crítica — Irma Vep: Las tres caras de Irma Vep
Musidora, Maggie Cheung y Alicia Vikander encarnan el personaje de Irma Vep de la famosa serie Los vampiros
El nombre de Olivier Assayas es ya en sí un atractivo, o al menos una garantía de que no estamos ante un producto cualquiera de una plataforma, en este caso, HBO Max, sino de una original reelaboración de una obra anterior del guionista y director basada en una película de 1915. Irma Vep, la serie, es la tercera entrega de una historia que empezó hace más de cien años con Los vampiros de Louis Feuillade .
LA PELÍCULA «LOS VAMPIROS» DE LOUIS FEUILLADE (1915) SE DIVIDIÓ, AL IGUAL QUE LAS SERIES ACTUALES, EN 10 CAPÍTULOS DEBIDO A SU DURACIÓN DE 7 HORAS.
En Los vampiros de Louis Feuillade ― extraordinario serial de diez episodios estrenados entre 1915-1916 en plena Gran Guerra ―, un intrépido periodista y su leal amigo luchan contra una extraña sociedad secreta de criminales conocida como «Los vampiros», que dirige el malvado Gran Vampiro y su compañera y cerebro de la banda, Irma Vep, es decir, Musidora. La actriz da consistencia a esta primera entrega. Sin ella y su silueta oscura recortada en los tejados de París, sin ella y su sinuosa y provocativa forma de moverse, sin ella y su inteligente y terrible plan para dominar y aterrorizar a la ciudad, Los vampiros no habría pasado a la historia del cine. Musidora es la primera vampiresa, la primera gran estrella del cine francés, la primera gran figura adulta del cine mudo. Su proyección profesional fue más allá de Los vampiros, se extendió a Judex, también dirigida por Feuillade en 1916, y se prolongó dando origen a un prototipo de mujer seductora, brillante, bella y peligrosa. Los vampiros consta de diez episodios y, en total, suma siete horas de proyección que el público de la época, angustiado por la guerra y sus desgracias, acogió con gran entusiasmo. Su fuerza, pese a su aparente ingenuidad, fue muy apreciada por Fritz Lang (el personaje de Mabuse es deudor del Gran Vampiro), y por los surrealistas que convirtieron a Musidora en la heroína icónica del primer tercio del siglo XX. Pero el cine sonoro, las vanguardias y la Segunda Guerra Mundial relegaron al olvido a los vampiros y a la propia Musidora. Hasta que se nos aparece de nuevo una segunda entrega del serial de los vampiros.
80 AÑOS DESPUÉS DE SU ESTRENO, EL CINEASTA FRANCÉS OLIVIER ASSAYAS RECUPERA EL MÍTICO PERSONAJE DE IRMA VEP, 1996 HBO
En 1996, Olivier Assayas decidió dar un giro a su filmografía, dominada hasta entonces por la alargada sombra de François Truffaut, con una película fantástica, Irma Vep, una revisión personal y poco convencional de los olvidados vampiros de Feuillade. Para interpretar a Musidora, es decir, a Irma Vep, Assayas pensó en Maggie Cheung, una actriz china habitual del cine de Wong Kar Wai. De una belleza exótica, tan atractiva como a la vez peligrosa, Cheung podía ser una Musidora misteriosa y muy inquietante. En este filme que recrea el rodaje de un remake del original de 1915, el papel del director René Vidal, auténtico alter ego de Assayas con sus dudas y neurosis, lo asumió Jean-Pierre Léaud, un actor que pasó de ser el alter ego de Truffaut a serlo de su más directo sucesor. Lo que no podía imaginar Assayas es que durante ese rodaje se enamoraría de la intérprete china con la que se casó en 1998 y con la que vivió una historia de amor que, finalmente, acabó en separación. De esa experiencia le quedaron a Assayas dos heridas abiertas: una, respecto a los vampiros originales a los que no estaba seguro de haber sido fiel; y la otra, la que le dejó la separación no superada de Maggie Cheung. Esta es la base de la tercera entrega del serial Musidora/Irma Vep.
IRMA VEP, DE OLIVIER ASSAYAS, UN DOBLE REMAKE DE LOS VAMPIROS DE FEUILLADE.
Como si de una carta de amor se tratara en el filme de Feuillade, Assayas ha encontrado en el formato de las series (que ya había explorado antes con gran éxito en Carlos en el 2010) la fórmula perfecta para recuperar lo que le quedó por decir o por hacer en 1996. La serie de ocho episodios le ha dado la oportunidad de trabajar a diferentes niveles: el del original de Feuillade; la huella del filme de 1996; el rodaje actual con Alicia Vikander interpretando a Mira, una actriz estadounidense desilusionada que llega a Francia tras una ruptura para protagonizar el remake de Los vampiros y la inclusión de fragmentos del diario de Musidora recreando escenas enteras de su fuente de la era muda con los actores del 2022. El fantasma de Musidora flota en el set como el fantasma de Maggie Cheung flota en la memoria de René Vidal, el director de cine independiente, neurótico y depresivo, convencido de estar rodando una película de ocho horas y no una serie. Si René Vidal se encarnaba en Jean-Pierre Léaud en 1996, cerca de treinta años después, será Vincent Macaigne quien asuma un personaje que es, a la vez, espejo de Léaud, de Assayas y de Feuillade.
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Irma Vep no existiría sin una nueva Musidora y es ahí donde entra en juego Alicia Vikander, representando a una actriz estadounidense de superproducciones con un enorme éxito entre el público. Desencantada y aburrida de su profesión, encuentra en el reto de ponerse en la piel de Irma Vep y Musidora un medio para relanzar su carrera e, incluso, su vida. Para Alicia Vikander el reto no era tan definitivo como para la actriz de la serie aunque, en cierto modo, aceptar este personaje en una serie europea le daba la posibilidad de volver a un cine menos comercial del que habitualmente interpreta, y de hacer un cine independiente donde siempre se ha sentido muy cómoda. Y, al mismo tiempo, reírse abiertamente de sí misma y del cine en Hollywood.
La historia de esta nueva Irma Vep comienza con la llegada de Mira a un rodaje lleno de dificultades al que se enfrenta desde una crisis personal por una ruptura sentimental dolorosa. A su alrededor, y siempre apoyándole, están la diseñadora de vestuario, a la que da vida Jeanne Balibar, y su asistente personal, interpretado por Devon Ross. Quizás la relación amorosa y lésbica que aparece sea la que menos interés tenga, pero tampoco molesta y ayuda a entender a un personaje ambiguo en más de un sentido, como ambigua era la propia Musidora. La mirada entre crítica y tierna a este pequeño universo que se forma durante el rodaje, con las alianzas, los egos, los celos, los problemas y las complicidades es, por encima de todo, lo mejor de la serie.
En este punto no podemos olvidar uno de los filmes más personales de François Truffaut, La noche americana, ambientada también en un rodaje difícil y lleno de conflictos sentimentales. Irregular en sus episodios, con un humor que nunca acaba de aflorar pero que siempre está presente, Assayas juega con diferentes capas, lenguajes y tonos, iluminaciones y sonidos, para situar los distintos planos de la filmación y la realidad, reflexionando sobre la industria y el oficio de actuar, y cuestionándose su propia relevancia como artista. Sin olvidar, y eso es de agradecer, la utilización de secuencias del original de Feuillade con las que puntúa toda la acción y que, seguro, van a ser todo un descubrimiento para las generaciones más jóvenes. Las tres versiones de Irma Vep conforman un todo en su conjunto, un espléndido juego de espejos, un metadiálogo fascinante entre el pasado y el presente del cine.