Tesoros escondidos — Europa, Europa: La hija desmembrada
¿Conoces el mito de la Europa raptada por Zeus convertido en toro para llevársela a Grecia? Agnieszka Holland nos cuenta en esta película la historia de un adolescente que nace en un pueblo alemán, y sobrevive al saqueo y destrucción de su mundo feliz. Está basada en la historia real de Solomon Perel, que también firma el guion junto con Holland y Paul Hengge.
Europa, Europa (Europa Europa)
País
Alemania
Polonia
Francia
Año 1990
Dirección Agnieszka Holland
Guion
Agnieszka Holland
Paul Hengge
Solomon Perel
Producción Central Cinema Company Film
Reparto
Marco Hofschneider
Julie Delpy
René Hofschneider
Piotr Kozlowski
Solomon Perel
Fotografía Jacek Petrycki
Montaje Isabelle Lorente
Música Zbigniew Preisner
Fecha de estreno
14 de noviembre del 1990 (Francia)
24 de septiembre de 1992 (España)
Disponible Filmin
Sinopsis
Un joven alemán de origen judío se ve obligado a exiliarse con su familia a Lódz, ciudad del norte de Polonia, para sobrevivir a la Noche de los Cristales Rotos. Pero pronto su mundo familiar se vuelve a romper cuando los nazis ocupan Polonia y tiene que abandonar la casa y cruzar el río para llegar a la Unión Soviética. Sobrevive en un orfanato hasta que los nazis invaden el pueblo y regresa a Alemania como traductor ruso-alemán, haciéndose pasar por alemán secuestrado por los rusos.
Europa, Europa (Europa Europa)
País
Alemania
Polonia
Francia
Año 1990
Dirección Agnieszka Holland
Guion
Agnieszka Holland
Paul Hengge
Solomon Perel
Producción Central Cinema Company Film
Reparto
Marco Hofschneider
Julie Delpy
René Hofschneider
Piotr Kozlowski
Solomon Perel
Fotografía Jacek Petrycki
Montaje Isabelle Lorente
Música Zbigniew Preisner
Fecha de estreno
14 de noviembre del 1990 (Francia)
24 de septiembre de 1992 (España)
Disponible Filmin
Sinopsis
Un joven alemán de origen judío se ve obligado a exiliarse con su familia a Lódz, ciudad del norte de Polonia, para sobrevivir a la Noche de los Cristales Rotos. Pero pronto su mundo familiar se vuelve a romper cuando los nazis ocupan Polonia y tiene que abandonar la casa y cruzar el río para llegar a la Unión Soviética. Sobrevive en un orfanato hasta que los nazis invaden el pueblo y regresa a Alemania como traductor ruso-alemán, haciéndose pasar por alemán secuestrado por los rusos.
Para comenzar la película, Agnieszka Holland nos sumerge bajo el agua mirando de frente a un cuerpo que se hunde, tropieza con otro cuerpo, ambos se revuelven hasta que el cuerpo de un adolescente lucha por volver a la superficie. Es una suerte de parto, el nuestro, que finaliza con el canto murmurado y feliz de una madre sobre los créditos iniciales. Cada espectador y espectadora es ya, de alguna manera, el y la protagonista. Y sabemos que la voz es la de una madre porque también se escucha el sollozo de un bebé. No hacen falta escenas familiares, cálidas o felices. Eso es suficiente.
Y abre de negro. Cuando la película se ilumina en la pantalla, la historia ya comenzó tiempo atrás. Y cuando las imágenes nos muestran la vida de los personajes todo está cubierto de un dorado difuso y un blanco roto. No han transcurrido ni tres minutos cuando la historia detona en la Noche de los Cristales Rotos y el mundo feliz acaba de terminar. Nadie en la película nos lo dice, son las imágenes las que lo cuentan. En la piel del protagonista vivimos la historia de la Europa raptada, mancillada, pisoteada, confundida, revuelta y hecha cenizas. Su huida hacia la vida le obliga a cambiar tres veces de identidad. De judío alemán a polaco, de polaco a ruso soviético. De soviético, de nuevo a alemán raptado por los comunistas y educado en un orfanato estalinista.
Eso es lo que nos muestra Holland con toda su osadía en 1990. Y así relatada, la película se acerca a la sátira hallando su momento culminante cuando las medidas del cráneo del adolescente son exhibidas por los nazis como las del ario puro. El mundo es un loco a lomos de un caballo desbocado. Hace años aún podía reírme revisando esta película. Hoy, que es ya 2025, la ansiedad me acongoja.
Europa, Europa es una amarga sátira vertiginosa en que la angustia nutre una trama de superación, crecimiento y autodescubrimiento. Pero curiosamente también define nuestro día de hoy y nos escupe a la cara, a veces en tono de sátira a veces en tono de drama bélico, el viaje de un héroe de dieciséis años. Me sobrecoge Europa, Europa y me gusta porque nos cuenta a través de los acontecimientos la historia de los pactos de Stalin.