ENTREVISTAS

Meg Ryan — “Estar en compañía de Nora, Jane y Diane solo me ha aportado cosas positivas como persona y como artista”

Hablamos con la actriz estadounidense sobre la influencia de Ephron, sobre lo que sucedió tras el estreno de En carne viva o sobre dirigir una comedia romántica que, en vez de mirar al futuro, echa la vista al pasado.

María Adell Carmona

Meg Ryan (Connecticut, 1961) visitó a finales de abril el BCN Film Fest para presentar su segunda película como directora, Lo que sucede después, un nada velado homenaje a las comedias románticas dirigidas y/o escritas por Nora Ephron y que la convirtieron en una de las estrellas más icónicas de la década de los noventa. En el Filmorretrato que dedicamos recientemente a la actriz y directora, tuvimos la oportunidad de repasar tanto las películas que hicieron de ella uno de los rostros más populares e impecables del Hollywood de finales del s. XX – sobre todo, Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner, 1989), Algo para recordar (Nora Ephron, 1993) y Tienes un e-mail (Nora Ephron, 1998) -, pero también su constante e insólita colaboración con mujeres cineastas, no solo con Ephron, sino también con Diane Keaton o Jane Campion. 

En carne viva (2003), el thriller sexual dirigido por Campion, de discurso abiertamente feminista, abrió una grieta en su impecable imagen de “novia de América” o “rubia vecinita de al lado”. Más de dos décadas después del cruel escrutinio mediático que provocó esa película – al que siguieron posteriores, y sucesivos, fracasos en taquilla y una desconfianza creciente entre Hollywood y esa estrella que estaba empezando a resultar incómoda a la industria -, Ryan vuelve, tras un parón de ocho años, con Lo que sucede después, un filme escrito y dirigido por ella que rehace, en clave melancólica (incluso, podríamos decir, crepuscular) esas ingeniosas y mordaces comedias románticas que la catapultaron al estrellato. Hablamos con ella sobre la influencia de Ephron, sobre lo que sucedió tras el estreno de En carne viva o sobre dirigir una comedia romántica que, en vez de mirar al futuro, echa la vista al pasado. 

Lo que sucede después está dedicada a Nora Ephron, cineasta y guionista con la que trabajaste en algunas de tus películas más icónicas, ¿qué importancia ha tenido esta figura femenina en tu carrera?

Hice cuatro películas con Nora – dos con ella como guionista (Cuando Harry encontró a Sally y Colgadas) y dos como directora (Algo para recordar y Tienes un e-mail) -, y fue una experiencia única en mi vida. Dirigiendo este filme, sentí que, finalmente, alcanzaba a comprenderla un poco mejor. Hay una alegría muy particular en el momento en el que ves que una escena que has escrito cobra vida, no solo ante el público, sino ante todo el equipo que está rodando la película. Y ella consiguió encontrar la magia en estas situaciones, disfrutaba intensamente de todo ello. Le estoy agradecida por muchas cosas, no solo a nivel profesional, por la influencia que ha tenido en mi carrera como actriz y directora, sino también como amiga y mentora. 

A lo largo de tu carrera has confiado en diversas ocasiones en cineastas mujeres, como la propia Ephron, pero también Jane Campion – con la que rodaste el thriller erótico En carne viva – o Diane Keaton – directora de Colgadas -. ¿Te han influido a la hora de convertirte en cineasta?

Lo cierto es que nunca pensé que, a causa de mi género, ser directora podría ser una profesión vetada para mí. Probablemente lo sentía así porque había visto a todas esas mujeres llevando a cabo ese trabajo, en una época en la que no había muchas cineastas. Rodando Lo que sucede después he aprendido que una directora es una persona que tiene que hacer muchas cosas al mismo tiempo; en este proyecto he escrito, dirigido, he actuado…y además tienes que hacer todo eso consiguiendo que el entorno de trabajo sea divertido para todo el mundo y cerciorándote de que consigues decir lo que quieres decir. Estoy muy agradecida a estas mujeres por su ejemplo, porque gracias a ellas nunca pensé: “como soy una mujer, no podré dirigir”. 

La película es una comedia romántica poco inusual, que aborda el amor en la madurez, pero también temas como la soledad, el fracaso, o las consecuencias del envejecimiento.

La película gira en torno a una idea muy concreta: la de dos personas que no han pasado la vida juntos, sino que se conocieron en su juventud, hubo un malentendido que les separó, que hizo que se rompieran mutuamente el corazón, y ahora, treinta años después, miran hacia atrás e intentan entender qué es lo que les sucedió. Normalmente las comedias románticas miran hacia el futuro, pero esta echa la vista hacia el pasado. Además, es cierto que no hay muchas películas que traten sobre personas de la edad que tienen Willa y Bill, los protagonistas. 

En cuanto al fracaso, todos los que hemos llegado a los sesenta años hemos vivido altibajos, así como éxitos y fracasos. Y poco a poco te das cuenta de lo útil que es el fracaso, en muchas ocasiones cuando ni siquiera eres consciente de ello. De todos modos, más allá de esto, la idea que realmente me interesaba era la de dos personas unidas porque, en un momento dado, se sienten vulnerables respecto a una situación concreta que no quiero desvelar para no hacer spoilers. Ambos tienen que entender una pérdida común, una tragedia, y asumir ese fracaso de un modo productivo.

En el filme, otro de los temas relevantes es el de la maternidad y la paternidad. ¿Es un tema que te interesa por tu propia experiencia como madre? ¿Cómo ha afectado la maternidad a tu carrera profesional? Lo que me gusta de ambos personajes es que tardan mucho en descubrir qué es lo que les une, que es que cada uno de ellos quiere cuidar a sus respectivas hijas. Pero esto no lo puedes entender hasta que llegas al final de la película. Lo que sucede después fue creada en un momento de pausa, pero no fue una decisión consciente ni deliberada, sino que simplemente sucedió. En primer lugar, sucedieron los tres años de la pandemia de COVID y, en segundo lugar, mi hija aún era pequeña, por lo que mi vida cambió, pero estoy satisfecha del resultado. Sin esa pausa no hubiera podido escribir una película como esta, a la que he dedicado mucho tiempo y esfuerzo, y que parte de la idea de observar el mundo en un instante muy concreto, cuando estábamos todos aislados, como Willa y Bill en ese aeropuerto.

Para seguir leyendo es necesario registrarse o tener una suscripción.
Si ya tienes una cuenta, accede aquí.

Regístrate y podrás leer 3 artículos gratuitos al mes y comentar los artículos

REGÍSTRATE

suscripción mensual

4,99€

al mes

suscripción anual

49€

al año
PRUEBA GRATIS 15 DÍAS

suscripción FAN CLUB

99€

al año

Elige una de nuestras suscripciones para poder leer todos los artículos sin límites y así poder ofrecerte los mejores contenidos:

SUSCRÍBETE

Te quedan 2/3 artículos para leer este mes

|

Suscríbete si quieres tener acceso ilimitado

Close